“Hablé en las Naciones Unidas contra la ocupación ya que trato de ser un hombre. Cuando uno es responsable sobre la injusticia contra otros seres humanos, una está obligado a actuar moralmente.
Hablé en las Naciones Unidas contra la ocupación ya que soy un israelí. No tengo ningún otro país, ninguna otra ciudadanía y ningún otro futuro. Aquí crecí y aquí seré enterrado. Me importa el destino de este lugar, el destino de la gente de aquí, el destino del estado, que también es mi destino. Y a la luz todo este contexto, la ocupación es un desastre.
Hablé en las Naciones Unidas contra la ocupación ya que yo y mis colegas de Betzelem, después de tantos años de trabajo, hemos llegado a varias conclusiones: Aquí hay una: “La realidad no cambiará si el mundo no interviene. Sospecho que nuestro gobierno arrogante también lo sabe, por lo que ellos están especialmente ocupados metiéndonos miedo e intimidándonos contra dicha intervención.
La intervención del mundo contra la ocupación es legítima como cualquier cuestión relacionada con los derechos humanos. Y, ciertamente, cuando se trata de cuestiones tales como nuestra autoridad sobre otro pueblo no es un asunto interno de Israel. Es un significativo interés internacional.
Aquí hay otra conclusión: No hay posibilidad que la sociedad israelí, solamente por sí misma y sin ayuda, despierte de la pesadilla. Demasiados mecanismos de ocultamiento envuelven la violencia que nos encontramos todos los días con el fin de controlarla. Demasiadas excusas se han producido. Demasiado miedo e ira – en ambos lados – durante cincuenta años. Al final, estoy seguro, israelíes y palestinos pondrán fin a la ocupación. Pero no podemos hacerlo sin la ayuda del mundo.
La ONU es un montón de cosas. Muchos de ellas son problemáticas. Algunas acciones son francamente estúpidas. Partes mías no están con ellos. Pero la ONU es también el cuerpo que nos dio la partición en 1947 y que, hasta la fecha, es la base de la legitimidad internacional de nuestro país, estado del que soy ciudadano. Y con cada día que pasa bajo los auspicios de la ocupación, no sólo roemos el placer de los palestinos, también estamos destruyendo con nuestras propias manos la legitimidad de nuestro país.
No entiendo lo que el gobierno quiere que los palestinos hagan. Tenemos el control de sus vidas durante casi cincuenta años, destruimos en piezas su territorio, operamos un poder militar y burocrático con enorme éxito y logramos llevarnos bien con nosotros mismos y con el mundo. ¿Qué deberían hacer exactamente los palestinos? Si se atreven a manifestarse se trata de terrorismo popular. Si exigen sanciones, este es terrorismo económico. Si quieren probar la vía legal, es terrorismo legal. Y si se dirigen a las Naciones Unidas, es terrorismo diplomático. Resulta que todo lo que hacen los palestinos excepto levantarse por la mañana y decir “Gracias Rais”, es terrorismo. ¿Qué quiere el gobierno? ¿Una carta de rendición? ¿Qué los palestinos desaparezcan? Ellos no desaparecerán.
Y nosotros tampoco desapareceremos y tampoco nos callaremos. Hay que decir estos en todas partes: la ocupación no es el resultado de una decisión democrática. Nuestra decisión sobre sus cabezas de controlar sus vidas tanto como nos convenga, es una manifestación de violencia, no de democracia. Israel no tiene una opción legítima para continuar de esa manera. Y no podrá seguir vigente la opción de continuar las cosas como hasta ahora: un montón de palabras pero sin acciones.
Hablé en el Consejo de Seguridad de la ONU contra la ocupación ya que soy optimista. Ya que soy israelí. Nací en Haifa y vivo en Jerusalén, y realmente ya no soy un niño, y todos los días de mi vida han transcurrido con nuestro control sobre ellos y no debemos soportarlo más. Hable en el Consejo de seguridad de la ONU contra la ocupación ya que trato de ser un hombre”.
Varias conclusiones: 1) Betzelem tiene todo el derecho del mundo, en un país democrático como Israel a expresarse a gusto. 2) El Primer Ministro y el público en Israel poseen total derecho de criticarles y señalarles. 3) Pensar que el conflicto palestino-israelí es por una “ocupación” (sobre la cual habría que discutir dónde se produce) es francamente pueril y ciertamente primitivo. 4) La población israelí democráticamente no acepta las líneas políticas de Betzelem y ellos representan solamente a una minoría menor en el país. 5) Recibir dineros de gobiernos extranjeros para demonizar a Israel en el mundo, como hace Betzelem, está mal. 6) Dirigirse al Consejo de Seguridad de la ONU para criticar a Israel, siendo ellos israelíes, es un procedimiento conocido en la historia del pueblo judío. Rogar la intervención de un extranjero para modificar algo que internamente no se logra por la vía democrática.
Nota de Porisrael
El autor no toma en cuenta determinados hechos. Antes de la «ocupacion» o antes de 1967, siempre hubo terrorismo arabe en Israel. El terrorismo determina que: Hamas asi como se apropió de Gaza mediante un golpe de estado, lo hara con Cisjordania, por ello Fatah no quiere elecciones. El otro factor es ¿Qué garantia tendra Israel que los misiles no lleguen al centro mas poblado del pais? ¿Betzelem garantizara esto? Quien se hara responsable si nosotros entregamos Cisjordania para que haya una paz verdadera? Es facil hablar….el terrorismo determina los hechos
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