[El principal principio palestino es: Haremos todo lo posible para dañar a Israel, pero no haremos ningún esfuerzo para mejorar nuestra situación (Archivo Foto: AP)]
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Hace cuatro años, el Dr. Omar Jaara de la Universidad An-Najah apareció en la televisión palestina y dijo que Moisés había sacado a los musulmanes de Egipto y que la conquista israelí subsecuente de la tierra fue «el primer caso de una liberación palestina a través de una lucha armada». También atribuyó la batalla entre David y Goliat a los palestinos.
Por un momento, parecía un programa satírico, pero era completamente serio. «Esta es nuestra lógica, y esta es nuestra cultura», explicó Jaara en la entrevista, que fue grabada por Palestinian Media Watch.
Han pasado cuatro años y el historiador festeja. La palestina «narrativa» se ha anotado otra victoria, esta vez en la UNESCO. Supuestamente, no sólo es una victoria, sino una victoria aplastante: Aunque el martes Brasil y México expresaron reservas sobre la resolución, no hubo una nueva votación, y la decisión se mantuvo sin cambios. Los palestinos incluso lograron convencer a países cristianos, como twitteo el diplomático israelí George Deek, para que adoptaran una resolución que significa que «Jesús era un mentiroso».
No hay ninguna gran sorpresa aquí. Después de todo, estamos viviendo en la era de las narrativas, que es la época posterior a los hechos. Es posible que dentro de un año o dos, la UNESCO, u otra organización internacional, adopte una resolución confirmando la narrativa de Jaara acerca del Éxodo de Egipto.
Pero no es una victoria. En realidad es una derrota. Si queremos saber por qué los palestinos permanecen en su sombría situación, este autoengaño es una de las razones, y el apoyo internacional que reciben sólo la empeora. No sólo ocurre en los organismos internacionales, con una mayoría de estados oscuros. Los palestinos son encantadores, o aterrorizantes, el mundo académico en el mundo libre, hasta el punto de que la mayoría de sus miembros se han convertido en fieles servidores de la mentira – perdón, la narrativa – palestina. Lentamente están triunfando en la transformación de la Nakba palestina en un acontecimiento central, único, un máximo crimen, pese a que decenas de millones de personas han experimentado peores casos de expulsión y desarraigo. Reciben apoyo casi absoluto de la mayoría de los diarios líderes del mundo libre. No obstante, creen que los judíos controlan el mundo académico y los medios de comunicación globales.
No es que la propaganda palestina se está hundiendo, por sí sola, en un abismo de autoengaño e ilusiones. El problema es que esta propaganda se ha convertido en el tema principal no sólo en instituciones con una mayoría oscura, sino que ha sido adoptada – o está siendo alentada – por una mayoría absoluta de «organizaciones de derechos humanos» en Occidente. Siempre están del lado palestino, y este apoyo es principalmente racismo. Porque creen que los palestinos pueden salirse con la suya.
La adicción a las mentiras no cambia la realidad y no resuelve ningún problema. Por el contrario, hace a un lado la posibilidad de reconciliación y paz. Perpetúa el sufrimiento palestino. Cabe mencionar que en el Líbano, por ejemplo, hay cientos de miles de palestinos que sólo pueden soñar con el nivel de vida de los palestinos en la Margen Occidental. Durante décadas, han estado sufriendo de una profunda discriminación impuesta por la ley, pero nadie se preocupa por ellos. Nadie está luchando por sus derechos. No ha habido una sola discusión de la ONU sobre ellos.
El principal principio palestino es: Haremos todo lo posible para dañar a Israel, pero no haremos ningún esfuerzo para mejorar nuestra situación. En la práctica, no están dañando a Israel; se están dañando a sí mismos. Después de todo, la resolución de la UNESCO, en realidad, no ayuda a los palestinos; sólo hace que sientan que han logrado alguna victoria virtual, victoria vacía.
Todo esto no debe llevar a la conclusión que Israel puede dormirse en sus laureles. Lejos de eso. El hecho que los palestinos están comprometidos en el autoengaño no exige otra suspensión, otro puesto de control u otra hectárea. Porque también nosotros tenemos gente que lo ve como una victoria, y que también se autoengaña. Los palestinos están perdiendo la cabeza. Debemos observar lo que les está sucediendo para que no nos suceda también a nosotros.
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