Ante la pregunta de varios lectores y ex alumnos, esbozo aquí una explicación de qué fue lo que molestó tanto a judíos y a cristianos de buena voluntad por la última resolución de la UNESCO que niega los lazos históricos del judaísmo y, por ende, del cristianismo, con la ciudad de Jerusalem.
El problema con esta resolución es en el plano de lo simbólico y lo contextual, e Israel ha hecho el trabajo diplomático de hacerlo notar, a diferencia de veces anteriores, entonces pasaron tres cosas: 1) que más países se abstuvieron; 2) que el tema haya rebotado más en los medios, 3) que haya una nueva votación, en los próximos días, debido al cambio de postura de Mexico. Estrictamente hablando, se trataría entonces de un relativo éxito (sí, así son en general los éxitos de Israel en toda la ONU), teniendo en cuenta las circunstancias de una UNESCO adversa a Israel, que ha aceptado a «Palestina» como miembro pleno, etc.
Yendo al punto en cuestión, el problema sobre el cual Israel levantó el escándalo está en el modo de llamar a los lugares santos en el Monte del Templo, o sea por sus nombres islámicos, ignorando sutilmente el nombre «Monte del Templo, que hace referencia a la heredad judía. Pues, si en el apartado 3 se habla de la importancia de «Jerusalem y sus murallas para las tres religiones», ¿por qué se refiere al lugar, en su apéndice I.B, como Mezquita de Al Aqsa/Al Haram Al Shariff, sus nombres para el islam solamente?
Todavía en el plano de lo simbólico, referirse a Israel sin olvidarse jamás de poner luego entre comas, «Israel, la Potencia Ocupante», habla a las claras de una toma de posición que refleja la agenda de algunos de sus miembros solamente, como si a Israel no le correspondiera ningún reclamo en la disputa por ese lugar, aunque más no sea en el plano de lo cultural, según las reglas de juego y criterios de la propia UNESCO en su fundación.
Último problema, ligado al anterior: la resolución denuncia una falsedad: que Israel excava debajo de los lugares santos musulmanes, que no reconoce la autoridad del Waqf y que cercena la libertad de acceso a los lugares santos a musulmanes, dañando la libertad de culto.
Todo esto no solo es factualmente falso (salvo el no acceso por excluyentes motivos de seguridad puntuales, solo a parte de los palestinos y jamás de modo permanente), sino que jamás la UNESCO ha hecho denuncias similares respecto, por ejemplo, de la Tumba de Yossef en Shjem, donde la ANP niega el acceso a judíos, que tienen que venir con el ejército, porque si no los linchan a piedrazos o incendiando el lugar. Eso no es exactamente garantizar la libertad de culto por el miembro pleno de la UNESCO llamado Palestina. O en Bet Lejem, donde Israel tuvo que construir un verdadero «dedo» de muro doble, que se mete en la ciudad por varias decenas de metros, porque hasta entonces los feligreses judíos eran apedreados en el camino. Recordemos que la división provisional de los territorios entre Israel y la Autoridad Palestina fue de común acuerdo en los Acuerdos de Oslo, en los que cada parte se comprometía a garantizar la libertad de culto de la otra. Israel lo cumplió y lo cumple, a pesar del mito renovado de «Al Aqsa está en peligro», una mentira que la UNESCO goza de tragar una y otra vez.
Penúltima aclaración: según la información que tengo por ahora, la nueva versión de la resolución quitaría la expresión «Potencia Ocupante, pero dejaría igual todo lo demás. ¿Eso haría que ahora más países voten a favor?
Última aclaración: la posición oficial de la UNESCO no es que el judaísmo y el cristianismo carecen de lazos históricos con Jerusalem, y la resolución tampoco dice eso expresamente. La disputa real está detrás de esta declaración, y tiene que ver con la escalada en la batalla político-diplomático-simbólica que libra la Autoridad Palestina y el mundo árabe contra Israel: la reescritura de la historia. El mundo libre, del que participa supuestamente también la UNESCO, no debiera prestarse a ese juego.
Más aclaraciones en el siguiente artículo:
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