Europa está atravesando hoy el resurgir de un sendero oscuro: el Antisemitismo. Lo que todos pensamos que tendría que haber desaparecido de la faz de la tierra para siempre después del único e irrepetible crimen de la Shoá, el Holocausto, está una vez más en ascenso.
El antisemitismo es un virus que muta. No es fácil sostener odio categórico y sistémico hacia cierto grupo si no es recurriendo a la mayor fuente de autoridad en la cultura del momento. En tiempos medievales era de carácter religioso, encontrando su manifestación en las expulsiones, conversiones forzosas, torturas y exterminios masivos como lo perpetrados durante las Cruzadas, Inquisición y pogroms en todo el continente. Durante el siglo diecinueve, en la Europa de la Iluminación, la mayor fuente de autoridad residía en la ciencia. En este tiempo el antisemitismo estuvo teóricamente fundamentado bajo la tutela de pseudo disciplinas como las llamadas “Estudio Científico de las Razas” y el “Darwinismo Social”. Este perverso racismo científico significó la justificación del mayor crimen en la historia de la humanidad.
Claramente nada que tenga ni remotamente que ver con el racismo tiene algún tipo de cabida institucional en el mundo post Holocausto, por lo que hoy las más altas fuentes de autoridad socio-culturales no se encuentran en la religión, tampoco en la ciencia; sino en los intersticios de las Naciones Unidas. El antisemitismo ha cambiado, y hoy encuentra su renacer en la oposición hacia la expresión colectiva del pueblo judío y la existencia del único estado judío de la tierra.
En la notoria Conferencia de Naciones Unidas contra el Racismo que tuvo lugar en la ciudad de Durban en 2001, el Estado de Israel, que representa al judío demonizado de nuestro tiempo, fue acusado de los 5 pecados capitales contra los DD.HH: Racismo, Apartheid, Limpieza Étnica, Genocidio, Crímenes contra la Humanidad. En lo que va de este año, 20 resoluciones fueron sancionadas contra Israel en la ONU y sólo 3 contra el resto de los países del mundo. Algunos de los cuales todos los años gestan y promueven congresos internacionales sobre la negación del Holocausto. El estado judío es el único de los 193 miembros de Naciones Unidas del cual su derecho mismo a existir se encuentra regularmente cuestionado e incluso desafiado por una serie de grupos y países, en muchos de los cuales cientos o miles de seres humanos son mutilados, torturados y masacrados a diario por su color, religión, orientación sexual o política.
Son estos mismos grupos quienes secuestraron, resignificaron y distribuyen al día de hoy un término inventado por la comunidad judía: el Sionismo. Palabra cooptada por sectores extremistas tanto de derecha como por cuadros de izquierda radical en la que depositan diariamente las frustraciones de sus fracasos e incapacidad de construir su propio futuro para directamente volcar su desprecio a la existencia misma del único estado judío como expresión colectiva de todo el pueblo judío.
Antisionismo ES el nuevo antisemitismo.
Hoy somos testigos del mayor señalamiento, violencia seguida de muerte y migración masiva de judíos de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Así que, ¿Puede el mundo estar equivocado? Lamentablemente la respuesta es sí. Lo estuvo hace 70 años, y si Europa se deja arrastrar nuevamente por esta senda, los judíos se irán y con ellos la libertad y la moral europea.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.