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| martes diciembre 24, 2024

El director del Instituto Weizmann destaca la curiosidad como motor del conocimiento


Daniel Zajfman – Foto: Instituto Weizmann Wikipedia

El presidente del Instituto Weizmann, Daniel Zajfman, destacó en Buenos Aires el rol de la “curiosidad” para el desarrollo de la ciencia y afirmó que la investigación no puede estar condicionada por la posterior rentabilidad de los eventuales desarrollos.

“Uno de los mayores factores para realmente desarrollar nuevas ideas y conocimientos es la curiosidad”, señaló Zajfman al ofrecer una charla organizada por el grupo argentino Insud sobre el modelo que lleva adelante el Instituto Weizmann, uno de los principales centros de desarrollo científico del mundo.

El físico israelí, de origen belga, dijo que los científicos pueden identificar fácilmente aquello que saben y también sus “no sé”, aquello que saben que ignoran.

Pero hay, además, el “no sé desconocido”, una ignorancia “absoluta”, aquello que ni siquiera se sabe que se desconoce, y en descubrir esto está, según Zajfman, la fuente de “mayor impacto” para el desarrollo de nuevo conocimiento.

Para quien desde hace una década dirige el Instituto Weizmann, hay otros factores clave para el trabajo de los científicos, como el “talento de la suerte” y tener una “mente abierta” a la hora de investigar.

“Los factores más importantes para hacer nuevos descubrimientos no son los increíbles nuevos experimentos que nadie ha hecho antes, sino que el factor más importante para el descubrimiento es el científico mismo, los individuos”, sostuvo.

El Instituto Weizmann, situado en Rehovot (Israel), alberga a unos 2.500 científicos, técnicos de laboratorio y estudiantes de postgrado y sus actividades incluyen alrededor de 1.000 proyectos de investigación en biología, química, física y matemáticas.

Al presentar a Zajfman, el presidente del grupo Insud, Hugo Sigman, destacó cómo el instituto ha sido capaz de transformarse en un actor que “licencia productos en todo el mundo”, por los que anualmente se facturan 35.000 millones de dólares en concepto de derechos por patentes.

En este sentido, Zajfman enfatizó que las instituciones académicas o científicas no deben estar movidas por el “negocio”, sino que su tarea es “convertir el dinero en conocimiento” y no el desarrollar conocimiento para una aplicación, por su utilidad, “sino conocimiento puro”.

Esto, a su juicio, permite desarrollar mejores conocimientos que, a la larga, sí resultan transferibles a la industria.

De hecho, el Instituto Weizmann cuenta con una empresa, Yeda Investigación y Desarrollo, que patenta y comercializa las aplicaciones desarrolladas por el centro, una fuente de recursos que, junto con la filantropía, financian las investigaciones del instituto.

Pese a los millonarios ingresos por derechos, Zajfman afirma que en el instituto “no hay plan ni estrategia fuera de proveer a los investigadores la libertad de pensar”.

En la presentación intervino también el ministro de Ciencia y Tecnología argentino, Lino Barañao, quien destacó que el Instituto Weizmann representa aquello a lo que el país suramericano aspira.

“Después de doce años de inversión continua en el sistema científico, la oferta de ideas que tenemos en el ámbito público supera la capacidad de absorción del sistema productivo local”, sostuvo.

Por eso, para Barañao, además del empresariado local, la clave está en lograr inversión externa.

“Nos interesa el modelo de Israel porque casi el 2 % de la inversión en ciencia y tecnología en ese país proviene de Estados Unidos y de Europa. Es una importante fuente de ingresos para el país y es un modelo a estudiar”, afirmó. EFE

 
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