El pueblo de Arraba, al norte de Nazaret, parece tan apacible como cualquier otro en la Baja Galilea. Pero, si observa con cuidado, verá que el nombre de muchos de sus 24.000 habitantes es precedido por el título de “doctor”.
Arraba, que también puede escribirse Arrabeh, se jacta de tener una de las tasas más altas de médicos por habitante. La comunidad árabe, que es de tamaño considerable, tiene más de seis por cada mil habitantes, de acuerdo a un informe presentado en 2015 de la activista comunitaria Makbula Nassar, que es también periodista y presentadora de programas de asuntos de actualidad.
En comparación, Israel tiene, en total, 3,4 por mil habitantes. El promedio de los 39 países miembros de la Organización para Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE), es de 3,3, según un informe publicado por ésta en el 2013. Brasil, Chile, Colombia, España y México son miembros.
Pero lo que es más sorprendente de Arraba es el número de estudiantes que se gradúan de medicina cada año, dijo Nassar a ISRAEL21c.
En Israel se gradúan unos cinco estudiantes por cada 100.000 habitantes, según el mismo informe.
El promedio de graduados médicos en los países miembro de la OCDE, agrega el informe, es de 11,5 por cada 100.000 habitantes. Irlanda, que es miembro, presentaba la proporción más alta, 20,3, cuando se publicó el estudio. Por el contrario, Israel, con cinco, y Japón, con seis, tenían las cifras más bajas de graduados médicos en proporción a la población.
“Arraba produce entre 25 y 30 nuevos doctores cada año”, dijo Nassar. “El pueblo está supliendo la falta de médicos en Israel”.
De Harvard a Arraba
¿Cómo se transformó un pueblo que era antes agrícola en meca para médicos?
El cambio se le atribuye al doctor Hatim Kanaaneh, el primero del pueblo que se formó en Occidente.
Situación similar a la de Kaneeneh fue la del restaurantero Jawdat Ibrahim. Tras ganar la lotería de Illinois, donde vivió, regresó al pueblo de su infancia, Abu Ghosh, en las afuera de Jerusalén y de mayoría árabe, y ayudó a una nueva generación de estudiantes universitarios. Kanaaneh volvió a Arraba a finales de la década de los 60 tras graduarse en medicina de la Universidad de Harvard.
Kanaaneh encabezó una campaña para que Galilea tuviera atención médica adecuada y creó conciencia sobre la profesión médica entre otros árabes. Ex funcionario del Ministerio de Salud de Israel, fue un de los fundadores de la Sociedad de Galilea, una organización de salud pública no gubernamental cuyo objetivo es mejorar los servicios a pueblos y ciudades árabes.
También es el autor de una colección de relatos cortos titulada Chief Complaint: A Country’s Doctor’s Tales of Life in Galilee.
“El doctor Hatim no era sólo un médico que recetaba medicinas en los años 60 y 70, sino era también líder comunitario en el campo de salud pública. Despertó conciencia y dio esperanza”, dijo Nassar sobre el impacto que tuvo Kanaaneh. “Es además un buen hombre y alguien a quien emular. Así pues, cuando madres y padres quieren invertir en sus hijos, lo hacen en educación”.
Con sólo cinco facultades de medicina y dos centros para formar dentistas en todo Israel, los estudiantes israelíes –musulmanes, cristianos y judíos– van frecuentemente a estudiar en Europea. Los árabes de Arraba también van a Jordania.
Nassar dijo que Arraba le dio la bienvenida a 30 nuevos graduados médicos el año pasado. Y el anterior, 26 estudiantes regresaron tras terminar sus estudios en el extranjero. En la actualidad hay más de 200 médicos en Arraba trabajando en la profesión.
“Es conocida la admiración que los árabes tienen por la profesión médica: queremos que nuestros hijos sean médicos, que nuestros maridos sean médicos, y que los autos usados que compremos hayan sido de médicos también. Pero 30 doctores al año para un pueblo de 24.000 habitantes muestra un amor abrumador por una profesión, y eso merece ser estudiado”, escribió Nassar es un artículo de opinión.
Arraba quiere hospital
Los hospitales del norte del país, a unos cincuenta minutos por carretera desde Arraba, cuentan con una plantilla mixta de médicos y enfermeras musulmanes, cristianos y judíos, dividida casi por igual. Según la organización StandWithUs, 35% de los médicos en Israel son árabes. Un estudio de la Universidad de Tel Aviv publicado en el 2015 mostró que 35% del total de los farmacéuticos son árabes también.
“No hay nada más noble que la medicina, que es, por un lado, símbolo de estatus y por otro, una profesión lucrativa, la cual responde a dos necesidades de los árabes: orgullo y subsistencia”, escribió Nassar, cuyo sobrino está en el quinto año de estudios de medicina.
Los residentes de los pueblos del norte del país están esperando que el Ministerio de Salud construya un hospital en Galilea, proyecto que fuera presentado en 2014. Nassar asegura que sabe exactamente cuál es el lugar adecuado para ello.
“Estamos en el centro de Galilea. El gobierno debería construirlo en la zona de Arraba-Sakhnin-Dir Hanna”, dijo. “El hospital daría servicio a decenas de pueblos árabes y judíos entre Safed y Haifa, Tiberiades y Nahariya. Arraba tiene los doctores recién graduados. En lugar de que viajen durante una hora a otros hospitales, podrían trabajar en el nuevo, aquí cerca. Es el momento de hacer un cambio”.
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