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| martes diciembre 24, 2024

La ONU es incapaz de resistir su brete anti-Israel


[PETER THOMSON, representante permanente de Fiji ante las Naciones Unidas, se dirige a la Asamblea General de la ONU a principios de este año. (Crédito de la foto: REUTERS)]

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

«Es hora que la ONU se concentre en lo que está mal en el mundo en lugar de condenar lo que es correcto. Es hora de dejar de demonizar y deslegitimar a Israel».

En un mundo imprevisible, una cosa sigue siendo innegable: la distorsión anti-Israel y la discriminación en las Naciones Unidas. Durante mi tiempo como embajador de Israel, fui testigo de algunos ejemplos flagrantes, pero me costaría recordar un ejemplo que supere las recientes escandalosas acciones del presidente de la Asamblea General de la ONU, Peter Thomson, de Fiji.

Durante una reunión formal de la ONU, se envolvió con la bandera palestina. Esta conducta tremendamente inapropiada tuvo lugar durante uno de los numerosos eventos del festival anual de odio de la ONU: un evento programado para conmemorar el aniversario del Plan de Partición de la ONU, pero dándole el parcial y unilateral título de conmemoración de la «Nakba» palestina.

En todos mis años en la ONU, nunca vi este tipo de identificación con ningún país, observador o miembro, en ningún contexto; no en derechos humanos, no en desastres naturales y ni siquiera en las masacres como la que actualmente tiene lugar contra los civiles en Siria.

Al elegir envolverse con la bandera palestina durante una discusión oficial, el presidente de la Asamblea General reforzó el absurdo de una organización que actúa como un drogadicto. La ONU es incapaz de resistir su brete anti-israelí, aumentando constantemente su consumo incluso a riesgo de una sobredosis. Esta semana hemos sido testigos del cruce de líneas rojas que Israel no debe aceptar. Cuando Fiji envió a su representante para desempeñar un papel tan prominente y prestigioso como el del presidente de la AG, seguramente no esperaba que se deshonrara a sí mismo o a su país actuando como un manifestante de la OLP marchando, pisoteando los valores sobre los que se fundó la ONU.

Thomson envolviéndose en la bandera palestina es simbólico de la bancarrota moral de la ONU y de sus representantes, que continúan vendiendo sus almas, pieza por pieza, a cambio de votos árabes, mientras que dan la bienvenida a cualquier propaganda palestina, por más deshonesta que sea, desde el podio de la ONU. No es un secreto que Thomson está en deuda con los estados árabes por su nombramiento para el cargo, sin embargo se podría suponer que habría algún límite público a su servidumbre. En lugar de envolverse con banderas, quizás Thomson debería borrar su copia de la Carta de la ONU y leer sobre el papel del presidente de la AG y los valores que el cargo se supone debe representar. Hasta que sea capaz de desempeñar el papel adecuadamente, debería desocupar su silla en favor de alguien que sí pueda.

El próximo año se celebra el 70 aniversario del Plan de Partición de la ONU, Resolución 181, que llevó al establecimiento del estado judío. Fue una decisión histórica no sólo para la creación de Israel, sino porque expresó, poco después del establecimiento de la ONU, los mismos valores de libertad e igualdad sobre los que se fundó. Sin embargo, durante los 69 años transcurridos, parece que la organización ha sufrido graves crisis de identidad. Hoy en día este cuerpo es notorio por los intereses malignos que lo impulsan y las alianzas internas que lo paralizan. Ha sido tomado como rehén por tiranos y dictadores, y conducido por las influencias más oscuras de la comunidad global. Juntos, han borrado todo rastro de los principios que heredaron; esos valores y principios sobre los que los padres fundadores de la ONU, ganadores de la Segunda Guerra Mundial, depositaron sus esperanzas en un futuro mejor.

Decir que las Naciones Unidas todavía no han resuelto todos los males del mundo es pretender que está tratando de resolverlos. No ha acabado con los asesinatos de civiles por parte de los autócratas, no ha derrotado al Estado Islámico, no ha encontrado soluciones al cambio climático, no ha superado los desafíos de la desertificación y no ha puesto fin a la violencia contra la mujer. Es hora que la ONU se centre en lo que está mal en el mundo en vez de condenar lo que es correcto. Es hora de que deje de demonizar y deslegitimar a Israel y ponga fin al sesgo estructural e institucional contra la única democracia en Medio Oriente. Si, realmente, la ONU quiere volver a ser relevante, debe concentrar sus esfuerzos en crear un mundo mejor. Para ello, tendrá que recibir tratamiento para su adicción, y quedar limpio de su obsesión con el Estado de Israel, que le está costando demasiado – en tiempo, energía y credibilidad.

***El escritor es ex embajador de Israel eante las Naciones Unidas y tiene la Cátedra Abba Eban de Diplomacia Internacional en IDC Herzliya.

Http://www.jpost.com/Opinion/The-UN-is-unable-to-resist-its-anti-Israel-fix-474628

 
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