El programa del Centro Social y Medioambiental es un éxito y atrae cantidades de visitantes. Foto cortesía.
¿Por qué los organizadores de la reciente conferencia de la Asociación Americana de Jardines Públicos incluyeron a dos mujeres israelíes en un panel sobre el papel de los parques urbanos como agentes de autonomía social?
Porque el Centro Social y Medioambiental, en los Jardines Botánicos de Jerusalén es algo nunca visto en todo el mundo.
Sus fundadoras, Lior Gottesman y Adi Bar-Yoseph, viajan a menudo para hablar sobre el modelo y mostrar la importancia de los jardines botánicos en la vida de los residentes de una ciudad.
“Me apasiona conectar el medio ambiente con la gente de una forma sostenible”, dijo Gottesman a ISRAEL21c durante una entrevista en el jardín, que tiene un área de 130.000 mts cuadrados y está rodeado de siete barrios, el recinto de Givat Ram, de la Universidad Hebrea, y un parque llamado Valle de la Gacela.
“Mucha gente, cuando piensa en ecología, se imagina a hippies ecologistas. Para mí, en cambio, ésta tiene que ver con justicia social e inclusión, seguridad alimentaria y otros aspectos de gran importancia para las ciudades”.
Gottesman, de 30 años, fue contratada hace dos años para coordinar 21 programas medioambientales puestos en marcha en los jardines por organizaciones sin ánimo de lucro para adultos con enfermedades mentales o autismo, veteranos con trastornos de estrés postraumático, prisioneros, jubilados, sobrevivientes del Holocausto o estudiantes árabes.
Zel Lederman, que fue conservador de los jardines entre 1994 y 2004, pensó que unir las varias organizaciones medioambientales de Jerusalén en torno a un centro maximizaría su eficacia y potencial. La fundación filantrópica de su familia se asoció con la Fundación Leichtag, de California, para plantar las semillas del proyecto.
“Nos pareció que necesitábamos un nuevo concepto que pudiera inspirar a la gente y al mismo tiempo que le diera a los Jardines Botánicos de la ciudad la importancia que merecen. Y necesitábamos atraer a los diversos grupos que viven en Jerusalén”, explicó Lederman a ISRAEL21c.
“A Lior la llevó un año identificar las necesidades de las 70 organizaciones que trabajan por el medio ambiente en Jerusalén y desarrollar un plan maestro. En los últimos ocho años, desde el nombramiento de Oren Ben-Yosef como director general, el lema de los Jardines ha sido ‘Las plantas cultivan lo mejor en la gente’. De repente vemos ese florecer de una nueva forma”.
Entre los primeros proyectos auspiciados por el centro figuran el invernadero hidropónico Kaima, donde estudiantes que no terminaron la secundaria cultivan verduras para la venta; un jardín interconectado plantado en el Museo Bloomfield de Ciencia por siete organizaciones, entre ellas el Colectivo Onya; y mini jardines en 10 guarderías árabes, y 20 en escuelas religiosas y seculares. El invernadero fue construido por voluntarios siguiendo altos estándares de calidad medioambiental para el cual usaron contenedores rehabilitados.
A parir del año próximo el Centro y organizaciones miembros operarán en un edificio junto a éste.
Las entidades dedicadas al medio ambiente que se aceptan en el Centro —emprendedores medioambientales, artistas y diseñadores ecológicos, urbanistas, activistas sociales, jardineros y agricultores urbanos— tendrán acceso a la plantilla profesional de los jardines, entre ellos el jardinero jefe Eli Becker y el científico jefe Ori Fragman-Sapir.
Gottesman describe a algunos de los actuales y futuros participantes. Una es Abigail, una urbanista que sueña con un jardín en cada tejado de Jerusalén, pero que no tiene las instalaciones o los recursos necesarios para proveer la formación que se requiere. Otro es Adi, que espera establecer 52 huertos urbanos en los próximos tres años y necesita saber qué cultivar.
Y, por último está, Yuval, director de una compañía emergente dedicada a ofrecer soluciones relacionadas con el agua en países en vías de desarrollo, que recibe asesoría y acceso a recursos de investigación.
El centro contará también con una aceleradora de compañías emergentes agrotecnológicas, y recibirá voluntarios de organizaciones socio-medioambientales y becarios de otros países.
Gottesman espera que el Centro sea autosuficiente en un 70% en cinco años. Algunos de los ingresos serán provistos por una compañía de jardinería social, bajo el auspicio del fondo de inversión Dualis Social Venture Fund. Organizaciones sin ánimo de lucro y empresas podrán alquilar locales y oficinas en él.
Lederman ya considera que el proyecto, que será incluido como caso de estudio en el capítulo de un libro de la editorial británica Cambridge University Press, es un éxito. Gottesman es invitada frecuentemente a hablar en jardines botánicos y en conferencias de organizaciones mundiales.
“Para mucha gente, los jardines botánicos en el siglo veintiuno han perdido su importancia, pero en todo el mundo se están haciendo esfuerzos para cambiar ese concepto y atraer nuevos visitantes”, dijo Gottesman. “Lo que hacemos aquí en Jerusalén es llevarlo a un nuevo nivel. Y lo desarrollamos de modo que pueda ser puesto en práctica en otras partes”.
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