[Desde los ataques terroristas sin precedentes en Francia, Bélgica y Alemania, los ciudadanos han estado viviendo en constante temor. En Francia, soldados son despliegan en las calles. En la foto: Un soldado en guardia en la Torre Eiffel en París. (Fuente de la imagen: Kirsteen/Flickr)]
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
- Irónicamente, los que se atreven a hablar en contra de los extremistas se enfrentan a graves consecuencias, como amenazas de muerte, o son llamados fanáticos anti-musulmanes. Este tipo de respuesta, a menudo, disuade a las voces progresistas de expresarse y subestima el progreso del contra-extremismo, incluso dentro de la comunidad musulmana. Las voces de la oposición aún podrían estar allí – más que nunca. Sólo que están en la clandestinidad.
- Desde los ataques terroristas sin precedentes en Francia, Bélgica y Alemania, los ciudadanos de toda Europa han estado viviendo en constante temor. Parecen estar enfermos y cansados de los extremistas musulmanes; los niños pueden estar en peligro cuando van a la escuela, y las compras se llevan a cabo bajo la protección de soldados.
- Con Brexit, la elección de Donald Trump y el referéndum de Italia, parece haber un efecto bola de nieve. La creciente influencia de Alternative for Germany (AfD), el Frente Nacional en Francia, el Partido de la Libertad en Holanda, el Partido de la Libertad de Austria y el Movimiento Cinco Estrellas en Italia, todos parecen ser subproductos de la misma retórica.
- La opaca reacción de un gran número de musulmanes europeos ante la creciente ola de terrorismo y violencia también ha contribuido a este cambio. Un número cada vez mayor de europeos nativos parece enojado y desconfiado de sus conciudadanos musulmanes, especialmente cuando todos los demás se han expresado en voz alta y clara denunciando los crímenes terroristas.
Durante las últimas semanas las autoridades alemanas y las de toda Europa parecen estar, finalmente, reforzando su campaña contra la extrema derecha militante, incluidos los extremistas musulmanes.
Este despertar, sin embargo, parece venir después de un precio importante que Europa tuvo que pagar, en términos de muerte y caos, desatados por terroristas en Alemania, Bélgica, Francia, Dinamarca, etc.
Los gobiernos de toda Europa parecen estar pasando al modo de pánico para evitar el surgimiento del extremismo europeo a través del surgimiento de la extrema derecha, el racismo y el nacionalismo en todo el continente.
La Canciller alemana Angela Merkel parece estar retrocediendo un poco de su defensa de la afluencia de inmigrantes y de su eslogan de «¡Podemos hacerlo!» para desarrollar una sociedad multicultural. En un discurso, la semana pasada, no sólo les prometió a los alemanes que la crisis migratoria nunca debe repetirse; también pidió una prohibición absoluta, en Alemania, del velo que cubre toda la cara.
Siguiendo el ejemplo de Merkel, el Ministro del Interior Thomas de Maizière también propuso una prohibición parcial de los velos, y los declaró contrarios a la asimilación.
El espectacular cambio en la política podría ser una consecuencia de los actos terroristas planeados y perpetrados por extremistas musulmanes, muchos de los cuales son los inmigrantes sobre los cuales Merkel depositó sus esperanzas. También podría ser el resultado del consiguiente aumento de neonazis europeos. Más probablemente, parecería provenir de un ojo puesto sobre la reelección.
Merkel fue declarada, por muchos, el único defensor del mundo libre después de la elección de Donald Trump como presidente de EEUU. Tal vez, después de la sorprendente victoria de Donald Trump, se dio cuenta de que podría ser una buena idea, finalmente, abordar las quejas de sus compatriotas.
La brutal violación y asesinato de una mujer alemana de 19 años, Maria Ladenburger, aparentemente por un inmigrante afgano que afirma tener 17 años, parece haber sido el último clavo en el ataúd de la política migratoria de Merkel de puertas abiertas, que había prometido sostener incluso después de la extrema oposición dentro del liderazgo de su propio partido.
Ladenburger había sido una estudiante de medicina que trabajaba como voluntaria en una instalación de viviendas para inmigrantes. Su asesino la habría visto en el refugio. El incidente provocó ondas de choque no sólo en Alemania, sino también en toda Europa, especialmente después de las promesas del ministerio del interior de Alemania de deportar a tantos ciudadanos afganos como fuera posible después confirmar que no había ninguna demanda creíble de asilo.
Mientras tanto, las autoridades de Berlín, el pasado fin de semana, anunciaron el arresto de un ciudadano afgano involucrado activamente en ataques terroristas en Afganistán, mientras vivía parte del tiempo en Alemania.
La policía alemana, hace unas semanas, también lanzó una operación contra un grupo salafista en el país, cuyos miembros les estaban lavando el cerebro a jóvenes musulmanes, principalmente en Alemania, para recibir entrenamiento jihadista y unirse a la batalla del Estado Islámico contra el mundo en Siria e Irak.
La organización salafista se había inscrito como una entidad de trabajo social bajo la cobertura de distribuir el Corán en los mercados y lugares públicos, y afirmando que estaba superando la brecha entre Occidente e Islam.
Un sospechoso fue detenido en Aschaffenburg y otro detenido en Mannheim, acusados de conspirar para atacar un lugar público por motivos islámicos.
Este cambio reciente en la estrategia es también una lección que occidente ha aprendido un poco demasiado tarde, a pesar de haber experimentado ataques similares, no hace mucho tiempo, por parte de los nazis, de Mussolini, de Lenin, de Stalin, así como de organizaciones terroristas como Baader Meinhof, al-Shebaab, ETA, las Brigadas Rojas, Hamas, Al Qaeda, la Jihad Islámica Palestina y Hezbollah, por nombrar sólo algunas.
Desde los ataques terroristas sin precedentes en Francia, Bélgica y Alemania, los ciudadanos de toda Europa han estado viviendo en constante temor. Parecen estar enfermos y cansados de los extremistas musulmanes; los niños pueden estar en peligro en su camino a la escuela, y las compras se llevan a cabo bajo la protección de soldados.
Con el Brexit, la elección de Donald Trump y el referéndum de Italia, parece haber un efecto bola de nieve. La creciente influencia de Alternative for Germany (AfD), el Frente Nacional en Francia, el Partido de la Libertad en Holanda, el Partido de la Libertad de Austria y el Movimiento Cinco Estrellas en Italia, todos parecen ser subproductos de la misma retórica.
La opaca reacción de un gran número de musulmanes europeos ante la creciente ola de terrorismo y violencia también ha contribuido a este cambio. Un número cada vez mayor de europeos nativos parece enojado y desconfiado de sus conciudadanos musulmanes, especialmente cuando todos los demás se han expresado en voz alta y clara denunciando los crímenes terroristas.
Irónicamente, los que se atreven a hablar en contra de los extremistas se enfrentan a graves consecuencias, como amenazas de muerte, o son llamados fanáticos anti-musulmanes. Este tipo de respuesta, a menudo, disuade a las voces progresistas de expresarse y subestima el progreso del contra-extremismo, incluso dentro de la comunidad musulmana. Las voces de la oposición aún podrían estar allí – más que nunca. Sólo que están en la clandestinidad.
La mayoría de los musulmanes de occidente parecen ajenos al hecho de que serían las mayores víctimas de los extremistas locos con poder, como ISIS o los neonazis, porque ambos tratarán de castigar a los musulmanes progresistas, ya sea por permanecer en silencio sobre ataques terroristas o por no unirse al carro de ISIS.
Los musulmanes progresistas deben darse cuenta de que sus voces importan, en este momento tan sensible, si no quieren acabar siendo perdedores entre esos dos extremos.
Las políticas fallidas de las potencias globales han comenzado a traducirse en un horrible futuro para la humanidad, donde un clon de Abu Bakr al-Baghdadi, Anders Breivik o un clon de Neville Chamberlain podría estar convocando a disparar, y el mundo civilizado se convertiría en un infierno para los atrapados en el medio, el resto de nosotros.
Khadija Khan es periodista y comentarista con base en Pakistán.
Por complejo, desídia, mala conciencia o ingenuidad, Europa ha venido permitiendo todos estos años, la entrada masiva de musulmanes de distintas procedencias sobre su suelo, pretextando la paulatina integracion de éstos últimos al modelo de vida occidental que se les ofreciá, y que pasaria por el respeto a las leyes que en el rigen, y a los diferentes estilos de vida y de credo que en su seno se dan cita … Cráso error, tal como los hechos han venido a demostrar, ya que el impulso que animaba a los recien llegados no era precisamente ése, el de «diluirse» en un modelo de vida ajeno a aquel del que eran portadores, sino mas bien el de implantar entre nosotros el suyo própio, valiendose para ello, de una permisividad exesiva en las normas de acogida, y de un crecimiento demografico desaforado, que en un par o tres de generaciones, los convertirá en mayoritarios
con las consecuencias que para el devenir de nuestros sistemas democráticos,tendrá (tiene ya) y si me apuran, de la civilizacion que les da soporte , la cual bajo esas premisas, se ve implicitamente amenazada …
Lamentarse ahora por el páso dado, y pretender reconducir a estas alturas tan nefasta deriva, no pasa de constituir un ejercicio baldió y utópico … el mal está hecho, y el «huevo de la serpiente» sigue su proceso de incubacion en las entrañas de Europa … muchos son ya los que vaticinan un estallido social y politico de infaustas consecuencias para el futuro mismo de la U.E, en tanto que otros, prefieren seguir pensando, que nada de eso sucederá finalmente, embuidos de un optimismo que no se compadece con la realidad de los hechos …
Lo cierto y verdad, es que el riesgo asumido es enorme,que nada para Europa volverá ya a ser lo que fue, y que tenemos motivos para alarmarnos …