Oriente Medio seguirá siendo muy inestable en 2017

En los prolegómenos de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, muchos de los conflictos que afectan de una u otra manera a EEUU están experimentando giros que amenazan con agravar sus consecuencias. En Oriente Medio, Trump tendrá que lidiar con fuentes de inestabilidad global como la guerra siria, la situación en Irak o Libia, el expansionismo iraní y la cada vez más determinante presencia rusa en la región. La política exterior de Obama ha agudizado estos problemas, a los que el próximo presidente de EEUU deberá prestar gran atención desde el primer minuto de su mandato.

En este panorama de gran incertidumbre, documentos como éste del Council on Foreign Relations (CFR) tratan de arrojar alguna luz y, sobre todo, establecer previsiones sobre la evolución de las principales amenazas contra Occidente y contra EEUU como superpotencia representativa del mundo libre.

La Encuesta sobre Prioridades Preventivas del CFR divide las fuentes de inestabilidad en tres niveles, en función del alcance que pueden llegar a tener y de la probabilidad de que se produzcan a lo largo de 2017. En el nivel de menor importancia no aparece un solo asunto relacionado con Oriente Medio; en cambio, en el nivel intermedio consigna los siguientes:

• El fraccionamiento de Irak.
• El fraccionamiento de Libia, agravado por la presencia activa del Estado Islámico.
• El conflicto palestino-israelí.
• El incremento de la violencia y la división política en Pakistán.
• La inestabilidad política en Turquía.
• La intensificación de la guerra en el Yemen.

También es numerosa la presencia de Oriente Medio en el nivel en el que se agrupan las amenazas de mayor calado:

• La creciente violencia e inestabilidad en Afganistán, fruto del continuo fortalecimiento de la insurgencia talibán y de los temores al colapso del régimen de Kabul.
• La intensificación del conflicto entre Turquía y grupos armados kurdos tanto en Turquía como en Irán, Irak y Siria.
• La intensificación de la guerra en Siria, fruto de la creciente participación en el mismo de fuerzas externas.

Como único dato para el optimismo, cabe destacar que la encuesta no recoge asuntos que aparecían en la edición del año pasado, como la inestabilidad en Egipto, Arabia Saudí y Jordania, la violencia sectaria en el Líbano o una potencial confrontación entre Irán y EEUU o sus aliados como consecuencia de la implicación de Teherán en los más graves conflictos regionales.