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| sábado noviembre 23, 2024

El Cambio Está Viniendo y el Cambio Puede Ser Bueno


[El Primer Ministro israelí Yitzhak Rabin, el Presidente de EEUU Bill Clinton y el Presidente de la OLP, Yasser Arafat, en la ceremonia de firma del Acuerdo de Oslo el 13 de septiembre de 1993. Vale la pena revisar los parámetros del Proceso de Oslo, negociado sin la participación de EEUU, pero adoptado formalmente por el Presidente Clinton, porque sus subyacentes supuestos están a punto de ser cuestionados. (Fuente de la imagen: Vince Musi / La Casa Blanca)]

 

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

  • Las exigencias del estado palestino deben tomarse en serio sólo en el contexto de las negociaciones bilaterales con el Gobierno de Israel. Debe prestarse atención a los excesos no democráticos del liderazgo palestino – y el apoyo económico de EEUU y el apoyo general a la AP deberían vincularse con las mejoras en la libertad de prensa, los derechos humanos y las oportunidades económicas apoyadas por el gobierno de la AP.

La elección del Presidente electo Trump de David Friedman como Embajador ante Israel parece ser una excelente decisión. Ya ha provocado aullidos de protesta de las personas fuertemente comprometidos en los acuerdos de Oslo y posteriores, el «proceso de paz» y el concepto de Estados Unidos como un intermediario «imparcial» entre israelíes y palestinos. Friedman, un escéptico de Oslo, ha dicho que cree que «No obstante los ‘acuerdos’ alcanzados en Camp David, Oslo, Wye Plantation y otros lugares, ni Yasser Arafat ni Mahmoud Abbas jamás tuvieron alguna intención de cumplir las mínimas condiciones requeridas para una solución de dos estados».

Por otro lado, dijo de Israel que trabajaría «incansablemente para fortalecer el vínculo inquebrantable entre nuestros dos países», enmendando la relación entre dos países democráticos, transparentes, multiculturales, multiétnicos, de libre mercado – uno grande y uno pequeño. Israel pasa de ser un impedimento para los intereses estadounidenses en Medio Oriente a ser un socio en una región vital – innovador, experimentado y exitoso.

Vale la pena revisar los parámetros del Proceso de Oslo, negociado en 1993 sin la participación de EEUU, pero adoptado formalmente por el Presidente Clinton, porque sus subyacentes supuestos están a punto de ser cuestionados.

La idea era que Israel diera y los palestinos dieran. Israel obtendría legitimidad y seguridad (no una «paz» indefinible) y los palestinos obtendrían un estado, o algo cercano a un estado. Pero Oslo se basó en dos suposiciones no probadas:

Que los palestinos estarían satisfechos con una división, el estado Margen Occidental/Gaza apretado entre un Israel hostil y una Jordania más hostil, y ningún reclamo de tierras al oeste de la Línea Verde, es decir, «Israel pre-67»; y

Había un precio que Israel, Estados Unidos y Europa podían pagar a los palestinos, que superaría cualquier objeción palestina remanente a la soberanía judía en la región.

Los «dones» de Israel fueron concretos – retirarse de las ciudades palestinas de la Margen Occidental; permitir el establecimiento de una «fuerza policial» palestina que se ha transformado en un ejército; tolerar libros de texto para niños producidos por la Autoridad Palestina (AP) que son ahistóricos y contienen material incendiario; proporcionar agua, electricidad y alcantarillado para lo cual los palestinos deben pagar pero no lo hacen; remover las comunidades israelíes de Gaza; y más. Los “dones” palestinos fueron retóricos, pero incluso los retóricos «dones» fueron vagos:

Cambios en el Pacto Palestino al que Arafat accedió pero nunca fueron ratificados ni efectuados.

La renuncia a la violencia, que fue burlada por la llamada «intifada» y las guerras de cohetes de Hamas contra Israel. EEUU generalmente desestima las objeciones israelíes a la violenta y antisemita retórica palestina y se queja de lo que incorrectamente llama la respuesta «desproporcionada» de Israel a las guerras de cohetes.

La negativa de los palestinos a firmar «el fin del conflicto/fin de las reclamaciones» – lo que significa que cualquier acuerdo, establecido el estado palestino, sería la última demanda palestina sobre territorio israelí. Esto fue específicamente rechazado por Mahmoud Abbas

En comparación, los Acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto (cuya apertura fue también una sorpresa para el gobierno estadounidense) fueron diferentes, porque Estados Unidos era el patrocinador de ambos países, permitiendo al Presidente Carter acercarse a ambos desde una posición de fuerza. Los ”dones” de Israel incluyeron todo el Sinaí. El mayor, y esencial, “don” de Sadat fue su aparición ante la Knesset de Israel, reconociendo formalmente la legitimidad del Estado Judío, seguido de un acuerdo para desmilitarizar el Sinaí. Sí, después de que Sadat fue asesinado, durante décadas fue una paz fría, pero la salida de Egipto del círculo de hostilidad hizo posible que Jordania firmara también una paz con Israel.

Casi 40 años después, el eje Jordania-Israel-Egipto funciona brillantemente.

Oslo, sin embargo, no funcionó. Los últimos 23 años de «proceso de paz» y de ocasionales «conversaciones de paz», incluidas guerras abiertas periódicas iniciadas por los palestinos. También incluyeron guerra entre facciones palestinas, veneración palestina de la violencia contra los judíos y de los perpetradores de esa violencia, y la ausencia de una evolución democrática entre los palestinos. El gobierno de Obama generalmente imputó esto a los «asentamientos» y a aportes israelíes insuficientes. Hillary Clinton dijo que Israel «carece de generosidad y empatía por los oprimidos palestinos». El Secretario de Estado Kerry opinó que el «proceso de paz» tambaleaba porque «La gente en Israel no se despierta todos los días y se pregunta si mañana habrá paz porque hay un sentido de seguridad y un sentido de logro y prosperidad».

Aunque el Presidente Obama y Kerry han dicho que no hay progreso que hacer en este momento, su camino preferido ha sido congelar la situación en su lugar – o al menos congelar a Israel en su lugar. De esta manera, si algún día los palestinos están listos para cumplir con sus obligaciones (o al menos se reúnen con El Primer Ministro israelí), pueden comenzar, sin penalización, desde donde los árabes lo dejaron en 1948. Por ejemplo, la tierra al este de la Línea de Armisticio de 1949 debe permanecer tan vacía de judíos como sea posible para que un futuro estado palestino pueda estar libre de judíos; por consiguiente, los «asentamientos» son ilegítimos. Los descendientes de los refugiados palestinos de 1948/49 deben conservar el estatus de refugiados y su demanda de vivir en partes de Israel, de las que sus abuelos y bisabuelos dicen haber huido. Jerusalén, cuya parte oriental fue ocupada ilegalmente por Jordania en 1949, debe permanecer congelada como «Oriental» y «Occidental» para que los palestinos puedan creer que la ciudad podría ser dividida nuevamente; ciertamente la Embajada Estadounidense no puede mudarse ni siquiera al lado occidental.

Para reforzar su posición, la Administración Obama ha amenazado con retener su tradicional veto de las resoluciones anti-Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En lugar de presionar a Israel más duramente y darles a los palestinos un pase libre, tendría más sentido reducir la prioridad del estado palestino en el contexto de la política de Medio Oriente y la guerra generalizada. Las exigencias de un estado palestino deben tomarse en serio sólo en el contexto de negociaciones bilaterales con el gobierno de Israel. La atención estadounidense debería enfocarse en los excesos no democráticos del liderazgo palestino – y el apoyo económico de EEUU y el apoyo general a la Autoridad Palestina deberían vincularse con las mejoras en la libertad de prensa, los derechos humanos y las oportunidades económicas apoyadas por el gobierno de la AP

Tal vez en la próxima administración; Tal vez por el próximo Embajador.

 

Stephen Bryen es Presidente de SDB Partners, LLC. Shoshana Bryen es directora principal del Jewish Policy Center

 

Https://www.gatestoneinstitute.org/9620/us-palestinians-israel.

 

 
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