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| sábado noviembre 23, 2024

Obama y Kerry: el “legado”

Dado que el no veto norteamericano en la resolución del Consejo de Seguridad y el discurso de John Kerry no son útiles a la paz, a este cronista le queda una sospecha irónica para intentar adivinar las verdaderas intenciones de la Administración saliente.


Hay dos planos en el discurso final del Secretario de Estado norteamericano John Kerry, ayer. Uno es el del contenido y otro es el del andamio político/tono/química/timing. En el plano del contenido, nada nuevo. Primero, los principios de la Administración Obama para el arreglo del conflicto entre Israel y los palestinos, que ya vienen de su intento de mediación de nueve meses: 1) Retirada israelí a los límites de 1967 con intercambio de territorios. 2) Dos estados para dos pueblos. 3) Solución justa para los refugiados palestinos. 4) Jerusalén, capital de los dos estados, sin dividirla nuevamente. 5) Necesidades de seguridad de Israel deben ser garantizadas, pero fin a la ocupación.

Segundo, en ese mismo plano del contenido. Kerry echó las culpas sobre Israel, “el gobierno más derechista que supo su historia” y dijo que la política de asentamientos “lleva a un solo estado, que no podrá ser judío y democrático a la vez”. Pero Kerry no habló de la intransigencia palestina. Existe una responsabilidad de la parte débil en el conflicto, y Kerry solo habló de “incitación y violencia”, a la que debe ponerse fin, pero no dijo quién es el responsable por esa incitación, que ocurre de modo brutal en la calle, en las instituciones y en las redes sociales del lado palestino. Tampoco mencionó que la Autoridad Palestina rechazó todas las propuestas de Israel en 2000, en 2008 y la última: la del propio Kerry en 2014, que planteaba lo mismo que dijo ayer. Y lo que es peor: los palestinos nunca ofrecieron ninguna propuesta en lugar de su rechazo. Rechazo y punto. A veces peor: rechazo y violencia. Así no me enseñaron a negociar. Lo cual hace sospechar de la agenda oculta de los palestinos: ¿de verdad buscan dos estados para dos pueblos?

Pero volviendo a Kerry, también agregó que EEUU no fue el que impulsó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que declara ilegales los asentamientos judíos en Cisjordania.

El problema básico de esa resolución es que el Consejo de Seguridad de la ONU representa el lado jurídico de las relaciones entre los países del mundo, y no puede ser convertido en un foro político cualquiera, como sí lo puede ser la Asamblea General o el Consejo de Derechos Humanos. Las resoluciones del Consejo General son vinculantes. Si bien esta no ordena el desmantelamiento de las colonias ni ordena sanciones, abre ahora las puertas para eventuales acciones concretas contra Israel, por ejemplo demandas en la Corte Internacional de La Haya por supuestos crímenes contra la humanidad, que ahora estarán basadas en este precedente. EEUU era un dique contra este abaratamiento del Consejo General.

Porque lo cierto es que los asentamientos pueden ser injustos, incorrectos, hasta inmorales y no conducentes a la paz. Incluso estratégicamente estúpidos. En ese plano podemos estar de acuerdo. Lo único que no se puede decir de las colonias, en cambio, es que sean “ilegales”.

Pues la ocupación, jurídicamente hablando, ocurrió en Sinaí. Allí existía soberanía previa egipcia. En ocasión de los acuerdos de Camp David, Israel devolvió el Sinaí a Egipto a cambio de reconocimiento y paz. También, mal que les pese a algunos israelíes, existe ocupación en el Golán, y cuando haya paz con Siria -a este paso no se sabe cuándo- se deberá devolver el Golán a Siria, o rentárselo por 99 años tipo Hong Kong.

Pero en Cisjordania y Gaza no había soberanía previa palestina ni de nadie. Existen solo dos territorios en el mundo sin soberanía alguna: la Antártida y Cisjordania-Gaza. Es la ley internacional. Jordania había anexado unilateralmente ese territorio luego de la guerra de 1948 (lo hizo formalmente en 1950, para más datos), una anexión no reconocida internacionalmente -como tampoco es reconocida la anexión israelí del Golán y de Jerusalén Oriental- y la “desanexó” en 1988 cuando la declaración virtual de independencia por Arafat desde Túnez. Por eso, se puede apoyar la entrega de los territorrios a los palestinos, pero no hay devolución. 

Y por lo tanto, no hay ocupación. La hay, ciertamente, en el tipo de relación generada entre el ejército y los habitantes palestinos, pero no en el de la ley internacional. Debe terminarse, claro, pero en el plano de la política. Pues si nos quedamos en lo jurídico, los israelíes tienen tanto derecho a construir casas en los territorios como los palestinos, pues el status jurídico es el de territorios en disputa.  Ese es el plano jurídico, en el que debe moverse el Consejo de Seguridad de la ONU. El carácter de ocupados, para referirse a los territorios, es una calificación política con la que coincide la llamada “comunidad internacional”.

El error de EEUU, por lo tanto, fue dejar que el Consejo de Seguridad abandonara sus funciones de resguardo de la ley internacional y dejarse arrastrar a lo que “la comunidad internacional considera”.

¿Qué buscan estos muchachos?

Ahora bien. En el plano del contexto político: ¿ese es el legado de la Administración Obama en política internacional? A menos que haya otro discurso de una hora y once minutos de John Kerry para cada conflicto en el mundo en el que EEUU metió mano -en general mal- este debía ser el discurso de cierre que resume su gestión. ¿Cuántas horas debió hablar Kerry de Rusia, con sus invasiones a Georgia, a Crimea, a Siria? Quizás quiso centrar los “éxitos” de su gestión solo en el Medio Oriente. Aquí, el rey está más desnudo aun, pues lo que dijo durante tantos minutos no logra ocultar, al contrario, lo que no dijo: el fracaso estrepitoso de EEUU en todos y cada uno de los países donde ocurrieron las mal llamadas “Primaveras Árabes”. Si se dedica una hora y once minutos al conflicto inmobiliario entre Israel y los palestinos, ¿no debería dedicarse varias horas más a Egipto, con el negligente proceso de caída de Mubarak, la debacle con el gobierno de la Hermandad Musulmana y el golpe de A-Sisi, miles de muertes mediante? Por no hablar de Siria, donde huelgan las palabras. El lector haga la cuenta de cuántas horas debería hablar Kerry de Siria.

La pregunta que queda, es qué busca la Administración Obama con su cambio radical de política hacia Israel, más que salir con una imagen de “buscadora de la paz”. No se trata de “abrochar” a la entrante Administración Trump con hechos políticos consumados. Este novato de la política es tan novato, que nada puede atarle las manos. No se sabe si jugará a favor de Israel -o de su actual gobierno- o en contra. Trump es muchas cosas, pero previsible no es una de ellas. Tampoco se trató de “ablandar” a Netanyahu: era de prever el ataque de histeria que invariablemente habría de padecer Bibi, y del antagonismo y mayor endurecimiento que la actitud norteamericana provocaría en el gobierno israelí.

Por eso, dado que su acto de cierre es cualquier cosa menos útil a la paz, lo que queda a este cronista, es una sospecha sarcástica: ¿habrá sido un acto de marketing de Obama y Kerry de su nueva profesión como conferenciantes en universidades y foros internacionales, por suculentas decenas de miles de dólares la pieza, acerca de cómo se hace la paz en Medio Oriente?  Se abre el remate.

 
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