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| sábado noviembre 23, 2024

La solución de los dos Estados ha muerto


La solución de dos Estados ha muerto. Sus principales enterradores fueron el ya expresidente Barack Obama y su emisario, el secretario de Estado John Kerry. La señal se dio en el discurso de El Cairo de 2009, donde Obama aceptó el relato de la izquierda, según el cual Occidente tiene la culpa de todos los males del islam. Por el colonialismo, por el orientalismo. Los pobres árabes no tienen la culpa. Como parte de su apología, Obama también aceptó la posición musulmana (inventada en Occidente) sobre Israel: el derecho de Israel se deriva de la persecución que ha sufrido el pueblo judío, especialmente en el Holocausto. De esa idea se sigue –Obama no lo dijo, pero parte de ahí– que, como se puede leer en los escritos de ciertos pensadores, los palestinos son “las verdaderas víctimas del Holocausto”.

Un año y medio después del discurso, la Primavera Árabe hizo erupción y Oriente Medio empezó a desmantelar las estructuras nacionalistas moldeadas por las potencias colonialistas, sustituyéndolas por una vuelta a las estructuras tribales y clánicas. La Administración Obama aceptó las protestas en Egipto y apoyó el traspaso del poder a un representante de los Hermanos Musulmanes. También apoyó al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Por otra parte, no se sintió interpelado por el fraude electoral de 2009 en Irán, que tuvo lugar una semana después del discurso de El Cairo. Hace un año, más o menos, publiqué una conversación con el cineasta iraní exiliado Mohsen Majmalbaf, que había sido portavoz del ex primer ministro iraní Mir Hosein Musavi, líder de la Revolución Verde que había protestado contra el fraude. Habló del grito de ayuda que lanzaron al equipo de Obama, y que éste se la negó tanto como pudo: “La gente que salía a las calles en Irán le decía a Obama: ‘¿Estás con ellos o con nosotros?’. Obama estaba con ellos, porque no le importaba quién estaba en el poder; eso es lo que me dijeron”.

Para Israel, el discurso marcaba un ominoso cambio en la relación de EEUU con la pugna por esta tierra. Es cierto que todas las Administraciones anteriores habían apoyado un Estado palestino, pero lo hacían basándose en consideraciones geopolíticas e intereses estadounidenses. El apoyo de Obama al Estado palestino fue en primer lugar y sobre todo conceptual, o tal vez ideológico, y se basaba en reivindicaciones morales.

Los palestinos endurecieron más su posición, ya que la Administración Obama se alineó con ellos por principio. Al analizar sus entrevistas, discursos y actuaciones sobre el asunto, sabremos que el expresidente de EEUU aceptó completamente la postura izquierdista sobre el conflicto:Israel es el problema y los palestinos, la solución.

La obsesión de Obama y Kerry se expresó en su “voluntad”. En su último discurso como secretario de Estado de la máxima superpotencia, Kerry no aludió a los problemas y el caos que la Administración Obama había dejado a su paso en todo el mundo, sino que se centró en losasentamientos judíos en su patria ancestral como un obstáculo para la paz.

Durante sus últimas horas en el cargo, Obama aprobó la transferencia de 221 millones de dólares a la Autoridad Palestina. ¿Dónde irá ese dinero? Esa misma semana supimos que la AP pagará a la esposa del terrorista que asesinó a cuatro soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel en Armón Hanatziv 2.900 shékels (760 dólares) al mes. Podemos trazar una línea continua y coherente entre el discurso de El Cairo y los acordes finales de la Administración Obama.

¿Fue la comprensión de que nos estábamos enfrentando a un presidente americano atípico, a un idealista (mesiánico) que podía perjudicar gravemente a Israel, lo que llevó al primer ministro Netanyahu a cambiar la postura de los Gobiernos de derechas? Diez días después del discurso de El Cairo, Netanyahu anunció en un discurso en la Universidad Bar Ilán su aceptación de unasolución de los dos Estados. Que su discurso se correspondía con el de El Cairo se puede ver en este párrafo:

El derecho del pueblo judío a un Estado en la tierra de Israel no se basa en la serie de desastres que le han ocurrido a nuestro pueblo (…) [sino en] un simple hecho: esta es la patria del pueblo judío, y aquí es donde se formó nuestra identidad.

Netanyahu señaló la raíz del problema: no son los asentamientos judíos ni la ocupación (ninguna retirada por nuestra parte nos acercaría más a la paz), sino la negativa fundamental y centenaria de árabes y palestinos a “reconocer el derecho del pueblo judío a su propio Estado en su patria histórica”. Así que el primer principio que estableció para cualquier acuerdo fue el reconocimiento de Israel como el hogar nacional del pueblo judío. Este principio nunca lo respetó ningún líder árabe o palestino, incluidos los considerados laicos y moderados.

Así, el artículo 15 de la Carta Nacional Palestina del movimiento Fatah estipula: “Desde el punto de vista árabe, la liberación de Palestina es un deber nacional y trata de repeler la agresión sionista e imperialista contra la patria árabe, y su objetivo es la eliminación del sionismo en Palestina”. No se habla del territorio capturado en 1967, sino de toda la tierra. ¿Quién dijo “limpieza étnica”?

El artículo 20 abole la Declaración Balfour y determina que “las reivindicaciones de los lazos históricos o religiosos de los judíos con Palestina son incompatibles con los hechos históricos”. No se habla sólo del Monte del Templo, sino de todo el territorio. El mismo artículo dice también: “El judaísmo, que es una religión, no es una nacionalidad independiente. Ni los judíos constituyen una sola nación con una identidad propia: son ciudadanos de los Estados a los que pertenecen”. Los judíos pertenecen a una religión, no a una nación, y por lo tanto no merecen el derecho a ningún tipo de autodeterminación, no desde luego en esta tierra, con la que se establece que no tienen ningún lazo. Por cierto, este mismo espíritu también se encuentra en el documento del Alto Comité Árabe de Seguimiento, La visión futura de los árabes palestinos en Israelpublicadoen 2006.

El segundo principio básico que Netanyahu estableció para cualquier acuerdo es que, una vez fundada, la entidad palestina debía ser desmilitarizada, a fin de evitar que se convierta en una entidad terrorista en el corazón del país. Esto significa que Israel aplicaría plenos controles de seguridad desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo. Este principio fue poderosamente reforzado tras el colapso de los regímenes árabes, en el entendimiento de que no se podía confiar en ninguna entidad que pudiese caer en manos de Hamás o el Estado Islámico.

Netanyahu repitió estos dos principios esta semana, pero añadió que el total control de la seguridad por parte de Israel desde el Jordán hasta el Mediterráneo no encaja con la idea de los dos Estados. “Hay una limitación a la soberanía, si lo quieren llamar así”, dijo. Y cuando volvió a hablar de un “Estado desmilitarizado” dijo: “Llámenlo como quieran”. Añadió que el difunto primer ministro Isaac Rabín pensaba lo mismo.

Finalmente aseguró que los asentamientos no son un obstáculo para la paz; que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, y los líderes de Ramala “no quieren un Estado junto a Israel, [sino] que quieren arrancar a nuestros hermanos y hermanas, primero de Judea y Samaria y después de los otros asentamientos en Yafo, Acre, Nazaret y demás. Y lo dicen”.

En una situación como esta, donde cualquier persona razonable ve claro que un Estado palestino en la cima de la montaña pondría en peligro la existencia de Israel, entra en juego la regla del rabino Akiva: tu vida tiene prevalencia sobre la vida de tu amigo.

Cuando el escritor Amos Oz trató de justificar la fundación de Israel, habló de un tronco flotante al que los náufragos se aferran a falta de más opciones. Ahora tampoco hay más opciones, y la experiencia nos enseña que depende de nosotros evitar la fundación de un Estado terrorista en el corazón de nuestro país. Ha llegado la hora de volver al plan del primer ministro Menájem Beguin para la autonomía palestina. Llámenlo como quieran.

© Versión original (en inglés): The Algemeiner
© Versión en español: Revista El Medio

 
Comentarios

Hasta cuando estará saliendo por los medios de comunicación el terrorista de obama

Obama fue por 8 años el peor enemigo de Israel y de lis gringos q perro…

Me parece que Obama fue el que matò la soluciòn de dos estados ya que hasta el ùltimo suspiro conspirò en contra de Israel, y no hizo nada por esa soluciòn asi que no se mande la parte no solo fracasò con el conflicto israelo palestino sino que fracasò en su polìtica exterior

Porque ya se fue el que bombardeaba /Mr Bombasa ?

Esa rosolucion de facto lleva muerta desde su própia formulacion por la Asamblea de las Naciones Unidas, coincidiendo con el establecimiento del Estado de Israel
Las naciones árabes que entonces se negaron aceptar el principio de dos Estados, uno judio y otro árabe, son las que ahora reivindican ese derecho, algo a lo que Israel jamas se negó …
Hagámos pues memória, y recordemos de donde arranca un conflicto que lleva camino de eternizarse, y tiene en origen el véto arabe a la propuesta inicial de la ONU …

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