Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
En una reciente carta al New York Times, el actual Conde Balfour, Roderick Balfour, argumentó que es culpa de Israel que haya «un creciente antisemitismo en todo el mundo». Balfour, descendiente de Arthur Balfour, Secretario de Relaciones Exteriores británico que redactó la Declaración Balfour hace cien años, escribió lo siguiente: «la creciente incapacidad de Israel para hacer frente [a la condición de los palestinos], junto con la expansión hacia el territorio árabe de los asentamientos judíos, son factores importantes en el creciente antisemitismo en todo el mundo”. Argumentó además que el Primer Ministro Benjamín Netanyahu «les debe a los millones de judíos de todo el mundo», que sufren antisemitismo, resolver el conflicto entre Israel y Palestina.
Esta visión bienintencionada pero ignorante, es particularmente irónica a la luz del hecho de que la Declaración Balfour tenía, como uno de sus propósitos, poner fin al antisemitismo en todo el mundo creando una patria para el pueblo judío. Pero ahora el descendiente de Lord Balfour argumenta que es Israel quien está causando el antisemitismo.
Los puntos de vista de Roderick Balfour están simplemente equivocados, tanto como cuestión de hecho como como cuestión de moralidad. Cualquiera que odie a los judíos «alrededor del mundo» porque no está de acuerdo con la política de Israel, estaría dispuesto a odiar a los judíos sobre la base de cualquier pretexto. Los anti-semitas modernos, a diferencia de sus antepasados, necesitan encontrar excusas para su odio, y el antisionismo se ha convertido en la excusa legal.
Para probar el punto, consideremos otros países: ¿ha habido crecientes sentimientos anti-chinos alrededor del mundo como resultado de la ocupación china del Tíbet? ¿Hay creciente odio hacia los estadounidenses de origen turco debido a la falta de voluntad de Turquía para poner fin al conflicto en Chipre? ¿Los europeos de origen ruso sufren intolerancia a causa de la invasión de Crimea por parte de Rusia? La respuesta a todas estas preguntas es un rotundo no. Si los judíos son el único grupo que sufre debido a las controvertidas políticas por parte de Israel, entonces la responsabilidad recae sobre los antisemitas en lugar de sobre el estado nacional del pueblo judío.
Además, la responsabilidad de Benjamin Netanyahu es la seguridad de los israelíes. Incluso si fuera cierto que el antisemitismo está aumentando como resultado de las políticas israelíes, ninguna política israelí debería decidirse en base a la reacción de los fanáticos en todo el mundo. El antisemitismo, el más antiguo de los fanatismos, persistirá mientras se vea justificado por apologistas como Roderick Balfour. Aunque Balfour no justifica explícitamente el antisemitismo, todo el sentido de su carta es que el odio al judío es, al menos, comprensible a la luz de las políticas de Israel.
Balfour no dice una palabra sobre la falta de voluntad del liderazgo palestino para aceptar las reiteradas ofertas de Israel a los palestinos de la condición de estado. Desde 1938 hasta 2008, repetidamente, se les ofreció a los palestinos, y rechazaron, los acuerdos que les habrían dado la condición de estado. Incluso hoy en día, el liderazgo palestino se niega a aceptar la oferta de Netanyahu de sentarse y negociar un acuerdo de estatus final sin condiciones previas. Balfour tampoco menciona a Hamas, Hezbollah y otros grupos terroristas que amenazan constantemente a Israel, junto con la determinación, públicamente declarada, de Irán de destruir el estado que Lord Balfour ayudó a crear. Todo es culpa de Israel, según Balfour, y el aumento resultante del antisemitismo también es culpa de Israel.
Roderick Balfour termina su carta, esencialmente, uniéndose al movimiento de boicot contra Israel. Ha declarado su renuencia a participar en la celebración del Centenario de la Declaración Balfour, hasta que Israel tome medidas unilaterales para poner fin al conflicto. Que así sea. Estoy seguro de que el autor de la Declaración Balfour habría estado dispuesto a participar en esta celebración, reconociendo que ningún país de la historia ha contribuido más al mundo – en términos de innovaciones médicas, tecnológicas, ambientales y otras – en un período tan corto de tiempo (69 años) que Israel. Tampoco ningún país, enfrentado a amenazas comparables, ha sido más generoso en sus ofertas de paz, más comprometido con el Estado de Derecho, o más protector de los civiles que son utilizados como escudos humanos por los que atacan a la población civil de Israel.
Así que la Celebración de la Declaración Balfour siga adelante sin la participación de Roderick Balfour. Que Israel continúe ofreciendo una solución pacífica a su conflicto con los palestinos. Y que los palestinos lleguen finalmente a la mesa de negociaciones y reconozcan a Israel como Estado Nación del pueblo judío de la manera que la Declaración Balfour pretendía.
https://www.gatestoneinstitute.org/9977/israel-does-not-cause-anti-semitism
En tanto y en cuanto no se martille sistemáticamente con la verdad o sea, LA PALESTINA ÁRABE JAMÁS EXISTIÓ y fue un invento de la KGB, con beneplácito de los árabes, para crear un cáncer que carcomiera Israel y lo destruyera, nunca se acabará esta situación respecto de los usurpadores jordanos de Gaza.
Respecto del antisemitismo, hay que llamarlo por su nombre, ANTIJUDAÍSMO, porque «antisemitismo» y, ahora, «antisionismo», no son más que eufemismos del odio a lo judío, creado y alimentado por la Iglesia. Hasta el advenimiento del cristianismo, la situación de Judea era la de cualquier otro pueblo de la época; no se la odiaba en especial, aunque sí era una rareza que fuera la única nación monoteísta. Cuando surgió la Iglesia y quiso desembarazarse de la religión madre para gobernar sin oposición, entonces surgieron todas las mentiras y todos los preconceptos contra el judaísmo y los judíos, que se mantienen y mantendrán para siempre, porque la Iglesia siempre encontrará algo para generar odio. Esto es otro hecho que debemos enfrentar y decir con todas las letras. El único Papa que quizá pudo haber dado un giro a esta iniquidad fue Juan XXIII. El Papa actual, Francisco, es el que más hace por buscar la destrucción del Judaísmo y de Israel. No en vano, en su visita protocolar a Israel, las tropas reunidas para darle honor como Jefe de Estado lo acompañaron en la revista a los acordes de «Jerusalem de Oro», para indicarle con claridad que Jerusalem, como capital espiritual y política de Israel y del judaísmo, fue, es y será judía y es indivisible. A partir de ahí, que Israel está en SU tierra y ahí se quedará.