GABRIEL BEN-TASGAL, PERIODISTA ARGENTINO Y ANALISTA DE ORIENTE MEDIO
La gente en Europa calla por no ser víctimas de lo «políticamente correcto» pero, en el momento de votar, votan lo que quieren, por eso las encuestas no acertaban. Decían una cosa en las encuestas y otras en las urnas, afirmó.
La victoria electoral del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, «está conectada con el fin de una época de lo que es políticamente correcto», según el periodista argentino y analista de Oriente Medio Gabriel Ben-Tasgal.
«Es temprano para entender el fenómeno Trump, pero creo que hay una conexión entre la victoria Trump y el fin de una época de lo que es políticamente correcto», declaró Ben-Tasgal en entrevista con Efe.
«Trump forma parte de un fenómeno que incluye desconfianza hacia el poder establecido de la prensa o de los políticos. Y España no es ajena. En España tienen todavía algo de prestigio, pero no así en Estados Unidos y otros países europeos. No toda la información es confiable», aseveró.
Para el especialista, «Trump viene a jugar un papel nuevo: digo todo lo que me parece. Al que no le guste es problema de él. El presidente promete algo, la gente lo vota y empieza a cumplirlo, y la gente entra en estado de shock. Y lo dice alguien que no apoya a Trump y que cree que está en la frontera de la realidad».
«No estamos acostumbrados a un político así -continuó-. Esto es el principio de un gran cambio político, en el caso de Europa para mal, en el caso de Medio Oriente, para bien».
Ben-Tasgal definió a Europa como «la cuna del relativismo moral» porque, a su juicio, tiene inmigración descontrolada que quiere cambiar su perfil y ha dejado de ser la cuna creativa que pasa por países como Estados Unidos y Singapur.
«Sus habitantes han vivido demasiado cómodos. No tiene crecimiento demográfico», comentó el analista, invitado a Costa Rica para participar en varias conferencias.
«Los actuales políticos dicen que no nos podemos meter con la libertad de las personas y no se pueden pinchar teléfonos o registrar una vivienda en determinado horario nocturno porque las organizaciones de derechos humanos les dirán que violan sus derechos», aseveró.
Por ello y en la actualidad, dijo, «vale lo mismo la opinión de un charlatán que la de un sesudo profesor universitario que busca la verdad histórica, y cuando vale lo mismo todo, estamos perdidos porque no hay principios morales claros».
La gente en Europa calla por no ser víctimas de lo «políticamente correcto» pero, en el momento de votar, votan lo que quieren, por eso las encuestas no acertaban. Decían una cosa en las encuestas y otras en las urnas, afirmó.
«Europa no ha demostrado adaptarse a las nuevas realidades por lo que la radicalización en Europa es muy posible. Los radicalismos de un lado o de otro no son buenos. Europa es la cuna de lo políticamente correcto, no se ha adaptado a las nuevas amenazas y además pone en duda todo», aseguró.
Y advirtió que la reacción, en Europa, «muchas veces va a estar fuera del marco de la Ley, y puede ser una especie de apisonadora que aplaste todo. Por eso hay un montón de personas musulmanas que ya están sufriendo discriminaciones».
Para el especialista, Oriente Medio va a cambiar pero de forma diferente a Europa.
«Estamos llegando a momentos de liquidez y bonanza energética que hacen que los países radicales de Medio Oriente no puedan seguir expandiendo en su totalidad su radicalismo. Y esto les va a debilitar», expresó.
Afirmó que el ex presidente estadounidense Barack Obama traicionó a sus aliados en Oriente Medio, y que Trump quiere poner la embajada de Estados Unidos en Jerusalén, «de lo que Israel no está muy convencido», precisamente para «proteger a su aliado».
«Obama dijo que el conflicto palestino-israelí es un conflicto territorial. No es verdad, tiene una parte que es por tierras y que está prácticamente solucionado. Es un conflicto religioso. Donde el islamismo radical no tolera la presencia de un cristiano o judío en la llamada ‘tierra santa del islam'», señala.
Obama permitió la resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU 2334 que señala que toda la línea verde es una frontera (para Ben-Tasgal nunca lo fue) y todo lo que está fuera es ilegal.
«Trump dice: ‘paso la embajada a un territorio que la ONU dice que es ilegal, le digo a la ONU que digan lo que quieran, haré lo que quiero: defiendo a mis aliados'», reseñó Ben-Tasgal.
«En definitiva: traza una línea de todos los buenos: Japón, Rusia (por el momento), Canadá, Israel y quizá Argentina, y los malos. Dividir el mundo entre buenos y malos te convierte en una bomba», advirtió.
En América Latina, Irán invirtió en encontrar amigos durante el bloqueo, y encontró a Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y otros, y se encontró con una realidad: la corrupción. Se podían comprar. En España compraron a Pablo Iglesias, con un programa de televisión que recibía cientos de miles de euros de Irán, comentó.
«Pablo Iglesias se acostaba con gente que ahorcaba a homosexuales y que no son democráticos. En lógica moral nunca ‘Podemos’ debería hacer una alianza con Irán. ¿Qué les une? El odio. El odio a las normas, al capitalismo, a la modernidad. Estos posmodernistas se alían con premodernistas que nos quieren llevar a la Edad Media con la tecnología de Occidente», finalizó.
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