Todos tenemos una opinión acerca de Israel. Tanto si fuimos como si no. A diferencia de cualquier otro país del mundo, el prejuicio está a la orden del día. Creemos saber incluso aquello que no sabemos. Un sinfín de conceptos que giran en torno a temas religiosos, bélicos y, en menor escala, de negocios.
Lo cierto es que hasta que no viajás efectivamente al país Asiático (sí, es Asia aunque algunos se lo confundan con África y ellos mismos vivan con actitud europea), no tomás certera dimensión de los matices y colores que encierra.
Junto a un grupo de 26 emprendedores de diferentes rubros y en el marco de Innovation Experience, partimos con una agenda muy cargada para meternos de lleno en el Start Up Nation israelí, el de mayor índice de emprendedores per cápita del Mundo.
Con apenas 8 milllones de habitantes (Buenos Aires tiene aproximadamente 16 millones), Israel logró en 50 años avanzar a pasos agigantados, a pesar de su ubicación geográfica -limita con Siria, Jordania, Egipto y el Líbano- y sus conflictos internos.
Tel Aviv y sus 13 km de ancho encierran a una ciudad moderna, cosmopolita. La arquitectura de los años 70 esconde verdaderos tesoros, ya que el metro cuadrado arranca en 10.000 dólares y de allí hacia arriba. Será quizá por eso que hay coworking para todos los estilos y tamaños.
Si bien triunfar está bien visto, así como también fracasar y seguir intentándolo, la austeridad es un signo marcado de los israelíes. No se ve ningún símbolo de estatus. Ni en los autos, ni en la vestimenta, ni tampoco en las fachadas de las casas.
La complejidad de esta cultura radica en el contraste entre las abrumadoras sumas que se obtienen en algunas transacciones -por ejemplo Mobileye, una de las compañía que visitamos de dispositivos para evitar colisiones, acaba de ser adquirida en 15.000 millones de dólares- y las ganas de seguir haciendo de aquellos que triunfan. Su CEO y fundador sigue siendo profesor de la facultad y a la vez desarrolla nuevas tecnologías como Orcam, un asistente para no videntes .
En el centro de Tel Aviv se encuentran los tres edificios de Elron, recientemente adquirido por el Grupo Elsztain, con una variedad de negocios que van desde cadenas de supermercados hasta la revolucionaria PillCam, un dispositivo que permite suplir las tradicionales endoscopias por una pastilla con cámara que toma imágenes para que el médico las analice. Su visionario CEO, Eduardo Elsztain, dona parte de sus ganancias a la Universidad de Ben Gurion en la Ciudad de Beer Sheva, la más importante en desarrollo e investigación tecnológico de Israel y una de las más prestigiosas del mundo en tecnología y biotecnología. A los alumnos se los incentiva para que creen. Aquellos que tienen una buena idea son subvencionados por la misma facultad para que puedan desarrollarla, quedándose esta con un porcentaje de la misma. Los avances en cyberseguridad han colocado a Israel en el tope de los rankings, convirtiéndose estos puestos en los más valorados en el Ejército.
La demanda de ingenieros es notoria. En todas las empresas que visitamos ofrecían trabajo. No solo son excelentemente bien remunerados sino que además son muy bien vistos dentro de la sociedad. Son estas personas, en definitiva, quienes desarrollan las tecnologías que luego salvarán vidas o mejorarán la calidad de otros tantos.
Jerusalén, en cambio, es detenerse en el tiempo. Son siglos de Historia que te envuelven sin piedad llevándote al inicio del todo. Allí donde la Fe y lo aprendido se chocan y cuestionan.
Caminar los cuatro barrios en los que está dividida la ciudad –armenio, cristiano, judío y musulmán– te marca la pauta de cómo conviven en tensa armonía. Una armonía rota por momentos por disputas callejeras entre árabes y judíos, en una ciudad sagrada y venerada por millones de fieles que llegan año tras año en busca de Fe. Los olores, colores y sabores del mercado (suk) te catapultan a tu infancia y a lugares donde quizá nunca fuiste. La visita obligada del Muro, el Santo Sepulcro y el Vía Crucis te enseña que la Historia pesa por sí sola, más allá del credo, o la carencia del mismo.
Realmente reciben gente de Argentina para hacer negocios con los brazos abiertos. Si bien ellos quieren que vivas e inviertas allá, las oportunidades están a la orden del día. No existe el mercado interno y todo lo que desarrollan es para exportar. Ergo, es solo cuestión de negociar bien la oferta.
Israel es mucho más que aquello que sabés. O que crees que sabés. Es todo lo otro que no te imaginás y, sin embargo, se abre ante tus ojos.
El Estado de Israel vive por asi decirlo, cautivo de la imagen que los demas proyectan sobre él, permaneciendo a la vez ajeno a la retahila de estereotípos que le son asignados, y con los que obviamente no se identifica … Lo cierto es que su realidad es lo suficientemente multiforme y compleja como para ajustarse a un simple «cliché» a la resulta de una imagen fija, por demas tipica y tópica , de la que deseariá desprenderse y le hace merecedor de ser visitado al menos una vez cada cierto tiempo …
Israel es un crisol, a semejanza de un sociedad poliedrica y dinámica como pocas, un paraiso para emprendedores y personas con ingénio y talento, un lugar para el ócio, la aventura y la ensoñacion … un espacio vital en el que se da cita la cúna de la civilizacion occidental, repleto de referencias históricas y culturales, ademas de llamativos contrastes orográficos … Israel es éso y … mucho mas !!! conviene saberlo y experimentarlo , haciendo de es pais un destino vacacional prioritário …
Invitados quedais pues, a comprobarlo in situ …