Miles de musulmanes toman parte de un servicio religioso al aire libre en Birmingham, Inglaterra, el 6 de julio de 2016. (Imagen tomada de un vídeo de Ruptly).
Traducción del texto original: Londonistan: 423 New Mosques; 500 Closed Churches
Traducido por El Medio
«Londres es más islámica que muchos países musulmanes juntos», según Maulana Syed Raza Rizvi, uno de los predicadores islámicos que ahora lideran en «Londonistán», como ha llamado la periodista Melanie Phillips a la capital inglesa. No, Rizvi no es un extremista de derechas. Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura, fue menos amable: dijo que Reino Unido era «una fosa séptica para los islamistas».
«Los terroristas no pueden soportar el multiculturalismo de Londres», dijo el alcalde de la ciudad, Sadiq Jan, después del reciente y letal ataque terrorista en Westminster. Es al revés: son los multiculturalistas británicos los que están alimentando el fundamentalismo islámico. Por encima de todo, Londonistán, con sus nuevas 423 mezquitas, se construye sobre las desoladas ruinas del cristianismo inglés.
La Iglesia Unida de Hyatt fue comprada por la comunidad egipcia para ser convertida en mezquita. La iglesia de San Pedro se ha convertido en la Mezquita de Medina. La Mezquita de Brick Lane se construyó en una antigua iglesia metodista. No sólo se están convirtiendo los edificios, también las personas. El número de conversos al islam se ha duplicado; a menudo abrazan el islam radical, como fue el caso de Jalid Masud, el terrorista que atacó Westminster.
El Daily Mail ha publicado las imágenes de una iglesia y una mezquita a pocos metros la una de la otra en el centro de la ciudad. En la Iglesia de San Jorge, diseñada para dar cabida a 1.230 feligreses, se reunían sólo doce personas para celebrar la misa. En la Iglesia de Santa María, eran veinte.
En la cercana mezquita pública de Brune Street hay un problema distinto: exceso de aforo. En su pequeño espacio sólo caben cien personas. El viernes, los fieles tenían que salir a la calle para rezar. Vistas las tendencias actuales, el cristianismo se está convirtiendo en una reliquia en Inglaterra, mientras que el islam será la religión del futuro.
En Birmingham, la segunda mayor ciudad británica, donde muchos yihadistas viven y orquestan sus atentados, un minarete islámico domina el cielo. Hay peticiones para que se permita a las mezquitas británicas llamar a sus fieles a la oración mediante altavoces tres veces al día.
Se calcula que para 2020 el número de asistentes musulmanes a las oraciones llegará a un mínimo de 683.000, mientras que el número de cristianos que acudirá semanalmente a misa caerá hasta los 679.000. «Ya está aquí el nuevo paisaje cultural de las ciudades inglesas; el paisaje homogeneizado y cristiano de la religión del Estado está en retirada», dijo Ceri Peach, de la Universidad de Oxfrod. Mientras que casi la mitad de los musulmanes británicos tiene menos de 25 años, una cuarta parte de los cristianos tiene más de 65. «Dentro de otros veinte años va a haber más musulmanes activos que asistentes a misa cristiana», dijo Keith Porteus Wood, director de la National Secular Society.
Desde 2001, quinientas iglesias de Londres de todas las confesiones han sido convertidas en domicilios particulares. En ese mismo periodo, han proliferado las mezquitas británicas. Entre 2012 y 2014, el porcentaje de británicos que se identificaban como anglicanos cayó del 21% al 17%, –un descenso de 1,7 millones de personas– mientras que, según una encuesta realizada por el respetado NatCen Social Research Institute, el número de musulmanes ha crecido hasta casi el millón. El número de feligreses está bajando a un ritmo que, en una generación, será tres veces menor que el de los musulmanes que van regularmente a la mezquita los viernes.
Demográficamente, Gran Bretaña ha ido adoptando cada vez más una faz islámica, en lugares como Birmingham, Bradford, Derby, Dewsbury, Leeds, Leicester, Liverpool, Luton, Manchester, Sheffield, Waltham Forest y Tower Hamlets. En 2015, un análisis sobre el nombre de pila más común en inglés descubrió que era Mohammed, incluyendo sus variantes, como Muhammad y Mohammad.
Las ciudades más importantes tienen enormes poblaciones musulmanas: Manchester (15,8%), Birmingham (21,8%) y Bradford (24,7%). En Birmingham, la policía acaba de desmantelar una célula terrorista; también hay una mayor probabilidad de que un niño nazca en una familia musulmana que en una cristiana. En Bradford y Leicester, la mitad de los niños son musulmanes. Los musulmanes no necesitan convertirse en la mayoría en Reino Unido; solo necesitan islamizar gradualmente la mayoría de las ciudades importantes. El cambio ya está teniendo lugar. «Londonistán» no es la pesadilla de una mayoría musulmana; es un híbrido cultural, demográfico y religioso en el que el cristianismo va en declive y el islam avanza.
Según Innes Bowen, en un artículo en The Spectator, sólo dos de las 1.700 mezquitas de Gran Bretaña siguen hoy la interpretación moderna del islam, frente al 56% en Estados Unidos. Los wahabíes controlan el 6% de las mezquitas de Reino Unido, mientras que los fundamentalistas deobandi controlan hasta el 45%. Según una encuesta del Knowledge Center, un tercio de los musulmanes del Reino Unido no se sienten «parte de la cultura británica».
Londres también está llena de tribunales de la sharia. Oficialmente hay cien. El surgimiento de este sistema judicial paralelo ha sido posible gracias a la Ley de Arbitraje británica y del sistema alternativo de resolución de conflictos. Estos nuevos tribunales se basan en el rechazo a la inviolabilidad de los derechos humanos: los valores de la libertad y la igualdad, que son la base del derecho consuetudinario inglés.
Las figuras públicas británicas siguen abriendo la puerta a la introducción de la sharia. Uno de los principales jueces británicos, Sir James Munby, dijo que el cristianismo ya no influye en los tribunales y que estos deben ser multiculturales, es decir, más islámicos. Roman Williams, exarzobispo de Canterbury, y el juez presidente Lord Phillips, también sugirieron que la ley británica debía «incorporar» elementos de la ley de la sharia. El establishment cultural inglés está capitulando rápidamente ante los fundamentalistas islámicos al aceptar sus exigencias.
Las universidades británicas también están promoviendo la ley islámica. Las directrices oficiales de la universidad, External speakers in higher education institutions (Oradores externos en las instituciones de educación superior), publicado por Universities UK, estipula que los «grupos religiosos ortodoxos» deben separar a hombres y mujeres en los eventos públicos. En la Universidad Queen Mary de Londres, las mujeres tenían que usar una entrada diferente y sentarse en una sala sin poder hacer preguntas o levantar la mano, como en Riad o Teherán. La Islamic Society de la London School of Economics celebró una gala en la que hombres y mujeres estuvieron separados por un panel de siete metros.
Tras el atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo, el jefe del MI6, Sir John Sawers, recomendó la autocensura y «cierta contención» al tratar el islam. El embajador británico en Arabia Saudí, Simon Collis, se convirtió al islam y completó el peregrinaje a La Meca, el hach. Ahora se hace llamar Hayi Collis.
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