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| domingo diciembre 22, 2024

Joyce Azria: Ícono de la moda y judía ortodoxa

La travesía de la energética diseñadora desde Chanel a Shabat.


 

 

Ícono de la moda y judío ortodoxo son dos descripciones que por lo general no son utilizadas juntas. Sin embargo, esos son los términos que mejor describen a Joyce Azria, la directora creativa de BCGC, la potencia de la moda que acaba de anunciar su cierre de actividades después de 28 años de proveer estilo de alfombra roja a precios accesibles.

Siendo una de las diseñadoras más buscadas de Estados Unidos en la actualidad, Joyce no se está retirando. Está comenzando su propia línea de moda, Avec Les Filles (Con las chicas), una línea de moda enfocada en mujeres jóvenes, brindando el característico estilo de última moda de Joyce con prendas clásicas a precios accesibles.

AishLatino.com conversó recientemente con la incontenible y enérgica diseñadora, quien compartió sus ideas sobre ser un ícono de la moda y una judía observante.

Siendo hija del famoso diseñador Max Azria, fundador de BCBG y otras líneas de ropa de moda, Joyce creció en un mundo frenético y glamoroso, dividiendo su tiempo entre París, donde nació, y Los Ángeles, donde creció y lugar que aún llama hogar. “Todo lo que hacíamos estaba a la moda”, recuerda Joyce. La familia vacacionaba en los resorts más famosos, disfrutaba de sus veranos en yates. “Y todo era muy material”.

“Mi papá es un judío sefaradí que nos educó con mucha espiritualidad y entusiasmo hacia Dios”.

Joyce recuerda su infancia en Los Ángeles. “Veía mucha gente que estaba perdida, que se enfocaba sólo en la última moda y en adoptar los últimos caprichos”. A pesar de vivir en ese ambiente, Joyce nota que su familia tenía algo diferente. El padre de Joyce nació en una gran familia judía tunecina y se mudó a París de niño, donde eventualmente estudió moda. “Mi papá es un judío sefaradí”, explica Joyce, “y siempre nos criaba con mucha espiritualidad y entusiasmo hacia Hashem (Dios)”.

Una forma en que nos transmitía esa espiritualidad era a través de Shabat. Si bien viajaba constantemente por trabajo, Max Azria siempre llegaba a casa a tiempo para decir kidush en Shabat. Eso les enviaba un poderoso mensaje a sus siete hijos. “Estábamos bien arraigados en nuestras creencias”, dice Joyce.

Ese elemento espiritual ayudó a los Azria a mantener la perspectiva incluso en el centro de los mundos de la moda de París y Los Ángeles. “Nuestra familia tenía una opinión algo diferente sobre lo poco importante que era todo eso”. Viajar a países en desarrollo, donde se fabricaban algunas de sus líneas de ropa, también ayudó a Joyce a moldear su perspectiva del mundo y el lugar de la moda en él.

Joyce entró al negocio familiar a los 18 años, aprendiendo sobre la industria y el diseño de ropas. Desde afuera, su vida parecía increíblemente glamorosa: viajaba por todo el mundo y se codeaba con las celebridades, pero la realidad era muy diferente. Construir las marcas de moda de la familia era un trabajo intenso y agotador, y muchos de los famosos que Joyce conoció no parecían ni satisfechos ni felices cuando eran vistos de cerca. “Esas personas son personas de verdad, tienen muchas pruebas y dificultades”.

Su trabajo era muy exitoso, pero después de unos años en la industria de la moda, algo parecía faltar. Joyce comenzó a investigar más intensamente sobre judaísmo, leyendo artículos en internet y tomando clases en los centros de Aish HaTorá y de Jabad en Los Ángeles. En un principio, llegó a Aish.com buscando recetas. Con su crianza sefaradí, Joyce no sabía preparar los platos favoritos de su marido ashkenazí, Ilan Trojanowski. “Cada uno tiene una forma distinta de entrar a nuevos mundos de ideas. La comida es un lenguaje”, explica Joyce, “que me motivó a aprender más sobre judaísmo”.

Aprender sobre la porción semanal de la Torá comenzó a cambiar la manera en que Joyce veía su vida y el mundo que la rodeaba.

Joyce comenzó a tomar clases en el centro local de Jabad. Aprender sobre la parashá de la semana comenzó a cambiar la forma en que Joyce veía a su vida y al mundo que la rodeaba. “Siempre podía relacionarla con algo que estaba pasando con mi vida”, nota.

Joyce comenzó a estudiar la porción semanal de Torá con su hijo. “Estaba intrigada y atrapada por las historias. Parecían muy modernas, a pesar de ser atemporales. Sin importar cuán moderna pareciera mi vida, cada Shabat sentía que había una enseñanza relevante para mí”.

Joyce y su marido Ilan.

Aprender sobre judaísmo fue como enamorarse. En poco tiempo, Joyce, que era divorciada, estaba compartiendo ese amor con su nuevo marido, que le había sido presentado por su rabino. Después de casarse con Ilan, tomaron la decisión de adoptar un estilo de vida judío ortodoxo, mudándose a un vecindario ortodoxo en donde vivirían con sus cinco hijos.

Joyce cree que volverse judía observante la ayudó a crecer no sólo en su vida personal, sino también en la profesional. “Tener una fuerte base moral te ayuda a ser una mejor empresaria, una mejor socia, una mejor esposa, una mejor persona”.

Joyce dice que, desde que se volvió ortodoxa, las personas creen que tiene aún más estilo.

Si bien bromea diciendo que pasó “de Chanel a Shabat”, Joyce dice que, desde que se volvió ortodoxa, las personas creen que tiene aún más estilo, catalogando su estilo más recatado como “clásico”.

Como diseñadora para jóvenes, Joyce es muy consciente de las presiones que estas niñas y jóvenes enfrentan para estar al día con los últimos estilos. “Muchas niñas caen presas de las tendencias de la moda y se presionan mucho, lo que crea inseguridad”, comenta Joyce. “Lo principal que deberías buscar al elegir ropa es cuán cómoda te hace sentir. ¿Están revelando demasiado? ¿Te hacen sentir insegura? La confianza es primordial en la moda, y confianza significa que te sientes cómoda contigo misma. Es sobre descubrir tu verdadera identidad. Si no comunicas algo, no comunicas nada. Y si no comunicas nada, las personas no te soportan”, dice.

La confianza también emana de las personas de quienes nos rodeamos, nota Joyce. Si nos aseguramos de rodearnos de personas y mentores positivos, eso nos ayudará a descubrir quiénes somos y a sentirnos seguros al proyectarlo. En lugar de esforzarte para encajar, pasa tu tiempo descubriendo quién eres, qué crees y cuáles son tus valores. “Toda la idea de la moda es revelar quién eres”, explica Joyce.

Joyce ve que el respeto hacia ella ha aumentado desde que se volvió más religiosa. Nota que es vista como una persona más confiable y honorable. Al vestir ropas modestas también cambió la forma en que la gente se relaciona con ella. Joyce advirtió que al conversar con las personas, la miran más a los ojos y prestan más atención a lo que dice. “Pueden llegar a conocerte en un nivel mucho más profundo”.

Como mujer empresaria, Joyce aprecia la forma más profesional en que ahora se relacionan con ella. “Las mujeres son realeza, y cuando comienzas a vestirte de esa forma, te conviertes en realeza. Las personas son hermosas cuando son fieles a su esencia”.

Joyce está increíblemente ocupada, trabajando para lanzar su nueva línea de moda en internet y en cientos de tiendas Macy’s de Estados Unidos. En medio de su intensa agenda, Shabat es su conexión a tierra, al igual que lo era cuando crecía y toda su familia se reunía cada semana para oír kidush.

Con su irresistible risa, Joyce recuerda una intensa reunión de negocios, mientras estaba todavía con BCBG, que se realizó bien entrada la tarde de un viernes. “Estábamos analizando una decisión realmente importante que debía ser tomada en 24 horas, y era justo antes de shabat”. Cuando terminó la reunión, uno de los compañeros de trabajo de Joyce le dijo que le llamaría pronto y le diría cuál era la decisión que se había tomado. “Dijo que me iba a llamar para decirme”, recuerda Joyce, “y yo le dije: lo siento, mi mundo se detiene para Shabat”.

Su colega estaba incrédulo, y le preguntó a Joyce si no tendría curiosidad.

“La verdad es que no”, contestó Joyce. “En Shabat, dejo todo el mundo de los negocios detrás y me enfoco en mi familia y en mi relación con Dios”, le dijo a su colega. “Soy afortunada por no ser una esclava de mi trabajo”.

 
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