Al celebrar Israel sus 69 años de independencia y soberanía nacional, siguen siendo numerosas las piedras en el camino y son no menos numerosos los motivos para ver también los logros.
Resultó especialmente significativo que justamente en el Día de la Independencia de Israel, el Comité Ejecutivo de UNESCO haya adoptado otra ilógica resolución que pretende cambiar la historia en relación al milenario vínculo judío con su capital, Jerusalem. Extraño que esta novedad del “fake news”-noticias falsas, inventadas – de la que tanto se habla últimamente, supere a la realidad y la verdad histórica, justamente en una organización que debería ser culto al conocimiento y el saber.
La enorme mayoría de los 22 países que votaron a favor de la resolución, son estados no democráticos, a los que no se puede considerar parte del mundo libre. Lamentable que Brasil los haya acompañado, al igual que Suecia (el único país europeo en hacerlo, aunque en realidad, no sorprende, por las conocidas posturas suecas respecto a Israel hace ya años), y también Rusia. Moscú tiene buenas relaciones bilaterales con Israel, pero su comportamiento en la ONU, bloqueando condenas a Siria, es lamentable, así que tampoco aquí nos sorprendemos.
La mayor parte del mundo libre que forma parte de la instancia que votó, no apoyó la resolución. No olvidamos el resultado, su aprobación , pero menos aún olvidamos lo que vimos en Jerusalem justamente el día en que UNESCO estaba reunido votando.
Era, como comentamos antes, el Día de la independencia de Israel. Una multitud de jóvenes se agolpaba en la explanada cerca al Muro de los Lamentos en Jerusalem. No pocos israelíes, con el evidente “refuerzo” de jóvenes judíos de varios países. Los más “ruidosos” por sus bailes y cantos, eran los mexicanos, panameños y brasileros. De fondo, se oía la voz del cantor israelí Dudu Fischer al que todos acompañaron con especial fuerza, cuando cantó el himno nacional de Israel, “Hatikva”. En ese momento, en la UNESCO alegaban que el pueblo judío no tiene un vínculo milenario con Jerusalem….y allí estaban judíos llegados de diferentes confines del mundo, unidos en el sentimiento de hallarse en un lugar especial.
Junto al Muro de los Lamentos, no había casi lugar para un alfiler. Muchos rezaban con devoción, otros simplemente apoyaban sus rostros o sus manos sobre las milenarias y enormes piedras, con los ojos cerrados. Una mujer joven sostenía su libro de oración en una mano, lo apoyaba sobre el Muro, mientras estiraba el otro brazo para mecer el cochecito de su bebé. Y al alejarse, nadie daba la espalda al Kotel. Todos caminan con cuidado, mirando cada tanto para atrás para no caer, pero mirando siempre al Muro.
Sólo UNESCO le da la espalda al pretender borrar la historia de Jerusalem.
En medio de las discusiones políticas que despiertan varios de los temas con los que lidia Israel, está también la fuerza de la vida diaria. Esa vida que busca normalidad, para todos, aún en medio de las discrepancias.
Y en este sentido, resulta significativo hacer referencia a un sondeo publicado hace pocos días sobre cómo los israelíes ven su futuro. El estudio fue realizado conjuntamente por el Instituto Israelí de Democracia y la Universidad de Tel Aviv. Su resultado principal es que el 71% de los ciudadanos, se dijo “muy optimista” o “bastante optimista” respecto al futuro del país,
El desglosamiento de dicho dato es que el 73% de los ciudadanos judíos respondieron de esa forma, y también el 61% de los ciudadanos árabes. Clara mayoría en ambos casos.
Es interesante que tanto judíos como árabes contestaron en casi idénticos porcentajes que sus líderes “no son tan Buenos” o “no son buenos en absoluto” en la atención a sus necesidades, pero por otro lado, los judíos fueron mucho más duros que los árabes al analizar si los gobernantes de Israel hacen buen trabajo : el 2% de la población judía considera que hacen “muy buen trabajo” para tomar en cuenta sus requerimientos, mientra que entre los ciudadanos árabe, la respuesta del “muy buen trabajo” fue de casi el 19%.
Algo menos de la mitad de los encuestados, el 47.5%, dijo que la situación actuar de Israel es “buena” o “muy buena”. El desglosamiento mostró que así respondió el 44% de los judíos y el 56% de los ciudadanos árabes.
En cuanto a la situación personal, el resultado fue distinto. Casi el 75% de los judíos dijo que su situación personal es “Buena” o “muy Buena”, mientras que entre los árabes, respondieron así el 57% de los encuestados.
Más del 80% de los interrogados dijo que se siente “bastante orgulloso” o “muy orgulloso” de ser israelíes. Era previsible, con la problemática nacional de fondo, que en esta pregunta habría una clara mayoría judía dando una respuesta positiva, concretamente un 86% de los ciudadanos judíos. Aún así, cabe señalar que el 51% de los ciudadanos árabes se dijo “bastante orgulloso” o “muy orgulloso” de ser israelíes.
Piedras decíamos al comienzo…y también logros…como en tantos otros países del mundo.
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