¿Por qué el Presidente de la Autoridad Palestina (AP) ha elegido este momento para dejar de financiar al servicio de electricidad en Gaza y por qué mantiene dominada la ira de Cisjordania?
Si alguien dudó de la sinceridad del Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, en su pretendida “desconexión” de la gestión de Hamás sobre la Franja de Gaza, el anuncio oficial de la AP de este jueves dejó claro que por lo visto ha cambiado de parecer. El Ministro de Asuntos Civiles de la AP Hussein Al-Sheikh le notificó formalmente al Coordinador israelí de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COAGT), Mayor General Yoav Mordejai, que a partir del próximo mes la AP dejará de pagarle a Israel por la electricidad que este le provee a la Franja de Gaza.
Esto es un drama, en su más alta expresión, por varias razones.
La primera es simbólica, ya que la Autoridad Palestina está dando su primer paso oficial para separarse de la Franja de Gaza y así trasladar su responsabilidad al Hamás.
La segunda es a un nivel práctico. Los habitantes de Gaza reciben en promedio, seis horas de electricidad al día. Esto se debe a que la central eléctrica de Gaza ha dejado de funcionar. Israel le suministra a la Franja aproximadamente el 30% de su consumo de electricidad. Si ese suministro fuese interrumpido, en lugar de seis horas de electricidad al día los habitantes de Gaza tendrían mucha suerte si consiguiesen tan solo dos horas.
Cualquier reducción adicional en el suministro de electricidad sin duda, dará lugar a disturbios y nadie sabe hacia dónde pudiera conducir esa agitación. La furia pública pudiera centrarse en Hamas, pero experiencias pasadas demuestran que probablemente sería dirigida al final hacia Israel. Esto pudiese provocar tensiones o una nueva ronda de conflictos.
Israel, por lo tanto se enfrenta a un dilema. ¿Debería este pagar el suministro de electricidad a Gaza, incluso por las oficinas de altos funcionarios de Hamas tales como Ismail Haniyeh y Yahya Sinwar? O, con las facturas sin pagar, ¿debería este retirarles el servicio y arriesgarse a acercar la próxima guerra?
Una central eléctrica en la ciudad de Gaza es representada detrás de una cerca el 16 de abril, 2017. AFP/Mahmud Hams)
Los habitantes de Gaza sólo pueden esperar y observar. Hamas no está en disposición de ceder ante las demandas de la AP de poner a la Franja e Gaza en manos del gobierno de Rami Hamdallah de Ramallah. Fatah y la AP insisten en que a menos que se le entregue el control, Hamas tendrá que apoyar a los habitantes de Gaza con electricidad a partir de este momento.
Detener los pagos por el servicio de electricidad es sólo el primero de una serie de medidas previstas por la AP contra Hamas y por extensión contra Gaza. Otra medida que la plana mayor de Ramallah está considerando es jubilar anticipadamente a antiguos miembros de los organismos de seguridad de la Autoridad Palestina en la Franja de Gaza. Estos son miles de personas, cuando casi todos se identifican con Fatah. Su problema es que es el Fatah equivocado.
Mohammad Dahlan en el 2006 (Michal Fattal/Flash90)
Las agencias de seguridad de la Autoridad Palestina en Gaza están afiliadas, en un nivel u otro a Mohammed Dahlan, el rival de años de Abbas. Es por eso que la Autoridad Palestina está considerando castigar a Hamas y a Gaza específicamente a través de los ex miembros de esas agencias de seguridad. En lugar de pagarles los salarios completos, estos podrían ser retirados y recibir una asignación reducida. Tal medida pudiera conducir a una disminución del comercio interno en Gaza, una escasez de dinero en efectivo y a una disminución de los ingresos de Hamas. Por lo tanto, perjudicaría tanto a los bandos rivales de Abbas como a los partidarios de Dahlan y de Hamas.
¿Qué hizo que la Autoridad Palestina decidiera ahora, de todas estas épocas, endurecer posturas con Hamas? El acto de apertura fue la decisión de Hamas de nombrar un comité administrativo, un gobierno de todo tipo, para gestionar los asuntos de la Franja de Gaza. Esto fue interpretado en Ramallah como una bofetada al rostro.
La AP impuso entonces un recorte del 30% en los salarios de los funcionarios de la AP, con el objetivo principal evidentemente de atacar al mismo tiempo a Dahlan y a Hamas. A esto siguió la negativa de la Autoridad Palestina de pagar los impuestos en su totalidad, lo que provocó un paro en la central eléctrica de Gaza. Ahora viene la amenaza de la Autoridad Palestina de detener inminentemente los pagos por el suministro de electricidad por parte de Israel a Gaza.
Altos funcionarios de Fatah y asociados cercanos a Abbas suenan convencidos por la justicia y el derecho a su causa. El ministro Al-Sheikh, en reuniones cerradas, ha alegado que altos miembros de Hamas no pagan por el servicio de electricidad. Este describe a los gobernantes de Gaza en términos muy duros, por decirlo suavemente, que incluyen difamar la virtud de sus madres.
Poniendo de lado la “adulación” a Al-Sheikh, las denuncias por parte de altos funcionarios de Fatah suenan bien fundadas. Funcionarios de alto rango le dijeron al Times de Israel que para todos los propósitos prácticos, la Autoridad Palestina ha estado financiando la “revolución” islamista en Gaza durante más de una década.
“Es ridículo”, dijo Al-Sheikh. “Y en lo que a nosotros respecta, se acabó. Les hemos dado condiciones claras. Ahmed Hils y Rawhi Fattouh se han reunido con los representantes de Hamas Razi Hamed, Salah Bardawil y Khalil Al-Hayya. Les entregamos un papel con tres puntos simples: Entreguen el control de Gaza al gobierno [en Ramallah]; iremos a elecciones generales dentro de seis meses; y dennos una respuesta dentro del lapso de una semana.
“Eso fue el 18 de abril. A partir de hoy [27 de abril], estos no se han comunicado con nosotros. Cuando tratamos de hablar con el liderazgo de Hamas en Qatar, nos dijeron que habláramos con Gaza. Cuando tratamos de hablar con Gaza, nos dijeron que habláramos con Qatar. Están haciendo tiempo, pero en lo que a nosotros respecta, ha llegado el momento de la verdad para Gaza. Los habitantes deberían realizar manifestaciones contra Hamas, una intifada, hasta donde a nosotros nos concierne”.
Sin embargo, existe otra razón al hecho de que Abbas endurezca su postura frente a las acciones de Hamas. A este se le espera en Washington la próxima semana para reunirse con el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump. Como presidente de la Autoridad Palestina frente a un gobierno terrorista islamista, este evalúa que recibirá una recepción más cálida.
La nueva ‘carta magna’ de Hamas
Se espera que Hamas anuncie su nueva carta magna la próxima semana. Lo más probable es que no contenga nada nuevo, ni ideológicamente ni en términos prácticos. Ciertamente no le traerá más electricidad a Gaza y al contrario de lo que Hamas espera, puede que no cambie tanto su imagen.
Sin embargo, es interesante ver el discurso de la posibilidad de una nueva carta magna creada dentro de Hamas. Las fuentes palestinas dicen que las principales influencias sobre la decisión por Hamas de cambiar su carta magna son Emir Tamim bin Hamad Al Thani gobernante de Qatar y Rached Ghannouchi, el líder del Partido Ennahdha, la Hermandad Musulmana en Túnez.
Yahya Sinwar, el nuevo líder de Hamas en la Franja de Gaza, asiste a la apertura de una nueva mezquita en Rafah al sur de la Franja de Gaza, 24 de febrero, 2017. (AFP/Said Khatib)
Las mismas fuentes dicen que el liderazgo de Hamas en Gaza encabezado por Sinwar, se opuso vigorosamente a la idea. Yusuf Al-Qaradawi, el principal teólogo de la Hermandad Musulmana, también se opuso y surgieron duros desacuerdos. Al final, Sinwar y sus asociados tuvieron que aceptar “el juicio del movimiento”.
La nueva carta magna de Hamas no reconoce a la OLP como el único representante legítimo del pueblo palestino, tal como lo deseaban los funcionarios de la OLP, ni está “comprometido”” a los acuerdos con Israel; Simplemente los “honrará”. No habrá ningún reconocimiento del Estado de Israel, que el cielo lo prohíba, sino sólo un acuerdo para el establecimiento de un estado palestino sobre las líneas de 1967.
Se supone que el empuje antisemita de la carta magna actual ha sido erradicado, quedando aun solo el aspecto anti-sionista. El nuevo elemento es que el nuevo texto muy probablemente no mencionará a la Hermandad Musulmana como la organización paraguas de Hamas.
Ramallah y la huelga de hambre
La huelga de hambre de los presos palestinos entró en su duodécimo día el viernes. Algunos funcionarios israelíes están tratando de describirlo como un fracaso y otros afirman que cada vez hay más presos que abandonan la protesta. Ese no es el caso: Si bien es cierto que la huelga de hambre no es de gran éxito, ciertamente no es un fracaso.
Las calles de Ramallah estaban casi vacías el jueves. Todas las tiendas estaban cerradas por una huelga comercial declarada en solidaridad con los presos de seguridad que están en huelga de hambre. Esta es una rara visión que no se había visto en Ramallah en años.
Sólo había unos cuantos cientos de personas en la carpa de solidaridad para los huelguistas en la Plaza Arafat por la mañana, a pesar que las escuelas y las oficinas gubernamentales también estaban en huelga. Sin embargo, los números se incrementaron hacia el mediodía con la llegada de refuerzos de Bir Zeit y Jelazoun. Una manifestación de un tipo u otro en solidaridad con los prisioneros se celebra casi a diario. El tema es prioritario en la agenda de los medios de comunicación palestinos.
Aquí es donde debe medirse el éxito de la huelga. Su propósito es ejercer influencia en la opinión pública palestina, más que en el Servicio Penitenciario de Israel. Los prisioneros han vuelto al centro de la escena, tal como lo ha hecho Marwan Barghouti líder de la huelga, un funcionario de Fatah que cumple cinco condenas de por vida por asesinato y por orquestar el terrorismo en la segunda intifada. Las imágenes de Barghouti esparcidas por toda la carpa de solidaridad subrayaron que este está ahora en el centro de las cosas. La procesión de ambulancias que conducían a través de la plaza, las sirenas sonando y las banderas de Fatah con la imagen de Barghouti, confirmaron la narrativa.
Un palestino gesticula frente a un afiche con el retrato del líder encarcelado de Fatah Marwan Barghouti, durante una manifestación que conmemora el Día del Prisionero Palestino en la Ciudad de Gaza el 17 de abril, 2016. (AFP/Mahmud Hams)
Entonces… ¿Por qué, sin embargo, no se le considera a la huelga de hambre un éxito entusiasta?
Dos razones. La primera es que no todos los presos están participando. El número de huelguistas ha disminuido ligeramente desde el comienzo de la huelga, pero de una manera u otra, los números se han mantenido bajos.
Hamas no desea ayudar a Barghouti, así que sus prisioneros no se han unido.
Más sorprendentemente, grandes grupos de miembros pertenecientes a Fatah no están dispuestos a ayudar a Barghouti tampoco y sólo aproximadamente un tercio de los prisioneros de Fatah están participando.
Algunos de los asociados más cercanos de Barghouti culpan principalmente a dos altos funcionarios de Fatah, a Jibril Rajoub y a Mahmoud Al-Aloul de esto.
Rajoub y Al-Aloul, quienes se consideran los principales candidatos para sucederle al cargo a Abbas se cree son aliados. Tal como los asociados de Barghouti ven las cosas, Rajoub y Al-Aloul están tratando de socavar la huelga de hambre para evitar que Barghouti intente calificarse como el heredero de Abbas. Estos mencionan dos nombres para ilustrar los esfuerzos del escalafón superior de Fatah para socavar la huelga.
Basel Mazra, líder de los prisioneros de Fatah en la prisión Ketziot, se opone firmemente a la huelga de hambre y es considerado un estrecho colaborador de Al-Aloul. Jamal Rajoub, en la prisión de Rimon, también se opone a la huelga y su apellido lo dice todo.
La segunda fuente de fracaso tiene que ver con Israel. Las manifestaciones de apoyo a los prisioneros no se han esparcido más allá de las ciudades palestinas y no han conducido a un intenso conflicto con los soldados israelíes.
Un vistazo el jueves a lo que sucedía al norte de Ramallah aclaró el por qué. La Autoridad Palestina desplegó decenas de agentes policiales de su unidad de dispersión a multitudes, cuyo trabajo era evitar que potenciales manifestantes fluyeran hacia puntos de fricción con Israel. Es la AP, por ende, que impide que las cosas se deterioren en una mayor violencia con Israel en Cisjordania, así como también prevenir ataques terroristas y, por supuesto, detener las manifestaciones.
Ante su conflicto con Hamas y la preservación de la relativa calma con Israel, Abbas espera encontrar un presidente Trump particularmente simpático, que mantendrá el enfoque positivo que, tal y como lo ve Ramallah, este hasta ahora ha mostrado hacia los palestinos.
“No hay ninguna razón para que no haya paz entre Israel y los palestinos, ninguna en lo absoluto”, dijo Trump el jueves. Abbas enfáticamente, quiere evitar ser percibido en la nueva era presidencial de Estados Unidos, como la fuente del permanente estancamiento.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas se reúne con Jason Greenblatt, representante especial de Donald Trump para las negociaciones internacionales, en la ciudad cisjordana de Ramala, el 14 de marzo, 2017. (AFP Photo/Abbas Momani)
Traducido por Hatzad hasheni
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