RESUMEN: Evidencias crecientes sugieren que Hamás, vista o como movimiento terrorista o como un gobierno, es otra organización palestina fracasada. Es reconocida como tal por los habitantes de Gaza, que ya no participan en sus manifestaciones. Su falta de popularidad es una de las razones a las pequeñas concesiones contenidas en su recientemente publicado documento. Más concesiones vendrán a medida que aumente la presión popular. Israel debería tener paciencia, ya que el tiempo se encuentra de su lado.
Mientras los pacifistas israelíes buscan señales que Hamás está a punto de modificar su pacto antisemita, se acumulan las evidencias que Hamás es otra organización palestina fracasada en una larga lista de organizaciones similares. Su fracaso colectivo se suma al fracaso del movimiento nacional palestino en su totalidad.
Las señales del fracaso son fáciles de detectar. El movimiento Hamás, que desde su toma del poder en Gaza en el 2007, es ahora el gobierno de Hamás, ha fracasado en ambos de sus dos objetivos principales. El primero de ellos es muqawama, o “resistencia” (en realidad, la búsqueda de destruir el Estado de Israel). El segundo es el gobernar a Gaza.
Pocos movimientos terroristas en el mundo han sido promocionados como una fuerza militar tan importante y amenazadora como es el caso de Hamás, especialmente por los influyentes en política israelí, analistas militares y la institución militar oficial. La estrategia del muqawama por parte de Hamás se convirtió en una palabra de moda para denotar una amenaza de larga data a la seguridad de Israel. Se ignoró el hecho que muqawama era una estrategia empleada hace mucho tiempo por Fatah su rival, con resultados altamente heterogéneos.
En retrospectiva, la resistencia de Hamás fue aún menos exitosa. Fatah y la OLP, que la facción alguna vez controló, reconocieron la debilidad del desgaste terrorista a largo plazo cuando Arafat le dio luz verde al proceso de Oslo. Este firmó una autonomía palestina provisional en Judea y Samaria/Cisjordania luego de haber asesinado a numerosos defensores de tal ruta. Su reversión al terrorismo de masas durante la segunda intifada, aunque inicialmente si fue exitosa, resultó ser un desastre del cual la población local aún no se ha recuperado. El proceso de Oslo tuvo lugar 29 años después de su comienzo oficial.
Hamás, aunque se presume es más radical que Fatah y tiene más poder de permanencia debido a su fervor religioso, ha demostrado tener menos resistencia que su competidor. Luego de la tercera ronda del conflicto entre Israel y Hamás en verano, 2014, los lanzamientos de misiles y ataques en túneles contra Israel se han detenido casi por completo. (En los años que precedieron a la ronda de 2014, Hamás y las otras facciones lanzaron un promedio de 1.500 cohetes al año). Desde el verano, 2014 esa cifra ha disminuido a 25 por año y casi siempre son lanzados por movimientos salafistas quienes sufren penurias bajo el mandato de Hamás. Esta dramática desaceleración parece indicar que la “resistencia”, aunque sigue siendo un instrumento retórico, ya no es la estrategia de Hamás en el terreno.
Hamás tampoco ha logrado el bienestar de los habitantes de Gaza. En el verano del 2014, Hamás aceptó participar en un gobierno de unidad liderado por el Primer Ministro del Presidente Abbas Rami Hamdallah, a pesar que a Hamás se le excluyó de las carteras ministeriales del gobierno. Este fue el primer indicio desde su toma de Gaza en el 2007 de que Hamás reconoce su fracaso como gobierno.
El público de Gaza, por supuesto, se dio cuenta del fracaso de Hamás mucho más pronto. Años antes, el gobierno de Hamás no logró resolver los agobiantes cortes de electricidad en Gaza, que crearon aguas residuales y otros problemas ecológicos relacionados con la necesidad de un suministro eléctrico continuo. Un movimiento promovido para prestar servicios de asistencia social en el pasado dedica ahora menos del 2% de sus gastos, por cuenta propia, a la salud y el bienestar. Este ha impuesto tributos adicionales sobre el tributo al valor añadido del 14% que Israel recauda a las importaciones y luego los transfiere, conforme a un acuerdo internacional, a la rival Autoridad Palestina. El concreto comprado con este ingreso ha ido hacia la construcción de túneles ofensivos en ruta a Israel en lugar de resolver el crítico problema de viviendas en Gaza. Por encima de todo esto, Hamás no puede pagar de forma regular a sus funcionarios el salario total que les corresponde.
Desde el 2014, los habitantes de Gaza han votado en contra de Hamás. Estos no lo hacen en las urnas. Ni la Autoridad Palestina ni Hamás buscan continuar el proceso democrático que llevó a la guerra civil del 2007 y que continúa hasta el día de hoy. En cambio, votan con los pies. Cuando Hamás intenta llevarlos a las manifestaciones, estos se quedan en sus casas.
Esto puede verse claramente en fotos de manifestaciones que conmemoran la creación de Hamás. Encontré una foto, por ejemplo, que había sido tomada en el 2009 en la mayor plaza de Gaza. Es una imagen que se ve bastante ancha en la que captura a decenas de miles de manifestantes. Una foto tomada en la ceremonia de conmemoración de Hamás en el 2016, no obstante dos años después de la ronda castigo en verano del 2014, se ve muy diferente. Hamás traslado sus festividades a una calle estrecha y la foto fue tomada de cerca y a nivel de calle. En lugar de decenas de miles, uno apenas puede contar una décima parte de aquellas congregaciones.
Este desarrollo se puede corroborar fácilmente con “tendencias en Google”. La búsqueda de la palabra “Hamás”, escrita en árabe, en los portales palestinos muestra una disminución en el uso del término a lo largo de los años. Los hallazgos son aún más dramáticos en las búsquedas árabes al término “Brigadas Izz Al-Din Al-Qassam”, el brazo combatiente del movimiento Hamás.
No es de extrañar entonces que Hamás haya presentado un documento que coincida, al menos en términos tácticos, con un estado palestino en Gaza, Judea y Samaria/Cisjordania. El grupo está intentando calmar a Abbas y a los estados árabes que le respaldan. La presión de los habitantes de Gaza es probablemente una de las razones de esta acción. Dado el fracaso de Hamás como ambos gobierno y un movimiento terrorista, probablemente habrá más presión popular por venir, con más concesiones de fondo.
Israel debe ser paciente. El tiempo está de su lado.
Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y estudios del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan y antiguo investigador asociado en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat.
Terrorismo fascista.