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| lunes diciembre 23, 2024

Gabriel Ben Tasgal: «El rearme de Arabia Saudí no puede alterar la ventaja israelí»


Gabriel Ben Tasgal es políticamente incorrecto. Por ejemplo, el catedrático de la Universidad Hebrea de Jerusalén y experto en Oriente Medio reconoce que «el problema de la ONU es que el único tema en su agenda es Israel». También critica el buenismo europeo respecto a la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico y advierte de que así crecerán los líderes fascistas en Europa. Durante su visita a Madrid, Ben Tasgal atendió a las preguntas de LA RAZÓN sobre la llegada de Trump al tablero geopolítico y los desafíos de la región.

 

–¿Por qué hay tanto escepticismo en Israel ante el rearme saudí?

–No hay tal escepticismo. Lo que no desea es que Riad reciba armas de una calidad que desequilibre la ventaja relativa cualitativa que posee en la región en armas convencionales. EE UU no venderá ese tipo de armas y se entiende que la venta está relacionada con el conflicto entre iraníes y saudíes.

 

–¿Comparten por primera vez Arabia Saudí, Israel y EE UU sus posturas contra el terrorismo, Irán y la búsqueda de paz? ¿O es sólo momentáneo?

–Existen dos conflictos en Oriente Medio. Uno entre suníes y chiíes y otro entre radicales islámicos y no radicales. En este sentido, Israel encuentra aliados entre los suníes menos radicales o más moderados en conjunto con EE UU. Se trata de una alianza estratégica ante el peligro regional de Irán que afecta a todos.

 

–¿Por qué finalmente Trump no cambiará la Embajada de EE UU de lugar?

–Trump dijo que lo hará y puede que lo haga antes de terminar su primer mandato. De todos modos, si lo hace probablemente la mueve al oeste de Jerusalén, parte que en un acuerdo futuro quedará dentro de Israel como capital.

 

-¿Qué consecuencias tendrá para la región la reubicación?

-Obama, antes de irse, dejó un regalo muy problemático para Israel: la resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU, que dice que la línea de separación de fuerzas, más conocida como la línea verde, más conocida como “el límite del 67”, es un límite. Cuando internacionalmente nunca fue un límite. Si es un límite, toda actividad más allá del límite es ilegal. Y si no es un límite, el territorio está en disputa. El Consejo de Seguridad de la ONU determinó que es un límite, pero es una decisión política, no legalista. Tiene fuerza legal. Ahora viene Trump y dice, voy a ponerla ahí, es una forma de traducirle y decirle a la ONU: “Voy a tirar por tierra todo lo que ustedes dicen”. Primera consecuencia, tirar por tierra la ONU y que la 2334 no tiene ningún efecto. Y además, cuando lo haga, no será igual si lo hace en la parte Este de Jerusalén, más allá de la línea verde que antes de la línea Verde, que provocaría menos a los árabes.

 

–Al margen de esta provocación, ¿Cree que Trump promoverá la paz?

–Obama pensaba que el conflicto palestino-israelí era territorial y lamentablemente no lo es. Tiene demasiados componentes religiosos, del lado palestino. Trump va a adoptar una actitud semi aislacionista: no se meterá en problemas, que se arreglen solos. Los israelíes son mucho más fuertes, por lo que, si les das mano libre a ambos ya de por sí es una actitud pro-israelí. ¿Qué esperaban los palestinos? Que EE UU interviniese y les entregase un Estado en bandeja de plata, sin hacer concesiones territoriales o reconocer Israel. Difícilmente veo que Trump tome la actitud mediadora/imponedora que tenía la Administración anterior. La actitud «hagan lo que quieran», beneficia a Israel.

 

–¿Beneficia a Israel?

–Sí, porque es el más fuerte de los dos. Trump dice: «Hagan lo que quieran» y mientras, Israel sigue construyendo más casas en territorios más allá de la línea verde. Es decir: «O negocian en serio y reconocen a Israel o los israelíes se van a comer el territorio palestino». Por tanto, el tiempo durante la Administración Trump probablemente juegue a favor de Israel.

 

–¿La Liga Árabe está nerviosa ante la llegada de Donald Trump?

-Países como Arabia Saudí, Jordania o Egipto están muy contentos con Trump, mucho más que con Obama, pues él los traicionó. Pero Trump ha llegado y ha manifestado: “Yo a mis amigos, los cuido”. Y, ¿quiénes son sus amigos en Oriente Medio? Israel, probablemente la dinastía saudí (aunque menos que antes por la menor dependencia del petróleo). No es verdad que los árabes estén enojados, sólo ciertos árabes y no todos los musulmanes. Están enfadados Irán, los palestinos y ciertos sirios.

 

–¿Y los países del veto?

–Sí, porque han sido incluidos en la lista de los «malos». Y eso demuestra también la personalidad de Trump. En mi opinión, dividir el mundo en buenos y malos nunca es bueno, porque la mayoría de los países son grises.

 

En Israel se ha producido un paralelismo con Trump, se ha aprobado un veto a los ciudadanos a favor del boicot. ¿Qué le parece?

-Durante años, el Gobierno israelí actuó con cierta inocencia. Israel se preguntó, ¿Tenemos que dar visa a ciudadanos de cualquier país del mundo que apoyan la destrucción del Estado de Israel? Porque el BDS dice lo siguiente: Israel debe retirarse de Palestina, que en árabe es todo Israel. Debe desarmar las vías de seguridad, que significa que Israel debe soportar atentados terroristas, el Estado de Israel no puede ser un estado judío, tiene que dictar leyes que le quiten toda característica del pueblo judío, como por ejemplo el símbolo de la bandera. Lo tercero, ellos promueven que más o menos 5 millones de refugiados palestinos reciban ciudadanía israelí. El BDS es la destrucción. ¿Por qué lo tiene que permitir entrar en Israel? Si quieren destruir mi país, que lo hagan desde afuera. El Estado de Israel se ha hartado de manifestantes de cuarta que no combaten contra la desigualdad de la mujer en Irán, no combaten contra el abuso de niños en Siria, no se quejan  que los niños palestinos son usados para cavar túneles, pero sí se quejan de un Estado democrático. Estas personas definitivamente no tienen derecho a entrar en un país como promueven que se destruya.

 

-Hablando de Siria, en marzo entró en su sexto año consecutivo en guerra. ¿Ahora que el eje ruso-iraní se hace más fuerte, lo teme Israel? ¿Esto no estaba en sus planes?

-Es una guerra completamente religiosa entre chíies y suníes. Asad, Hizbulá, Irán y Rusia que los protege por un lado y por el otro, Al Qaeda y el Estado Islámico. ¿Quién quieres que gane?

 

-¿Quién quiere que gane Israel?

-Nadie. Es que los dos son malos. ¿Qué hace Israel? Si llega una persona a la frontera herida, la cura por una cuestión humanitaria. Si quieren combatir contra el EI, perfecto, pero existe una coordinación con Rusia para evitar “accidentes”. De ahí que la aviación rusa pueda sobrevolar la frontera israelí. Para Israel, los rusos son el «sherif» de la región siria, no permiten que Irán se situé en el sur. Lo que no quiere Israel es otra base iraní en otra frontera. De momento, lo está logrando. De hecho, cuando los iraníes intentaron ubicarse en el Golán sirio, Israel atacó. Hoy por hoy la principal amenaza para Israel es Irán. De ahí que le preocupe que Irán tenga intereses en partidos políticos en España, es en parte una sucursal.

 

-¿Cuándo se prevé que se termine la guerra en Siria?

-Cuando caiga Mosul, la capital del EI, y cuando caiga Raqa, su capital en Siria, estamos empezando a terminar al EI como organización. Pero el EI no es un cuerpo, es una idea. La idea permanece, conceptos como que Occidente es malo y que el islam debe gobernar no desaparecen con la destrucción del EI. En este sentidos, muchos países entienden que la continuación de la guerra es beneficiosa, porque ambos bandos son malos. Sin embargo, el problema ahora es que se está impulsando la transferencia de poblaciones, como ha ocurrido en Alepo. Cuando entraron las tropas de Asad dijeron a los suníes que tenían 48 horas para abandonar o los matamos. Algunos son ejecutados y otros expulsados, la población suní huye de la población chií y viceversa. Son lugares en los que ya no hay homogeneidad étnica. Lo que tendría que hacer Occidente es intervenir en este tipo de fenómeno también: la expulsión y transferencia de población es una violación flagrante de todos los derechos humanos.

 

-¿Tendría que intervenir la ONU?

-El problema de la ONU es que el único tema en su agenda es Israel. Las desgracias reales de la población no se tratan. La ONU podría declarar el llamado “principio de la paz” cuando el Consejo de Seguridad no interviene.

 

-¿Se está retrasando la resolución del conflicto en Siria?

El planteamiento es EE UU fue: nosotros no vamos a intervenir directamente en Mosul, tenemos que conseguir que los locales lo hagan. Entonces, los turcos, kurdos, chííes y los suníes en contra del EI esto va a provocar que la guerra dure más tiempo, pero el resultado puede ser mejor. Es mejor que no combatan a extranjeros. Hacen bien en no enviar tropas sobre el terreno y atacar desde el aire. Esto lo hizo muy bien Barack Obama. Para no aumentar la fricción entre soldados y población local, ¿qué van a morir después, en atentados los soldados estadounidenses? Bombardear su fuente económica, los pozos de petróleo, atacar a los líderes militares… No hace falta destruir al EI sino a la idea y como esto es imposible… La contraparte es que la guerra no termina, que muere más gente y hay más refugiados.

 

 

 

 
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