La comunidad internacional ha recompensado al terrorismo mientras castiga a aquellos que intentan combatirlo con medios razonables.
Cada vez que un horrendo ataque terrorista cobra víctimas inocentes, apretamos nuestras manos y prometemos aumentar la seguridad y tomar otras medidas preventivas necesarias. Pero fallamos en reconocer cómo incluso amigos y aliados juegan un rol importante en alentar, incentivar e incitar el terrorismo.
Si queremos tener una oportunidad de reducir el terrorismo, debemos llegar a la raíz del problema. No es la pobreza, el despojamiento, la desesperanza o cualquier otra causa de abuso que se ofrece frecuentemente para explicar —e incluso para justificar— el terrorismo como un acto de desesperación. Es cualquier cosa menos eso. Muchos terroristas, como por ejemplo aquellos que participaron en los ataques de las Torres Gemelas, eran educados, pudientes e incluso exitosos. Ellos tomaron una decisión racional costo-beneficio de asesinar a civiles inocentes por una simple razón: porque creen que el terrorismo funciona.
Y trágicamente tienen razón. La comunidad internacional ha recompensado el terrorismo mientras castiga a aquellos que intentan combatirlo con medios razonables. Todo comenzó con una decisión de Yasser Arafat y otros grupos terroristas palestinos de utilizar la táctica del terrorismo como medio principal para colocar la causa palestina al frente de la preocupación mundial. Pero basado en los méritos y deméritos del caso palestino, ciertamente no merece esta importancia. El tratamiento de los tibetanos a manos de China, de los kurdos por la mayoría del mundo árabe y de las personas de Chechenia a manos de Rusia es al menos igualmente malo. Pero estas quejas han sido en gran medida ignoradas por la comunidad internacional porque buscaron más que nada remedios dentro de la ley más que a través del terrorismo.
La situación palestina ha sido diferente. El secuestro de aviones, los asesinatos de atletas olímpicos en Munich, el asesinato de niños israelíes en Maalot y muchas otras atrocidades terroristas cometidas por los terroristas palestinos, han elevado su causa por sobre todas las otras causas en la comunidad de los derechos humanos. Aunque los palestinos aún no han conseguido un estado —porque ellos rechazaron dos veces generosas ofertas de estado— su causa aún domina las Naciones Unidas y numerosos grupos de derechos humanos.
Otros grupos con quejas han aprendido del éxito del terrorismo palestino y han emulado el uso de esta barbárica táctica. Incluso hoy en día, cuando la Autoridad Palestina afirma rechazar el terrorismo, ellos recompensan a las familias de terroristas suicidas y otros terroristas con grandes paquetes de compensación que aumentan según el número de víctimas inocentes. Si el responsable de la masacre en Manchester hubiera sido palestino y la masacre hubiese ocurrido en un auditorio israelí, la Autoridad Palestina le habría pagado a su familia una pequeña fortuna por asesinar a todos esos niños. Hay un nombre legal para los individuos y organizaciones que remuneran a otras personas por asesinar a civiles inocentes: se llama cómplice de asesinato. Si la Mafia ofreciera recompensas para asesinar a sus oponentes, nadie simpatizaría con aquellos que hicieron la oferta. Sin embargo, el liderazgo palestino que hace exactamente lo mismo, es acogido y honrado alrededor del mundo.
La Autoridad Palestina también glorifica a los terroristas nombrando parques, estadios, calles y otros lugares públicos con el nombre de asesinos en masa de niños. Nuestro “aliado” Qatar financia a Hamás, el cual ha sido correctamente definido por Estados Unidos como una organización terrorista. Nuestro enemigo Irán, también financia, facilita y alienta al terrorismo en contra de los Estados Unidos, Israel y otras democracias de occidente, sin sufrir ninguna consecuencia real. Las Naciones Unidas glorifican el terrorismo al poner a países que apoyan al terrorismo en altas posiciones de autoridad y honor y al recibir con los brazos abiertos a quienes promueven el terrorismo.
Por otra parte, Israel, quien ha liderado en esfuerzos por combatir el terrorismo a través de medios razonables y legítimos, es atacado por la comunidad internacional más que cualquier otro país del mundo. Promotores del terrorismo son tratados mejor en las Naciones Unidas que oponentes del terrorismo. La táctica de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en contra de Israel está dirigida solamente en contra de Israel y no en contra de las muchas naciones que apoyan el terrorismo.
El terrorismo continuará mientras continúe obteniendo frutos. Los frutos pueden ser para causas diferentes. A veces es simplemente publicidad. A veces es una herramienta de reclutamiento. A veces trae concesiones como lo hizo en muchos países europeos. Algunos países europeos que ahora se ven plagados por el terrorismo incluso liberaron terroristas palestinos capturados. Inglaterra, Francia, Italia y Alemania estuvieron dentro de los países que liberaron terroristas palestinos con la esperanza de prevenir ataques terroristas en su tierra. Su egoísta e inmoral táctica resultó contraproducente: solamente les causó convertirse en blancos más tentadores para los asesinos terroristas.
Pero sin importar cómo funciona el terrorismo, la realidad de que sí funciona dificultará o hará imposible cortar de raíz su maligna difusión alrededor del mundo. Para que no funcione, todo el mundo debe unirse en nunca recompensar el terrorismo y siempre castigar a aquellos que lo facilitan.
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