Con todo lo que se dice de la renovada diplomacia en Oriente Medio respecto de Israel, la AP y los estados árabes como Egipto, Jordania y Arabia Saudita, pueden apostar que la cuestión más emocionalmente cargada será el estatus de Jerusalem.
Es por eso que esperaba asistir a una presentación multimedia en el Museo de la Tolerancia titulada «Jerusalén unida: cincuenta años de libertad, tres mil años de historia judía». El presentador fue durante mucho tiempo diplomático israelí, autor y estratega, el Embajador Dore Gold, que ahora es el Presidente del Centro de Jerusalén para Asuntos Públicos (Jerusalem Center for Public Affairs)
En pocas palabras, Gold hizo una convincente exposición para mostrar la conexión judía profunda, ininterrumpida, de 3.000 años con Jerusalén. Usando artefactos de tiempos bíblicos, rollos antiguos, descubrimientos arqueológicos recientes, documentos legales de organismos internacionales y otras pruebas que aparecieron en una gran pantalla, Gold fue como un abogado litigante que presentó su argumento final ante un jurado.
Y como buen abogado, no omitió la parte emocional.
Cuando digo emoción, me refiero a la sensación de indignación que Gold siente hacia alguien que niega una conexión judía con Jerusalén.
Gold no enumeró la lista de negadores, pero sabemos que es larga. Por ejemplo, en un artículo del Jerusalem Post titulada: «Abbas niega la conexión judía con Jerusalén», el líder palestino llega a cuestionar la existencia misma del Templo Sagrado de los judíos, una afrenta a cualquier historiador, arqueólogo o erudito bíblico. También dijo una vez que los judíos no tienen derecho a profanar los lugares sagrados en Jerusalén con sus «pies sucios».
Organismos internacionales como la UNESCO no han tenido problemas en aprobar resoluciones que niegan una conexión judía con el Monte del Templo y el Muro de los Lamentos. Incluso, la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que el presidente Barack Obama rechazó vetar, caracterizó al Muro Occidental como «territorio palestino ocupado».
Gold es muy consciente de este movimiento generalizado para negar la historia judía y atacar el núcleo de la identidad judía. Tal vez por eso está tan obsesionado con la evidencia. Al discutir los esfuerzos internacionales para deslegitimar el estado judío, sacó documentos legales que muestran que «Israel es el estado más legítimo de la ONU. Es el único estado cuya legalidad fue reconocida incluso antes que fuera fundado tanto por la Sociedad de Naciones como por las Naciones Unidas».
Gold también nos recordó que los ataques contra la legitimidad y la identidad judía no son nada nuevo. «Déjenme decirles una última verdad histórica», dijo al final de su presentación. «Los romanos entendieron que para librar la guerra y derrotar a sus enemigos, necesitaban atacar su identidad, no sólo sus cuerpos físicos. Después de aplastar la última rebelión judía contra ellos, renombraron a Jerusalén ‘Aelia Capitolina’, y a Judea se le dio un nuevo nombre: ‘Siria-Palestina’, querían borrar para siempre la memoria del gobierno judío Querían borrar la memoria de la autonomía judía para siempre “.
Preservar y difundir la verdad de esta memoria está obsesionando a Gold en este momento. Durante el almuerzo del día siguiente, habló de la urgencia de llevar su evento «Jerusalem United» por el mundo. «Con todo el debate de la diplomacia en este momento, Jerusalén estará justo en medio de las discusiones», me dijo. «Es importante que la verdad sobre la conexión judía de 3.000 años salga a la luz».
No podría estar más de acuerdo, pero espero que acentúe otra verdad que es esencial y a menudo se pasa por alto. Es una verdad que no tiene que ver con el marco temporal de 3.000 años, sino con el marco temporal de 19 años, entre 1948 y 1967, cuando Jordania estaba en control de los lugares sagrados de Jerusalén.
Esto es lo que el propio Gold escribió en su libro de 2007, «The Fight for Jerusalem»:
«Después de tomar Jerusalén Este en 1948, la Legión Árabe de Jordania desalojó completamente a la población judía de la Ciudad Vieja. El Barrio Judío fue incendiado, se saquearon sus hogares y decenas de sinagogas fueron destruidas o vandalizadas. Las lápidas del antiguo cementerio judío del Monte Olivos fueron convertidas en letrinas.
«Durante los siguientes diecinueve años, los judíos fueron impedidos de orar en sus sitios sagrados, incluyendo el Muro Occidental. Los jordanos también prohibieron a las instituciones cristianas comprar tierras y restringieron los derechos de la población cristiana de Jerusalén, que se redujo en más del 50% durante el período de gobierno jordano».
Ahora, compare esos 19 años con lo que siguió: «Al capturar la Ciudad Vieja en 1967, Israel decidió un nuevo enfoque para gobernar la ciudad, adoptó una ley que protege los lugares sagrados de todas las religiones y garantiza su libre acceso a todos los fieles».
En otras palabras, la conexión judía con Jerusalén no es sólo buena para los judíos, es buena para el mundo entero. Tal vez así sea como Gold debería presentar su caso.
http://jewishjournal.com/opinion/david_suissa/220258/dore-golds-fight-jerusalem/
Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron
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