Traducido para Porisrael.org: Yetty Blum
El muy público desacuerdo entre la agencia de seguridad Shin Bet y la policía de Israel por continuar con la presencia de detectores de metales en el Monte del Templo está enviando un mensaje malsano de aprehensión a nuestros enemigos. Una vez instalados los detectores a la entrada del lugar, la única manera de revertir la decisión es una vergüenza. Los árabes interpretarán esta actitud de Israel como una debilidad, y ello reforzará su punto de vista de que los judíos sólo entienden la fuerza.
Esta es la posición de la policía también, y está ganando cada vez más apoyo teniendo en cuenta el hecho de que los policías serán los primeros en soportar el peso si los disturbios estallan en Jerusalén. La soberanía tiene un costo. Según informes del corresponsal diplomático de Israel Hayom, Shlomo Cesana, esta también parece ser la posición del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Se supone que Israel es el poder soberano en el Monte del Templo. Esta soberanía ha sido erosionada hasta un grado absurdo, ya que es el único lugar en el que un niño judío no puede pronunciar una oración judía sin ser expulsado. Hemos estado caminando sobre cáscaras de huevo durante 50 años, esforzándonos por no despertar monstruos durmientes. Los árabes en esta tierra interpretan el deseo de los judíos de orar en el Monte del Templo como proveniente de la misma raíz sionista que llevó en un principio a los judíos a regresar a su tierra natal. Incluso los judíos seculares entienden que la deshonrosa objeción a la oración judía en el lugar sagrado refleja la objeción de los musulmanes a nuestro regreso a Sión.
«Judíos, recuerden a Khaybar. El ejército de Muhammad está regresando» este fue el canto a través de la tierra de Israel el miércoles. Khaybar era una tribu judía en la Península Arábiga durante la época de Muhammad. Los judíos habían hecho un pacto de defensa con la tribu Quraysh, que había rechazado la nueva fe de Mahoma. Este pacto fue anulado, sin embargo, después de que Mahoma firmó un acuerdo de armisticio con la tribu Quraysh. Muhammad posteriormente procedió a lanzar su campaña militar para expulsar a los judíos de la Península Arábiga. A primera hora de la mañana, los soldados de Mahoma atacaron a los agricultores judíos mientras cuidaban de sus campos. Los judíos llevaban azadas y cestas – los musulmanes espadas.
Las condiciones de rendición impuestas a los judíos – transferir la propiedad de sus tierras a los musulmanes y darles la mitad de su producción – sentaron un precedente en la ley islámica. Ello estableció el estatus de dhimmi, pueblos dependientes subyugados al dominio musulmán.
El historiador Martin Gilbert escribe que Khaybar simboliza el inicio de la persecución sistemática a lo largo de siglos «para humillar y degradar [el dhimmi], para que el Islam y la nación del Islam asciendan, y la raza de infieles sea completamente deshonrada», en las palabras del califa egipcio al-Amir a principios del siglo XII. Apartheid, si Ud. quiere. Esta es la historia que los incitadores tratan de invocar, y explica sus objeciones a cualquier cambio en el Monte del Templo. Incluso si se supone que los detectores de metales son para protegerlos, igualmente, su oposición a la soberanía judía abarca la tierra en su totalidad.
Lamentablemente, los árabes están otra vez prometiendo un día de furia y disturbios, junto con una serie de otras amenazas que han perfeccionado en los últimos 100 años. Y aunque estas amenazas pueden asustar a algunos de nosotros, no deben disuadirnos. Los que amenazan deberían tener miedo. Estamos en el período de las tres semanas de duelo por la destrucción del primer y segundo Templos judíos. El recuerdo de la destrucción de Jerusalén y la oración por su resurrección preservaron nuestra esperanza de regresar a Sión por miles de años. Hubo momentos en que nuestros enemigos podían matarnos libremente. Esos días están superados, gracias a Dios. Los policías y los soldados israelíes ahora ya no están armados con azadas. Los que quieren la furia cosecharán el huracán.
http://www.israelhayom.com/site/newsletter_opinion.php?id=19475
Claro que hay que mantenerlos,da seguridad y tranquilidad inclusive a los árabes palestinos,sino ,que vayan a la Meca a ver.