RESUMEN EJECUTIVO: Las medidas políticas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) hacia los palestinos no reflejan tendencias izquierdistas en el alto mando de las FDI o un temor hacia la Corte Penal Internacional. El principal motor de la política de las FDI es un razonable análisis costo-beneficio. Los beneficios de una línea mucho más dura, en términos de reducir el actual patrón ocasional de violencia, son inciertos, pero los costos serían ciertamente altos, no menos en términos de oportunidades para impulsar las relaciones de Israel con actores claves de todo el mundo. Estas consideraciones han resistido, actualmente, la prueba de los dramáticos acontecimientos en el Monte del Templo, y han demostrado ser tan relevantes como siempre.
En las últimas dos semanas, las interacciones entre Israel y la Autoridad Palestina (AP) a nivel ministerial han ofrecido nuevas pruebas de su valor en el marco de la actual estrategia israelí hacia la población palestina. Primero lo hemos visto en la positiva reunión entre el primer ministro de la AP, Rami Hamdallah, y el ministro de Hacienda israelí, Moshe Kajlon, durante la cual el palestino ofreció un elogio “poco característico” sobre la respuesta medida dada por Israel a la ola de violencia que comenzó en octubre de 2015. Luego vino la inauguración de la central eléctrica, el 10 de julio en Jenin, lanzado conjuntamente por Hamdallah y el ministro de Energía Yuval Steinitz, que indica una vez más la utilidad de las exportaciones de gas de Israel como herramienta de política regional.
El “elogio” de los palestinos a las políticas israelíes – en medio de un patrón regular de abuso, difamación, absurdas resoluciones de la ONU destinadas a negar la presencia judía en la Tierra de Israel y la violencia intermitente de los atacantes palestinos que reciben el apoyo moral y material de la dirección de la Autoridad Palestina – pueden sonar al patrón del “hombre muerde al perro”, un formato que le caería bien y le gustaría a los medios de comunicación. Sin embargo, poca atención se prestó a los comentarios inusuales hechos por Hamdallah durante su reunión con Kajlon. Al lado de un amplio debate sobre los arreglos económicos, Hamdallah se sintió obligado a tomar nota de lo que estaba sucediendo ¡en público! En referencia a las respuestas medidas y bien calibradas por parte de Israel hacia la violencia que estalló a finales de 2015.
Es cierto que los perpetradores y presuntos perpetradores son detenidos y, a veces, asesinados. Pero la actitud hacia la población en general y hacia la economía de Cisjordania está deliberadamente orientada a evitar imponer un castigo colectivo brindándole a la mayoría pacífica una estabilidad.
Este enfoque, al igual que otras decisiones importantes (como los permisos de construcción en el área C), refleja un conjunto coherente de políticas que se basan, en cierta medida, en las lecciones aprendidas en América en el ámbito de la contrainsurgencia, así como en la amplia experiencia de Israel en el terreno. No aseguran contra la aparición de más violencia – de hecho, un importante enfrentamiento estalló en Jenin apenas un día después de la ceremonia de la central eléctrica. Pero dichas medidas sirven para tres propósitos claves:
- Crean un interés en la estabilidad para un segmento creciente de la sociedad palestina;
- Reducen un posible punto de fricción entre Israel y sus principales vecinos y socios árabes en la lucha a escala regional contra las ambiciones iraníes y los totalitaristas islámicos en sus diversas formas;
- Y desempeñan un papel en la creación de una atmósfera conducente para la conducción de políticas exitosas recientes en la política exterior de Israel.
El enfoque facilita que las fuerzas de seguridad palestinas, a pesar de las críticas brutales que recibe de Hamas y de otros, puedan mantener su cooperación de seguridad con Israel, lo que en última instancia no sólo salva vidas sino que también reduce el nivel de fricción directa entre las FDI y la población (no a cero, como se demostró el 11 de julio en Jenin). Los comandantes israelíes en el campo instruyen a sus oficiales y soldados a tratar con cortesía a los civiles con quienes se encuentran en la vida diaria, en los puestos de control y en el patrullaje.
Muchos de los altos oficiales son veteranos – eran entonces oficiales más jóvenes – de los enfrentamientos intensivos de 2000-04 (erróneamente designados por muchos como “la segunda intifada”, aunque esto no fue un levantamiento popular sino una campaña de violencia conducida desde arriba – la “Guerra del señor Arafat”, como Tom Friedman lo llamó entonces). Recuerdan bien las lecciones aprendidas durante ese período. Algunos también han interiorizado aspectos de los manuales de campo americanos sobre la contrainsurgencia, que llevan las marcas de lo que David Petraeus y otros aprendieron en Afganistán e Irak.
Estas políticas hacia los palestinos, mejoradas a nivel nacional por una política más generosa en temas de finanzas, comercio e infraestructura, no son universalmente populares. Después de todo, es difícil abogar por ellas mientras la AP continúa alimentando a las familias de los “mártires” y los asesinos encarcelados.
Mientras que algunos desde la izquierda ven en estas políticas como “insuficientemente indulgentes”, muchos en la derecha las ven como signos que las FDI han perdido su ventaja. Israel se entrega a los palestinos y se esfuerza por recibir una aprobación internacional, afirman, cuando lo que se debe hacer es golpear duramente a los que nos odian.
Pero una respuesta equilibrada no es una cuestión de preferencia política, sumisión a la presión internacional, o una noción ingenua de quienes se oponen. Las consideraciones de imagen pública, tanto interna como internacional, pueden jugar un papel secundario, al igual que la larga sombra de la Corte Penal Internacional. Al contrario… las elecciones hechas por las FDI y el Gabinete están arraigadas en los intereses de la seguridad nacional de Israel.
Para los palestinos, estas actitudes reducen las tensiones y ofrecen incentivos para lo que no están comprometidos (con la lucha) para que se mantengan así. Los elementos ideológicamente comprometidos están relativamente bien mapeados en términos de cobertura de inteligencia y se los trata con mucha menos indulgencia, con resultados estadísticos impresionantes. Además, este enfoque permite a los Servicios de Seguridad de la AP, bajo Majid Faraj, mantener su cooperación con las FDI y la Shin Bet, lo que reduce en gran medida la carga de nuestras fuerzas y el nivel de fricción con la población local.
Esto no quiere decir que las fuerzas de seguridad palestinas pueden ahora defenderse por sí mismas. En el mejor de los casos, están listas para la mitad del trabajo y, si se los dejan trabajar de acuerdo a sus propios recursos, Hamás los barrería rápidamente (como sucedió en Gaza en 2007). Aun así, el apoyo mutuo es un ganar-ganar, y no puede sostenerse en una atmósfera más conflictiva.
Además, a nivel regional, el manejo cuidadoso del conflicto y las medidas adoptadas para evitar la escalada le facilitan a Israel el matrimonio y las relaciones amplias y sólidas que se mantienen con sus dos socios de la paz: Jordania, cuya estabilidad es vital y podría ser fácilmente amenazada si las cosas van mal en el otro lado del río; Y Egipto, que se ve a sí mismo como un custodio de los derechos básicos de los palestinos. Lo mismo es cierto, en gran medida, para otros amigos menos abiertos en la región, que comparten la visión de Israel de la amenaza iraní. Para todos estos países (o, más bien, para sus líderes), la causa palestina como tal no es de primordial importancia. Sin embargo, no pueden hacer muchos negocios con Israel si los medios de comunicación árabes están inundados por imágenes de enfrentamientos y bajas.
Por último, la posición de Israel en el mundo se ve reforzada indirectamente por las políticas actuales hacia los palestinos. Esto no se debe a que necesariamente cambiarán las actitudes de los líderes (amistosos o no) sino porque facilitan la posibilidad para que ellos “sean vistos” junto a Israel. En el caso del primer ministro indio Narendra Modi, por ejemplo, pudo visitar Israel la semana pasada sin tener que lidiar con críticas agresivas y sin tener que explicar diversas imágenes inquietantes.
Esto en sí mismo no es motivo para que los perpetradores palestinos deambulen libremente. Pero con esta limitación en mente, las FDI están trabajando sistemáticamente (apoyadas por una buena inteligencia) para distinguir entre las manzanas malas y el grueso de la población y, en la medida de lo posible, evitar alienar a las segundas.
Esto no es, por lo tanto, una cuestión de “tendencias izquierdistas” en el alto mando de las Fuerzas de Defensa de Israel, o que están guiados por reflexiones morales equivocadas, o que le deben un respeto indebido a las páginas de opinión del diario “Haaretz” o un temor excesivo por la Corte Penal Internacional. El principal motor de la política para la FID, el Ministro de Defensa y el Gabinete es un análisis de costo-beneficio efectivo. Los beneficios de una línea mucho más dura, en términos de reducir el actual patrón espasmódico de violencia, son inciertos. Los costos seguramente serán altos, no menos en cuanto a las oportunidades – que se perderían en el caso de medidas escaladas – de impulsar las relaciones de Israel con actores clave en los cuatro rincones del mundo. Estas consideraciones han resistido ahora la prueba de los dramáticos acontecimientos en el Monte del Templo, y han demostrado ser tan relevantes como siempre.
El Coronel (retirado) Dr. Eran Lerman es un investigador principal asociado en el Centro BESA y ex diputado para asuntos de política exterior y asuntos internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional. También es miembro de la facultad de Shalem College.
TRaducido por Hatzad Hasheni
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