Incluso un título tan rimbombante como el Noble Santuario, nombre con que los musulmanes llaman a la gran mezquita de cúpula dorada de la explanada del Monte Moriah, de bíblicas resonancias, es posible que aluda o sea un eco del templo salomónico que allí se irguió en los siglos X-XI antes de la era común. O sea que el Islam al completo conoce el precedente arquitectónico del Monte del Templo, sólo que no les da la gana de reconocer nada. Cuando vino el sello de los profetas, o sea Mahoma, todo lo demás se acabó. Al revés que nosotros, los judíos, que somos sensibles a Historia por haberla superado y, en ocasiones, contradicho- en griego esa palabra significa algo así como ´´lo que pasa´´-, nosotros que limpiamos el lugar y lo abrimos a todo el mundo, verdad que bajo ciertas condiciones, los israelíes y los judíos de todo el mundo reconocemos y aceptamos vivir con lo obvio: hay allí dos mezquitas y ese conjunto constituye el tercer lugar santo para los musulmanes, tras la Meca y Medina, mientras que es el primero y único para nosotros. Por reclamar no reclamamos las sinagogas convertidas en iglesias en España, o si lo hacemos es con cierta timidez y poco empeño. No le reclamamos a Polonia las maravillosas casas de estudio en madera pintada que los nazis quemaron con gente adentro, pero sí queremos nuestra parte correspondiente en el ombligo del mundo, polo magnético al que nunca dejamos de estar adheridos, espiritualmente sujetos. Por tanto, no hay ni debe haber la sombra de la menor duda de nuestra pertenencia a Sion y su geografía mítica.
Si los árabes fueran generosos, que no lo son en absoluto con los de otra fe, dirían: ´´Bueno, nosotros tenemos tres y vosotros sólo uno. Compartamos, pues, el tercero.´´ ¿Alguno ha visto fundaciones islámicas, aquí y allá, beneficiando a alguien más aparte de a sí mismos?¿Alguien se ha sentido a gusto en esos países que obligan a las mujeres a cubrirse y en los que pegan y maltratan a su personal de servicio? ¿Alguien ha visto, alguna vez, la buena voluntad palestina? ¿Los ha visto, en Ramallah o Hebrón, crear ocupación, fábricas, empresas, o, digámoslo ya, su propio país, la independencia con la que llevan décadas soñando? Cuando tienes un cuchillo clavado en el corazón por tu propia mano es difícil sonreír a la vida. Cuando la mentira es tu pan diario, y la negligencia el postre de tu mesa, es difícil que te muevan de tu obstinación, de tu ira, de tu desprecio, de tu torpeza sin moral ninguna. Se equivocan los que creen que Israel les entregará algo más a los palestinos, la situación actual no tiene otra salida que yugularlos un poco más, apretarles el destino aún más, hacerles más difícil la vida.
La llorosa izquierda volverá a culpar al actual gobierno israelí de lo que ocurre, ignorando que el fuego psíquico que el Islam ha encendido, está prendiendo y prenderá en el mundo, no siente la menor piedad por nadie, ni siquiera por millones de sus propios correligionarios. De manera que no tenemos más remedio que pensar en nosotros mismos, aumentar más y más nuestra seguridad, cosa que bastante paranoicos nos trae. El asesinar a los inocentes que cantan, precisamente el sábado, a los ´´ángeles´´ que también asisten a la cena, es un acto abominable que no sólo aumenta la desconfianza israelí en sus vecinos sino que también incrementa el número de votantes de la derecha. No nos engañemos, todo lo que cedamos es poco, todo lo que facilite su vida se volverá contra la nuestra. Pese a la preocupación de los goim europeos y norteamericanos por lo que ocurre en el Oriente Medio, no moverán un dedo por nadie. Esa es la herencia de Obama, muy Pilatos él, especialista en lavarse las manos. Tampoco el Papa se mojará demasiado más allá de las bellas palabras y la compasión a distancia. Preparémonos, pues, para seguir luchando sin la menor duda de que aquello que defendemos es nuestro. Para siempre.
FURZA ISRAEL, TODO ES NUESTRO, NOS LO DIÓ D,OS CUANDO NOS LIBERÓ DE LA ESCLAVITUD EN EGIPTO.