Se terminó por ahora la mal llamada crisis de los detectores de metales en algunos accesos al Monte del Templo (Haram al-Sharif) en Jerusalem, desencadenada de hecho por el asesinato de dos policías en el monte sagrado, pero de fondo, subsiste un serio problema que todo lo envenena: la legitimidad de la violencia, la incitación, el lugar que se da en la sociedad palestina a terroristas asesinos, presentándolos como ejemplos a seguir.
No es esto un ejercicio teórico interpretando la semántica palestina, sino un ejemplo muy concreto de algo que está ocurriendo ahora, en medio del verano local, en Cisjordania : un campamento de verano organizado por el movimiento Al Fatah del Presidente Mahmud Abbas, para niños y jovencitos palestinos, que lleva el nombre de Dalal Mughrabi, una terrorista que asesinó a 37 civiles israelíes, 12 de ellos niños , hiriendo a otras 70 personas.
Mughrabi perpetró el atentado conocido como “la matanza de la costa” al atacar en 1978 un ómnibus repleto de pasajeros en la carretera costera de Israel .
El primer problema es que se lleve a cabo un proyecto de este tipo, con el nombre de una archi asesina. Pero allí no termina el horror. La Autoridad Palestina está de hecho avalando el accionar de la terrorista, cuando el Ministro de Cultura palestino visita oficialmente el campamento –y otros de distintas instituciones- y luego el órgano oficial de la AP, “Al Hayyat al-Jadida”, sobre el mensaje educativo que irradia.
El periódico, en una nota del 31 de julio, se refiere explícitamente al campamento “de la Shahida (mártir) Dalal Mughrabi”, agrega el nombre de un segundo campamento, y señala que “la delegación del Ministerio de Cultura recibió explicaciones sobre las actividades en ambos, que enfatizan la formación de una generación educada y consciente”.
¿Educada y consciente de qué? ¿En qué valores?
No tenemos información sobre el contenido de las actividades en el campamento “Dalal Mughrabi” y por ende tampoco formulamos acusación ninguna al respecto. Pero consideramos que cuando el Sub Director del Ministerio de Cultura palestino en la zona de Salfit, Issam Abdallah, que visitó el lugar, explica la importancia de “fortalecer el legado palestino en las mentes de nuestros niños” y agrega que “el legado es uno de los símbolos más importantes de la identidad palestina y su cultura”, lo primero que debería hacerse es dar al lugar otro nombre. Los niños palestinos no precisan modelos de terroristas asesinos para vivir con dignidad. No les falta capacidad para construir una sociedad digna . Les falta líderes que sepan marcar el camino.
Es un problema que ya se convirtio en religioso e ideologico, con raices erroneas y perversas