Neda Amin es acogida por el Times de Israel David Horovitz en el aeropuerto Ben-Gurion, 10 de agosto de 2017 (Times of Israel staff) WRITERSDavid Horovitz
Traducido para PorIsrael por Yetty Blum
Tras la deportación de Turquía, posiblemente de regreso a Irán, una blogger persa de Times of Israel pidió que Israel la dejara entrar. La respuesta de nuestro país fue admirable
Apenas conocía el nombre de Neda Amin antes de finales del mes pasado. Una periodista de origen iraní, blogger y activista de derechos humanos que criticó al régimen, había dejado Irán hacia Turquía en 2014, y había escrito una sola nota freelance para The Times of Israel el año pasado. Nunca nos habíamos conocido. Ni siquiera había hablado con ella.
Pero entonces ella nos contactó, y nos dijo que su vida estaba en peligro. Había estado escribiendo frecuentemente en The Times of Israel Persian, uno de nuestros sitios de lenguas extranjeras. Y su nota para un sitio de noticias israelí, junto con sus otras notas en otros sitios, le habían vuelto la vida difícil en Turquía.
Nos dijo – por escrito, y en algunas conversaciones telefónicas muy cortas – que su vida estaba en peligro. Había sido interrogada repetidamente por la policía turca, y ahora se le había informado que se enfrentaba a ser expulsada del país. Además, si ningún país la aceptaba, dijo que le habían comunicado que la enviarían de regreso a Irán, donde le podía suceder lo peor.
Nos dijo que se suponía que tenía protección de la ONU, pero no creía que esto la mantuviera a salvo. No había escrito contra las autoridades en Turquía, pero le había quedado claro que sus críticas públicas al régimen iraní y su nota para un sitio israelí no eran tolerables.
También se puso en contacto con las autoridades israelíes e hizo un llamamiento para que se le permitiera venir aquí.
Neda habla un poco de inglés. Lo suficiente para decirme, por teléfono, «Mr. Horovitz, por favor, sálveme.
Después de reunir más detalles, me puse en contacto con unas cuantas personas – israelíes y otros – que pensé que podrían asesorarme y ayudar a Neda.
Y lo hicieron. La disposición a ayudar fue sumamente notable. Casi nadie me dijo que no había nada que pudieran hacer o nada que hacer.
Ella dijo que tiene herencia judía – que la madre de su difunto padre era judía. No sé si ese fue un factor en la respuesta israelí; tiendo a pensar que no.
No sé cuál de las personas a quienes recurrí desempeñó el papel más crítico. (Yo no era el único que actuaba en su nombre: la ONG ONU Watch comenzó una petición para ella, y la Asociación de Periodistas de Jerusalén escribió directamente al ministro del Interior Aryeh Deri). Lo que sé es que muy pronto después de compartir la detalles del caso de Neda, las autoridades israelíes entraron en acción. Los controles que se necesitaban hacer se hicieron evidentemente. Cualesquiera decisiones que había que tomar, se tomaron evidentemente.
En el consulado israelí de Estambul, el cónsul general Shai Cohen y Yaffa Olivitski, que se encarga de los asuntos consulares, establecieron contacto con Neda y se extremaron para ayudar. El papeleo estaba organizado. Y me dijeron que a Neda se le permitiría volar a Israel, con una visa apropiada.
Había sentido que Israel en general, y el Times of Israel en particular, era un factor que ponía su vida en peligro, teníamos la obligación de tratar de asegurarnos de que no le causara ningún daño. El Estado de Israel claramente sentía lo mismo.
Su partida no fue del todo fácil. Cuando fue la primera vez a tomar el vuelo a Tel Aviv, y fue al aeropuerto, resultó que le faltaba un formulario que necesitaba ser emitido por la policía turca. No se le permitía volar sin él. Por desgracia, su teléfono móvil estaba fuera de uso en este momento, y ella no pudo localizarnos. Ella estuvo fuera de alcance durante unas horas, y alguien en algún lugar sospechó el tema, y filtró la información a los medios de comunicación hebreos que había sido arrestada.
Ella no lo había hecho. Y tampoco lo estaba. Y dos días después – en las primeras horas del jueves – volvió al aeropuerto, formulario en mano, y pudo abordar su vuelo a Tel Aviv. Con su perro, debo añadir – un Shepherd alemán de 27 kilos que se llama Chica y que es el amor de su vida.
Neda Amin, periodista de origen iraní, Neda Amin, en la oficina de The Times of Israel en Jerusalén, 10 de agosto de 2017 (Tamar Pileggi / TOI),
Pasé parte del jueves con Neda, escuchando más de su historia. Por lo que cuenta, el año y medio pasado ha sido más que difícil, de terror.
Dice que fue llamada a ser interrogada por las autoridades turcas de seguridad no menos de seis veces, acusada de espía, le ofrecieron grandes sumas de dinero para trabajar para ellos y la amenazaron con la deportación a Irán.
En una sesión, les preguntó: «¿Es ilegal escribir para los medios de comunicación israelíes?» No, le dijeron. «¿Por qué todas estas investigaciones?» Porque, ahí vino la respuesta, «No nos gusta trabajar con Israel, y no nos gusta que trabajes con Israel.»
Ella dijo que su apartamento fue violentado recientemente; piensa que Chica asustó a quien fuera. Durante las últimas semanas, no había estado durmiendo en casa, demasiado asustada para hacerlo. Le dijeron que se enfrentaría a la deportación el 5 de agosto o después, y estaba luchando contra esa orden en los tribunales turcos cuando Israel le abrió sus puertas. Estoy seguro que hay mucho más en su historia. No tengo ni idea cómo va a continuar desde aquí. Pero como periodista que frecuentemente es crítico de mucho de lo que se hace aquí, que se preocupa por muchos aspectos de hacia dónde se dirige este país, me siento muy orgulloso del Estado de Israel hoy. Creímos que una vida estaba en peligro, y actuamos para asegurar que el peligro fuera evitado.
Un pequeño episodio en la vida de nuestra nación. Un muy buen episodio
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