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| lunes diciembre 23, 2024

No tengo miedo


Hay algo estúpido, sentimentaloide  en el reclamo barceloní tras la tragedia del atropellamiento en las Ramblas el día 17 a las  17hs de un agosto tórrido. Otra secuela más del all you need is love de Lennon tras el buen porro de los setenta. Occidente no se toma en serio la situación de guerra larvada a la que el Islam y sus cachorros más intransigentes lo someten. Gritar no tengo miedo  no tranquiliza mi conciencia ni me hace mejor persona que los terroristas, es como pasearse bajo una lluvia de metralla con un débil chaleco antibalas. Es la hora de la verdad,  la hora de que muchos musulmanes se vuelvan a casita. De otro modo, si no se toman medidas serias, la contienda durará ochocientos años como ya ocurrió. Entonces no nos odiaban menos. ¿Tienes hijos que matan? Pues vuelve sobre tus pasos para matar allá, en el Atlas o en Rabat, en Marrakesh o en Libia. ¿Están disconformes? Que se vayan a protestar y acumular bombonas de butano a Arabia Saudita y  los emiratos, Siria o  Yemen. Allí no darían un solo paso libremente ni recibirían ayuda social del estado. Escucho por televisión los comentarios de los supuestos expertos en el tema  y siento asco: hablan de la falta de educación, de islamofobia, de la guerra de Irak con sus secuelas  y de  lo mal que nos portamos con el mundo árabe, y me pregunto: ¿es ignorancia o imbecilidad? El Islam clásico se expandió a  sangre y espada y no tuvo compasión en su momento ni la tiene ahora. No la tiene en Irak ni tampoco en Africa. No vienen para aprender de nosotros, vienen para afilar su desprecio por los infieles. ¿Por qué motivo tendríamos nosotros que ser más puros y respetuosos? El mundo islámico odia a Occidente, que se lo pregunten, si no,  a Irán y a Qatar, que financian nuestra ruina por distintos medios sin dejar de usar, para ello, los últimos recursos electrónicos y comprar las conciencias  de periodistas ignorantes y mediocres. Por todo ello no iré a gritar ´´no tengo miedo´´ ni daré la bienvenida a los refugiados, no separaré el  Islam malo del bueno, ni intentaré  ser más comprensivo.  Entriendo muy bien lo sucedido en Niza, Londres, Manchester y Barcelona. Detrás están la espada  y la soberbia, el odio ciego y  la locura. Los asesinos que, según se dice, no estaban fichados, ¿resultarán por eso menos peligrosos? ¿Se trata de nuestra incompetencia o de su astucia, de nuestro cansancio o de su fastidio?

No sirve de nada gritar no tengo miedo-verdad a medias-, ni encender velas a los muertos o esgrimir una rosa. La justicia debe ser impecable e implacable, la vigilancia absoluta, separar  a las familias en cuyo seno se alojan esos criminales un mal necesario. A los asesinos de aquí y de allá no le hacen ni cosquillas las manifestaciones benévolas del día después del crimen. Visto y considerando que la reeducación no sirve ¿ por qué no cerrarles aún más el paso? Europa está llena de gentes de otras culturas, sudamericanos o asiáticos que se ganan la vida como pueden  y no atentan contra quienes los alimentan. Y no hay menos rapiña imperial en las tierras de las que proceden de la que hay en Irak u otras geografías de la media luna. Por tanto, estudiemos el Islam con lupa, busquemos entender lo que tiene de bueno y de malo y no perdonemos de ningún modo lo que no tiene perdón. Entre el nihilismo de los asesinos y el nihilismo de un Occidente arrodillado, puede haber una voluntad de sobrevivencia mayor que la que hay, una capacidad defensiva mejor. Orgullo por lo logrado en convivencia y lucidez,  y tolerancia cero para quienes nos desprecian por todos los medios posibles.

 
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