Un soldado israelí durante la visita a un túnel utilizado por palestinos para cruzar la frontera Gaza-Israel JACK GUEZ / EFE
- Con la construcción del enorme obstáculo subterráneo a lo largo de 65 kilómetros de frontera, el ejército israelí quiere sellar los túneles de Hamas
Desde las localidades del sur de Israel se contempla con satisfacción la construcción de la gigantesca barrera subterránea a 250 metros de la Franja de Gaza que pretende sellar los túneles del brazo armado de Hamas para infiltrarse en territorio israelí. Pero también con preocupación ya que si el grupo islamista ataca los trabajos en la frontera destinados a neutralizar su gran arma estratégica podría estallar una nueva guerra tras tres años de relativa calma.
«Es un proyecto muy importante porque no podemos vivir con la constante amenaza de los túneles», nos dice Smadar Smilovich que habita en la comunidad agrícola de Netiv Haasara desde su creación en 1982. Con su casa cerca de Beit Lahia y Beit Janun en el norte de Gaza, esta israelí envía un mensaje a Hamas: «Sus amenazas no nos dan miedo pero yo les digo que se sienten a dialogar para que vivamos todos en paz. No necesitamos más guerras. Nunca podrán tirarnos al mar ni nosotros a ellos«.
En conversación con varios medios extranjeros entre ellos EL MUNDO, el jefe del Comando Sur, el general Eyal Zamir asegura que «Israel tiene la legitimidad y justificación de construir en su propio territorio un obstáculo defensivo. El dilema lo tiene el otro lado».
¿Permitir un proyecto que en dos años podría enterrar sus túneles a Israel o intentar frustrarlo con el riesgo de una devastadora ofensiva como la del 2014?, se debe preguntar Yahiya Sinwar que tras ser un «halcón» del brazo armado es el líder de la milicia que controla el paupérrimo enclave palestino desde hace diez años.
Tras reconocer que «la construcción tiene potencial de escalada», Zamir advierte: «El obstáculo se construirá aunque decidan atacar las obras. Si Hamas elige lanzarse a una guerra, para nosotros será un motivo justo ir a la guerra».
Complementando la barrera de seis metros de altura y varios montículos de vigilancia siguiendo el modelo de la frontera con Egipto, Israel construye un muro subterráneo tecnológicamente pionero que destruye túneles existentes y detecta nuevos. Con decenas de metros de profundidad, sus sensores electrónicos alertan de excavaciones en las proximidades. «En lo que respecta al campo subterráneo contra túneles de ataque, preferimos hacer y no hablar», responde Zamir negándose a detallar los componentes técnicos de una barrera que se extenderá en los 65 kilómetros de frontera.
El sofisticado sistema será completado con un obstáculo bajo el mar en la zona norte y los dispositivos «Mira y dispara» que detectan infiltraciones y, si lo ordena la sala de mando, abrir fuego.
Diez equipos trabajan en una obra bajo fuerte protección militar. En noviembre serán 40 con un millar de trabajadores de varios países incluyendo, según la prensa local, España. «No tenemos constancia. Quizá sean de empresas subcontratadas», comentan fuentes españolas. Seis nuevas fábricas de cemento en la zona abaratarán una construcción valorada en 3.000 millones de shékels (750 millones de euros).
Mostrando imágenes de Inteligencia, Zamir apunta una red de túneles en dos edificios en el norte de Gaza.»Uno es un edificio de seis pisos construido en los últimos dos años en el que Hamas construyó una infraestructura subterránea. El otro es una casa en Beit Lahia conectada a una mezquita con un túnel y pertenece a un miembro de Hamas que vive con su familia», revela antes de advertir: «Estos objetivos usados por Hamas son blancos militares legítimos y quien esté allí si hay una nueva guerra pone en peligro su vida y la de su familia. La responsabilidad recaerá sobre Hamas que se equivoca si piensa que estará inmune actuando en el entorno civil».
Hamas tiene efectivos dedicados exclusivamente a supervisar lo que sucede al otro lado de la frontera por lo que no necesitan las palabras de Zamir para enterarse de los trabajos aunque sí para constatar qué es lo que la Inteligencia israelí desea que sepa que sabe sobre los pasadizos.
«Las amenazas de Israel no nos dan miedo. Seguiremos teniendo en nuestro poder todos los medios de resistencia posibles», asegura el portavoz islamista, Hazem Qasem que define el llamado «obstáculo» como «declaración de guerra». Y avisa:»Todas sus medidas no le darán seguridad mientras siga ocupando nuestras tierras y aplicando el bloqueo de Gaza. No queremos una escalada pero tampoco tenemos miedo si es necesario».
Otro representante de Hamas, Fawzi Barhum, define las acusaciones del general como «mentiras que pretenden dañar la imagen de la resistencia palestina y justificar el asesinato en masa de miles de civiles palestinos».
Cerca del Kibutz Yad Mordejai, el israelí Ofer afirma a este diario que «es importante evitar ataques de terroristas que penetran en nuestro territorio desde túneles como en la última contienda pero también permitir que más habitantes de Gaza puedan trabajar en Israel».
La pregunta hoy no es si Hamas seguirá gobernando en los 365 kilómetros cuadrados densamente poblados y con pésimas infraestructuras (en 2020 podrían colapsar por completo) sino si estalla la cuarta guerra en casi una década
http://www.elmundo.es/internacional/2017/08/24/598ee813ca4741cf1f8b4624.html
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