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| miércoles noviembre 6, 2024

Israel como modelo para poder “enfrentar el terrorismo”


Israel como modelo para poder “enfrentar el terrorismo” – Por Dr. Irwin J. Mansdorf

 

Introducción

El terrorismo, como herramienta política y religiosa, se ha vuelto más común en Occidente y especialmente en Europa en las últimas décadas. Sin embargo, este se ha incrementado tanto en forma como en frecuencia, pasando de lo abiertamente funcional, tal como el secuestro de aviones y el exigir demandas relativamente prácticas tales (como la liberación de prisioneros) a ser más alegremente destructivas, buscando simple y activamente infligir tanto daño como sea posible, sin ningún deseo o sugerencia a exigencias de ningún tipo o de ningún valor práctico.

Claramente, el terrorismo induce el “terrorismo”. Es algo que la gente teme, condena y a menudo se esmera por lograr comportamientos que estos piensan ayudarán a evitarlo. Y, aunque ciertamente existen áreas y situaciones más propensas al terrorismo que otras, el hecho de saber que el terrorismo es aleatorio, ciego y a menudo sin razón alguna, los mismos factores que conducen a temerle, son también los factores que pueden ayudar a lidiar con ello.

Israel es tal vez un ente único que ha experimentado casi singularmente el terrorismo como una constante desde el día de su fundación como nación. La frase “vivir con el terrorismo” no tiene mejor calidad específica que el pueblo israelí. Desde una perspectiva política y de estrategias, mucho se puede (y se) dice sobre las razones detrás del terrorismo y las diversas ideas de cómo reducirlo e incluso eliminarlo. Este documento, sin embargo, no tratará estos temas, mejor será dejárselos a otros para que los discutan. La pregunta más relevante sobre el reto psicológico que plantea el terrorismo es el cómo tomar las lecciones que los israelíes han aprendido a lo largo de los años y crear un sistema de respuesta significativo que enfrente mejor los desafíos que el terrorismo le presenta a una sociedad.

Mantenerlo simple

Mientras una pequeña parte de la población siempre busca analizar y buscar las causas de raíz del comportamiento, el principio de “mantenerlo simple” es el mejor que puede aplicarse en esta situación. Para la mayoría del pueblo israelí, conocer el por qué es lo mejor dentro de lo suficientemente sencillo y simplemente declarado. Hay gente que no nos quiere y desean hacernos daño.

Similar al caso que no sería como muy sabio comenzar a razonar con un ladrón que tiene un arma en sus manos, como si uno buscara mejorar un enfrentamiento personal no enfocándose demasiado en las razones por las cuales un terrorista pueda desear infligir daño. Tales razones son, por supuesto, importantes y críticas para lograr un entendimiento más amplio del fenómeno, pero también nos distraen y nos hacen desviar la atención del efecto más directo del terrorismo, es decir, alterar las vidas de los que este tiene como blanco. Desde una perspectiva individual, el modelo de “nosotros contra ellos” es tan elegantemente simple como poco profundo y superficial, pero evita la inepta auto-culpabilidad y de manera propia y sin dilución incrimina la conducta de quienes buscan hacer daño.

Lo que fluye de esta simplicidad es una serie de acciones ligadas a una actitud de “supervivencia por encima de todo”. Siendo lo más importante, al entender que el terrorismo es circunstancial descubre la cortina de la culpa retrospectiva de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. No existe “lugar equivocado” y no existe un “tiempo equivocado” cuando se trata del terrorismo. Pasar demasiado tiempo pensando en qué restaurante, qué línea de autobuses, qué concierto y qué calle evitar es usar la lógica para lidiar con lo ilógico. El precio psicológico de estar bajo un constante ataque es una manera de estar siempre vigilante lo que en última instancia afecta la capacidad de disfrutar la vida y desempeñar un papel productivo en la familia y en la comunidad. Comprender y aceptar la aleatoriedad del terrorismo ayuda a mantener la vigilancia a un nivel apropiado y por ende evita la parálisis psicológica que el miedo incontrolado pudiera crear.

Siga algunas de estas reglas básicas

Parte del “simple” enfoque en el enfrentamiento personal es seguir algunas reglas básicas y directas cuando uno es confrontado con un ataque terrorista. A menos que uno sea de aquellos llamados “primeros en responder” y haya sido entrenado en situaciones que involucren el terrorismo, no demore ni observe, sino aléjese y abandone el área. La presencia de espectadores curiosos presenta un peligro tanto para los primeros socorristas como para las fuerzas de seguridad que tratan de ayudar y para los propios espectadores. Los ataques terroristas a menudo son seguidos por ataques secundarios, el propósito es infligir aún más daño. Los agentes terroristas se han dado cuenta de que la curiosidad natural de la gente a menudo los lleva hacia ello en lugar de alejarse de un ataque terrorista percibido luego que supuestamente finalizó. Esto ofrece la oportunidad de atacar de nuevo y hacer más daño de nuevo. Mantener el área libre y clara apartándose uno mismo y a cualquiera con usted lejos del peligro es una acción sabia.

El poder de la observación y comunicación

Uno de los efectos secundarios del terrorismo es el impacto que este tiene sobre las personas que no se encontraban cerca de algún incidente, pero que escucharon o lo vieron después. Esto es especialmente cierto en los incidentes que involucraron a personas que conocemos o incluso a lugares que conocemos. Un ataque en una tienda familiar, un lugar de transporte familiar o que involucra a una persona o personas que conocemos o incluso personas que comparten características personales (la misma profesión, el mismo trasfondo, etc.) tienen un impacto directo en nosotros. El ver la violencia dirigida contra algo que uno reconoce y se identifica es mucho más impactante que ver algo que no está conectado con nuestra vida diaria. Cuando el familiar es el objetivo, uno reacciona al darse cuenta de que él/ella pudiera haber estado allí y pudo haber sido herido. La conexión de identificación son más fuertes y las reacciones potenciales más significativas. Aquí hay muy poco que puede hacerse excepto entender que una reacción fuerte es normal y esperada, pero también es temporal y transitorio en la mayoría de las circunstancias cuando la normalidad retorna a nuestras vidas.

El mundo de las comunicaciones instantáneas de hoy día puede ser tanto una bendición como una carga por intentar lidiar con las reacciones psicológicas causadas por el terrorismo. Por un lado, la capacidad de llamar o escuchar a sus seres queridos inmediatamente luego de un ataque reduce rápidamente el nivel de ansiedad por la que se vieron involucrados en el ataque. Por otro lado, la falta de comunicación y contacto instantáneo eleva sustancialmente estos niveles de ansiedad, en especial porque las normas sociales ahora esperan respuestas inmediatas y están muy acostumbrados a ello. Si bien uno debe hacer todos los intentos de contacto con familiares cercanos o amigos, es importante saber que en tiempos de un ataque, la comunicación no siempre es posible y a veces se ve afectada por la avalancha de usuarios que tratan abrumadoramente de utilizar los dispositivos móviles y las redes celulares.

FILE - In this Saturday, June 20, 2015 file photo, friends and relatives of Danny Gonen mourn next to his body during his funeral, at the cemetery in the city of Lod, near Tel Aviv, Israel. Gonen was killed when a gunman opened fire at a car outside a West Bank settlement on Friday, killing an Israeli man and wounding another in what police said was a "terror attack." The Palestinian militant group Hamas praised the attack but stopped short of claiming responsibility. (AP Photo/Oded Balilty, File)

Imagen: Amigos y parientes de Danny Gonen hacen duelo junto a su cuerpo durante su funeral, en el cementerio de la ciudad de Lod, cerca de Tel Aviv, Israel el 20 de junio, 2015. Danny Gonen fue asesinado por un individuo armado en un ataque terrorista. (Foto de AP/Oded Balilty)

El poder que posee el apoyo social

Uno de los recursos más valiosos, efectivos y disponibles para lidiar con el terrorismo yace bajo el paraguas del “apoyo social”. Aquí se presentan lecciones valiosas para aprender no sólo sobre lo que sucede o debería suceder luego de un ataque terrorista, sino cuáles son los tipos de apoyo que pueden ser útiles en tiempos relativamente “normales”, entre cada uno de los ataques.

No es necesario ser un profesional de la salud mental tal como un psicólogo o un trabajador en el área social para ayudar a alguien que lidian con el terrorismo. Para aquellos que han sido lastimados o heridos, hay necesidades inmediatas que deben ser atendidas. Alguien necesita preparar la comida, lavar la ropa, recoger a los chicos en la escuela. En Israel, el apoyo social juega un papel crucial, con tantas organizaciones que brindan ayuda a aquellos que viven en tiempos de crisis.

Durante los sostenidos ataques con misiles en ciudades israelíes tales como Sderot, la gente todavía necesita ganarse la vida y cuidar de sus familias. Los israelíes reaccionaron espontáneamente con manifestaciones de solidaridad, comprando mercadería de los comerciantes locales en Sderot, tanto en la red como personalmente. Esto no sólo les produjo un impulso económico importante, sino que también permitió una identificación psicológica con quienes resultaron ser los más afectados directamente. Proteger a aquellos que más sufrieron luego de un ataque provee gran apoyo, ya sea comprando productos en su vecindario o ayudando con tareas voluntarias para aquellos que no pueden limpiar físicamente y reconstruir áreas que han sido perjudicadas y dañadas.

Lo normal del terrorismo

En última instancia, el pueblo israelí es prueba del cómo individuos y la sociedad no sólo pueden enfrentar, sino también florecer y ser productivos a pesar de enfrentar amenazas terroristas. Mientras que conceder en admitir que el terrorismo se ha vuelto algo “normal” en la sociedad israelí donde es aceptado, aunque con disgusto y no muy feliz, como una realidad de la vida. Existen, por supuesto, aquellos que requieren y se benefician de una actuación profesional, pero para la sociedad en su totalidad, la vida continúa.

Esta realidad puede ser difícil de comprender, especialmente para aquellos cuya amenaza terrorista es algo nuevo. Naturalmente, nos gustaría luchar contra esto, rechazarlo y verlo como una intrusión que no invitamos a que entrara en nuestras vidas. Desafortunadamente, es muy posible que la realidad del actual orden mundial sea tal que esta amenaza sea constante y presente y lo siga siendo durante mucho tiempo.

Resistir la tendencia de hacer patológico las reacciones al terrorismo

El asumir una patología inevitable como resultado de vivir bajo el yugo del terrorismo es comprensible, pero incorrecto. Similarmente, la noción de que la gente “necesita hablar” sobre su experiencia bajo el terrorismo también es inexacta. Cuando las situaciones de terrorismo se vuelven más frecuentes, es crítico evitar revolver lo que es posiblemente un estado de cosas profundamente preocupante. Es importante entender que mientras algunos acogen la oportunidad de hablar, otros no lo hacen. El afrontarlo es algo individual y muchos logran aprender a lidiar y adaptarse sin ninguna ayuda profesional. Ciertamente, evitan asumir que las conductas observadas que son totalmente coherentes con el vivir a través de una experiencia traumática significan que los problemas psicológicos más profundos están presentes. La gente puede esperar tener insomnio, soledad, cambios en el apetito y cambios en las habilidades cognitivas (memoria, razonamiento, etc.) luego de estar expuestos a un evento terrorista. Para la gran mayoría, estos son síntomas pasajeros, el comportamiento de haber pasado por un evento desafiante. Para la mayoría, el tiempo de sanar y de procesar es imprescindible antes de asignar etiquetas clínicas y sugerir la intervención profesional.

Sería muy tonto diluir las graves consecuencias de afrontar una amenaza terrorista de manera regular. La gente sin lugar a duda sufre, algunos en gran medida, pero con la impotencia individual también se nos presenta una resistencia grupal. En otras palabras, los individuos sufren, pero el grupo persevera.

En ningún lugar se hace esto más claro que en Israel, donde, a veces sólo a unas horas después de un ataque mortal, el lugar del hecho es limpiado y la gente vuelve a su rutina. Cuando el área del restaurante Sarona en Tel Aviv fue atacado una noche en junio de 2016 con el resultado de cuatro muertos y otros seis heridos, el complejo volvió a funcionar a la mañana siguiente. En los días que siguieron, la gente no sólo no evito el área, sino que la lleno de clientes aún más de lo normal. La gente sufrió, pero el grupo respondió con determinación y resistencia. Reanudar tanta normalidad y rutina como sea posible puede no ser posible para todo individuo, pero es posible y de hecho eficaz para el “grupo” de manera integral.

Resumen

Los israelíes se han enfrentado al terrorismo de detonaciones por doquier, ataques suicidas, apuñalamientos, ataques con armas de fuego y arrollamientos. Se han enfrentado a ataques con cohetes en zonas civiles de su propio país y ataques contra ellos en lugares turísticos fuera del país. El terrorismo se ha convertido en una fuerza inoportuna siempre presente en la vida de la mayoría de los israelíes. A los chicos se les entrena en el cómo responder al sonido de las sirenas de un ataque y los adultos rutinariamente portan armas para defenderse a sí mismos. Mientras que la población ha soportado miles de bajas a lo largo de los años, con mucho sufrimiento individual, la sociedad en su conjunto está marcada por la resistencia y la perseverancia y una determinación de negarles a los terroristas cualquier recompensa a largo plazo por sus acciones. Mantener una rutina o retornar a una a pesar de ser víctima del terrorismo, la sociedad en esencia está restaurando la previsibilidad de un fenómeno impredecible. Es esa previsibilidad la que provee la consistencia sobre los temas de la vida que contribuye a un efectivo funcionar del diario vivir.

Afrontar el terrorismo tiene lugar ambos dentro del ámbito individual como en el social. Como individuos, los israelíes han aprendido a equilibrar la amenaza con la necesidad de mantener una existencia activa y rutinaria. Como sociedad, a los israelíes les preocupa las víctimas individuales mientras insisten en un regreso a la “normalidad” tan pronto como sea posible luego de cualquier ataque. La simplicidad en el enfoque, el uso prudente de la comunicación y el entendimiento de lo que se espera en las secuelas de los ataques forman el núcleo de la respuesta israelí a la respuesta psicológica y los efectos de vivir bajo esta amenaza. Si bien el análisis de las políticas y el entendimiento de los ‘cómos y los porqués’ del terrorismo son en última instancia fundamentales para las respuestas procedentes del gobierno, estos desempeñan un papel menor en el comportamiento personal y grupal que puede ayudar a la gente a enfrentar el reto de mantener un estilo de vida relevante y productivo en la era del terrorismo.

 

 

*Irwin J. (Yitzchak) Mansdorf, PhD. es psicólogo clínico y compañero en el Centro Jerusalén para Asuntos Públicos. Dirige el programa para estudiantes universitarios del Centro de Estudios Árabe-Israelí

 

 
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