Ha concluido la histórica visita a la Argentina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Como era de esperarse, diversas agrupaciones de izquierda salieron a manifestarse en su contra, y no podían faltar las banderas palestinas. Pero ¿A qué exactamente se están oponiendo, y qué están defendiendo al hacerlo?
¿Quieren levantar la bandera palestina? Yo la levanto con ustedes. Pidamos que ambos Gobiernos palestinos dejen de aterrorizar a su pueblo. Exijamos que los gays puedan vivir allí en libertad como lo hacen los que residen en los territorios del “enemigo sionista”, donde los homosexuales viven sin miedo e incluso participan en una de las marchas del Orgullo más importantes del planeta.
Vamos, agitemos esa bandera palestina bien arriba para que el BDS (Boicot, Desinversiones, Sanciones), un movimiento más preocupado por los boicots que por la paz, cese en su intención de cerrar empresas del Estado judío donde trabajan israelíes y palestinos, para que estos últimos puedan darles vidas dignas a sus familias sin la necesidad de inmolarse a fin de recibir dinero de Fatah o Hamás.
Sí, elevemos las banderas palestinas, que se vean. Hagamos oír nuestras voces para que los palestinos puedan opinar libremente sin ser tachados de “colaboradores del enemigo sionista” ni ser encarcelados o asesinados por sus líderes por opinar diferente.
¡Dale! Dame una bandera palestina, que la voy a hacer flamear sin cesar. Reclamemos que se deje de adoctrinar a los niños en el odio contra los “infieles”, para que el sueño de esos chicos sea estudiar o trabajar, no morir matando a otros para acceder a ese paraíso al que ningún dirigente palestino de ninguno de los dos bandos (que se odian entre sí) está dispuesto a ir.
Vení, vayamos juntos y alcemos la bandera palestina para que las calles y los parques ya no lleven nombres de terroristas suicidas, que estos no sean los ejemplos de los niños palestinos.
Envolveme en esa bandera palestina para que se deje de destruir y se empiece a construir. Para que de ahora en más se aspire a que haya premios Nobel (los serios, no los de la paz) y no más yihadistas.
Sostengamos esa bandera palestina y repudiemos a aquellos que no ocultan su interés en arrojar a los judíos al mar. Fomentemos esa convivencia que tanto nos gusta. No nos detengamos hasta que haya, como en Israel, gente de todas las etnias, religiones y culturas en todos los ámbitos de la sociedad palestina.
Es hora de querer una Palestina libre en serio; libre de terrorismo, libre de la opresión de su propio liderazgo, libre de gente que usa a los palestinos para promover sus oscuros intereses políticos. Levantemos la bandera de una Palestina libre y próspera para que los palestinos ya no sean víctimas eternas y puedan tomar las riendas de su propio destino y hacerse responsables de sus actos.
Si realmente quieren ser libres, tienen que librarse de la opresión interna. Yo apoyaré esa causa palestina, la única por la que vale la pena luchar.
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