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Israel es el único país de Oriente Medio que respalda el referéndum de independencia del Kurdistán iraquí y ve en la creación de un Estado kurdo un futuro aliado frente a enemigos comunes en la región.
“Israel tiene más flexibilidad para posicionarse que otros países y el apoyo no solo responde a la solidaridad sino a que tanto kurdos como israelíes sufren un aislamiento en la región”, comenta el israelí Ceng Sagnic, coordinador de estudios kurdos en el centro Moshe Dayan.
De origen kurdo, Sagnic emigró a Israel desde la provincia de Van (sureste de Turquía) y está convencido de que la consulta de los kurdos iraquíes se celebrará, pese a la presión internacional, aunque no cree que la declaración de un Estado kurdo vaya a ser inmediata.
Coincidiendo con el año nuevo judío del pasado jueves, viajó hasta Erbil, capital del Kurdistán iraquí, y allí comprobó la gratitud al apoyo israelí en las banderas que se ondean en las manifestaciones a favor del referéndum.
Sin datos oficiales, reconoce Sagnic, se calcula que los judíos de origen kurdo en Israel ascienden a 200.000, por una migración que comenzó antes de la creación del Estado israelí en 1948.
Así lo hizo la familia paterna del joven Yanir Zaken, que llegó en la década de 1920 desde el Kurdistán iraquí. La de su madre emigró en la década de 1950 y hoy Zaken no habla kurdo, pero no por ello deja de sentirse vinculado a su origen.
“Tenemos profundas raíces en Jerusalén, una ciudad que también está influida por la cultura kurda”, asegura Zaken.
En el recuerdo israelí permanece que, en su lucha contra el dominio iraquí, en la década de 1950 los kurdos ayudaron a los judíos que residían entre ellos a emigrar a Israel.
Además de su integración social, visible en sectores como el político con un ex ministro de Defensa, Itzjak Mordejai, de origen kurdo iraquí, Israel ha sido durante años un importante aliado de este pueblo.
Colaboró con los kurdos durante la persecución del régimen del presidente iraquí, Sadam Husein (1979-2003), y ha mantenido discretos vínculos militares, de inteligencia y económicos.
Aunque el Gobierno regional del Kurdistán tiene 14 representaciones oficiales en el extranjero, no cuenta con una en Israel, porque no hay relación diplomática con Irak.
El primer ministro, Benjamín Netayahu, apoyó “los legítimos esfuerzos del pueblo kurdo para lograr un Estado propio”, como han hecho otros mandatarios israelíes durante décadas.
El vicepresidente iraquí, Nuri Al Maliki, dijo que su país “no permitirá la creación de un segundo Israel en el norte de Irak” ya que supondría una fragmentación y, por tanto, debilitamiento del país árabe, tal y como lo perciben otros países de la región.
La parlamentaria israelí de Unión Sionista Ksenia Svetlova cree que solo Estados Unidos podría ayudar a los kurdos.
“Israel debe actuar entre bastidores para promover el problema kurdo en el Congreso y explicar su urgencia a la Administración estadounidense”, escribió Svetlova en un artículo de opinión en el diario Maariv, confiada de que “tarde o temprano, el Estado será establecido”.
Sagnic considera la cercanía entre Israel y los kurdos una “relación natural ya que han combatido a los mismos enemigos” y cree que Israel puede servir a los kurdos iraquíes como un “canal diplomático” con la comunidad internacional.
Los israelíes de origen kurdo han convocado una manifestación hoy ante la Embajada de EEUU para mostrar su apoyo al referéndum
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