Rashi vivió dos mil años después de la escritura de la Biblia, los académicos no han podido entender el lenguaje de los rabinos… Los comentaristas y los investigadores no han salido bien librados tras el estudio postoperatorio del libro de Génesis de Avinoam Sapir – investigador y criminólogo. Por detrás de lo oculto en el texto, el investigador logró llegar a algunas conclusiones interesantes: por ejemplo, la existencia de un reino perdido y de una guerra civil.
Como oficial de inteligencia, investigador y criminólogo decidió cuestionar la Biblia siendo que los resultados fueron sorprendentes: Avinoam Sapir, un experto en investigación e interrogatorio de sospechosos y testigos, ha desarrollado un método para el tratamiento de textos y análisis de contenido de texto de nombre SCAN, destinado a investigaciones criminales y de seguridad. Un día decidió aplicarlo a la Biblia, y las conclusiones asombrosas a las que ha llegado han llevado a rabinos y a académicos a sudar incómodamente.
La investigación conducida por este criminólogo religioso dio lugar a “¿Qué oculta la Biblia?” (Publicado por Yediot Books), libro que se está publicando actualmente. Él da conferencias explicando sus métodos para agencias de seguridad de todo el mundo.
“Cada uno de nosotros tiene un ADN lingüístico. Nosotros usamos las mismas palabras, pero les damos diferentes significados. Las obras de Shakespeare, por ejemplo, que tienen más de 400 años, para ser entendidas deben ser traducidas desde el Inglés de la época al contemporáneo. La forma en la que hablaron y entendieron las cosas no es lo misma que hablamos y entendemos el texto de hoy”.
“Que todos hablemos hebreo no significa que podamos leer la Biblia, que es un libro que tiene 3.000 años de antigüedad, de la misma manera que las personas de la época bíblica la han leído y entendido, y eso sin entrar en la controversia académica que rodea al tema de las fechas. Si hay algo permanente en cualquier idioma es que cambia constantemente. También el hebreo nuestro actual es diferente al hebreo de la Guerra de Independencia. Es suficiente con leer un texto para ver que es el mismo idioma, pero diferente. Y aquí estamos hablando de hace 3.000 años”.
¡Ve tú a entender un texto de 3.000 años de antigüedad!
De acuerdo con Sapir, su libro está escrito a partir de dos tendencias: Una es la de revelar lo que se esconde detrás del texto de Génesis y segundo… demostrar cómo interpretar su texto – todo texto – de la misma manera. “En lugar de analizar testimonios de sospechosos de asesinato, dije que tomaría el texto bíblico para mostrar cómo el método funciona allí también”.
El método de Sapir va en contra de los tres supuestos básicos convencionales en el estudio de los textos literarios, incluyendo la visión de la “crítica bíblica”, que se ocupa del análisis del texto bíblico académicamente.
Lo primero es la cohesión del texto. En los crímenes es posible comparar los hechos y las declaraciones con los hallazgos sobre el terreno, pero cuando se trata de algo sucedido hace 3.000 años es imposible. Sin embargo, hay otra forma de comprobar si todo encaja: el texto es como un rompecabezas de Sudoku. Se puede ver rápidamente que cada punto no contradice a otro punto, y que todos encajan en una gran historia. Esto es contrario a la suposición interpretativa prevaleciente en estas áreas, que dice que uno puede entender el texto y derivar suposiciones de él sin entender todas las oraciones ni emparejarlas entre ellas. Para mí, eso último simplemente no es verdad”.
Rashi vivió dos mil años después de la Biblia
La segunda suposición que él hace es que no se debe hacer uso de ninguna literatura interpretativa. “Cuando me llama un investigador que quiere que repase en una versión de un sospechoso en el asesinato de su esposa, por ejemplo, muchas veces me dice: Déjeme darle algunos antecedentes sobre el caso… “Yo lo detengo de inmediato y le digo que no deseo escuchar ningún detalle ya que no quiero ser influenciado por sus supuestos Algo así no me permitirá mirar el texto y verlo por completo, y también aquí sucede lo mismo”.
“Mi análisis solo trata con el texto bíblico, sin acceso al material ‘sobrante’, como ser cualquier interpretación de la Biblia. Las interpretaciones (midrashim) religiosos y académicos crean una nube que interfiere en la comprensión del texto “tal como está”. Mi análisis toma el texto y dice: Solo él existe. Como en Jericó: “no hay nada que salga ni que entre”, todo lo que se necesita ya está adentro. Para el escritor de la Biblia, todo se entendía, y también lo era quien lo leía o lo escuchaba en su momento”.
“Con respecto a la interpretación religiosa – Rashi (gran interpretador) vivió hace más de mil años, es decir, dos mil años después de la escritura de la Biblia. Es decir, sobre quien más nos basamos para interpretar la biblia vivió muchos años después de su escritura. La pregunta importante es cómo entendería el texto alguien que lo leyó hace 3.000 años, y no cómo lo entendieron hace mil o dos mil años”.
También los intérpretes religiosos y también los investigadores yerran… y mucho
El tercer supuesto de Sapir establece que la forma en la que se enfrentó con los textos en la tradición en el mundo académico en conjunto es erróneo: “Yo no lo planeé asó, pero fue una conclusión que se desprende del análisis. Los autores sostienen que el texto fue redactado por número de personas a causa de los cambios en el lenguaje y el estilo. Lo que no se entiende es que el cambio lingüístico entre las personas es consecuencia de los sentimientos. Además, hay un idioma oficial y hay un lenguaje personal, y la desviación hacia un lenguaje personal es en realidad un tipo de exposición”.
Entonces, ¿Qué tenemos aquí? Al menos vemos una conclusión que pondrá feliz a los rabinos: “De acuerdo con el análisis del lenguaje aquí solamente hay un solo escritor de la Biblia. Pero a fin de comprender quién es el escritor y cuáles son sus objetivos… hay que entender que cada versión tiene sus metas, y también hay que ver qué es lo que el texto estaba tratando de ocultar. Lo que fue sorprendente para mí fue constatar que incluso para mí que suelo leer la Biblia no me quedaba claro esto hasta que no comencé a analizar los textos de la misma forma que analizo textos de inteligencia o criminales. La historia no cambia, pero él recibe una dimensión de profundidad que no existía antes. Mi análisis en realidad demuestra que el libro es fiable. Un texto verdadero oculta información mientras que uno mentiroso no, esos simplemente inventan. Es por eso que el libro de Génesis es producto de una memoria histórica de la información disponible en el momento de escribir ese texto. No es, en absoluto, un libro de historias sino que es un libro de historia”.
Como alguien que ha lidiado bastante en su vida con investigaciones usando polígrafo, Sapir tiene un enfoque “fluido” del concepto de la verdad. “Siempre es subjetiva. Es una versión verbal de la realidad. Es la forma de cómo la gente traduce una imagen de la realidad que les obliga a elegir lo que se describe y en qué orden se lo hace, con qué frases hacerlo y qué frases se usarán. El proceso de preparación y redacción humana es único y personal. Con el fin de entender lo que pensaba y sentía el escritor debe Ingresarse al proceso de edición y redacción del texto”.
La historia de Jacob y sus hijos, por ejemplo
Sapir “deduce” de la evidencia lingüística de la Biblia y explica lo que significan. Muestra las irregularidades en el texto y explica lo que está detrás de ellos, capítulo a capítulo, se acumulan como un montón de pruebas incriminatorias que surgen de la parte superior para descubrir al autor anónimo del Génesis, miles de años más tarde.
En contraste con los enfoques que buscan refutar o confirmar la conexión entre la ciencia y la fe, la visión del autor ve dos líneas paralelas que no se encuentran. Así como la Torá no está interesada en enseñarnos cómo reparar un automóvil, no está interesado en proporcionarnos información sobre las leyes de la naturaleza.
“La conclusión más seria es que la historia del descenso a Egipto de la familia de Jacob no fue nada más que la partida de una familia, sino que fue la migración del reino entero. El texto esconde entre líneas que había un reino en el antiguo Israel, ya que Jacob fue llamado “Israel”. El reino dominaba desde la montaña de Hebrón a Jenín de hoy y perdió su independencia debido a la inanición de siente años. Esto, por cierto, es una de las teorías que explican la caída de la civilización maya: Una prolongada sequía”.
“El libro tiene una gran cantidad de evidencias que muestran que el reino perdió su independencia en medio de una profunda discordia entre los hermanos herederos. Los hijos de Jacob lo engañaron dos veces: una vez con la sangre de la cabra en la ropa de José después de su expulsión y la segunda tras el arreglo con el faraón, en el marco del cual se sustituyó a la región del reino de Israel en una región egipcia – Goshen.
“En realidad, existen dos grupos de hermanos que luchaban entre ellos: un grupo defendía mantener una sola bandera en el Reino de Israel, y el otro grupo afirmaba que no había manera de tratar con la situación y era necesario darle el terreno al faraón. Rubén el primogénito quería quedarse en la tierra de Canaán debido a un interés claro: para heredar el reino de su padre… Y cuando Absalón se acostó con las concubinas de su padre, David, era para demostrar que él era el rey. Acostarse con la concubina del rey es un acto político y no uno sexual. Rubén hace lo mismo: Se acuesta con la amante del padre. Por otro lado, en la cabeza del grupo que quería abandonar el reino de Israel y aceptar el arreglo con el faraón se encontraba Judá”.
Sapir se preguntó quién tenía un motivo para ocultar esto en el texto – y llegó a la conclusión inevitable, en sus palabras: “Alguien que estaba preocupado por la legitimidad del gobierno de la tribu de Judá. Moisés – que era de la tribu de Levi – no tenía ningún interés aparente en hacerlo. La imagen que surge de la evidencia en el texto de Génesis es que el autor era hijo de la tribu de Judá, que tenía un interés en ocultar la perfidia de los hijos de Jacob y la pérdida de ese reino antiguo”.
¿Cómo respondieron los rabinos a tu libro?
“Uno de los rabinos admitió que podía ver los sesgos lingüísticos que yo apunte, y eso es suficiente para mí. Otro me dijo que mi libro le irritaba. Irritante es bueno ya que esto es indicativo que existen ciertas verdades. Entonces… ¿Hay un estudio masivo de la Biblia en el judaísmo? Sí. ¿Hay una investigación académica? Sí. Pero hasta ahora nadie ha entendido el texto tal como está, sin tener que usar y depender de las explicaciones externas de los exégetas y otros – y eso fue exactamente lo que yo hice”.
Publicado en
https://www.ynet.co.il/articles/0,7340,L-5036568,00.html
Traducido por Hatzad Hashen
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