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| viernes noviembre 15, 2024

‘Mohamed’ es el futuro de Europa


El presidente francés, Emmanuel Macron, se vio este verano en medio de una tormenta política —con acusaciones de «racismo»— por decir que las mujeres «con siete u ocho hijos» son las responsables del actual estado del continente africano, creando por lo tanto un desafío de tipo, según Macron, «civilizacional».

Naciones Unidas constata que Macron tiene razón. Según el informe demográfico anual de la ONU, «Perspectivas de la población mundial», actualmente una sexta parte de la población mundial vive en África. Para el año 2050, la proporción será de una cuarta parte, y para finales de siglo —cuando en África haya 4.000 millones de personas—, un tercio.

En la África actual, hay cuatro veces más nacimientos que muertes. Según las cifras para 2017, la tasa total de fertilidad es de 4,5 hijos por mujer, frente al 1,6 en Europa. En los próximos 30 años, se espera que la población aumente en mil millones. No es difícil imaginar cómo afectará la inmigración ilegal masiva a Europa con tal presión demográfica sin precedentes. La demografía africana ya ha empezado a presionar sobre el «viejo continente».

Cuando Alemania abrió recientemente sus puertas a más de un millón de personas de Oriente Medio, Asia y África, los partidarios de las fronteras abiertas repitieron que un millón de inmigrantes no suponen nada en una población europea de 500 millones de personas. Pero esa era una comparación incorrecta. La verdadera comparación se debe hacer entre las nuevas llegadas y los nuevos nacimientos. En 2015 y 2016, nacieron 5,1 millones de niños en Europa. En el mismo periodo, según un informe del Centro Pew de Investigación, aproximadamente 2,5 millones de inmigrantes llegaron a Europa. Y como muchos países, por ejemplo Francia, se niegan a listar los nuevos nacimientos por origen étnico, no hay forma de saber cuántos de los nacimientos de Europa se pueden atribuir a las comunidades musulmanas.

Otros estudios de la ONU también informan sobre las perspectivas europeas, donde «Europa» no se refiere únicamente a la UE, sino que abarca todo el continente al este. En 1950, los europeos eran 549 millones; en 2017, 742 millones. En 2050 esperan una cifra de 715 millones. En 2100 se estima que la cifra caerá a los 653 millones. Así que en 30 años, a causa del descenso demográfico, Europa perderá 30 millones de personas y, para final de siglo, casi 100 millones. El «control de la natalidad» ha funcionado con mucha eficacia en Europa, que demográficamente no lo necesitaba, y peor en África, que sí lo necesitaba.

Dentro de Europa, habrá países que disminuirán y países que crecerán. Los que crezcan nos dirán que tipo de continente será. Europa, con el añadido de la presión demográfica de África, estará dominada por mayorías musulmanas.

Europa se está aplicando una eutanasia social. Se calcula que Alemania perderá 11 millones de personas; Bulgaria pasará de 7 millones a 4; Estonia, de 1.300.000 a 890.000 personas; Grecia, de 11 a 7 millones; Italia de 59 a 47 millones; Portugal de 10 a 6 millones; Polonia de 38 a 21 millones; Rumanía de 19 a 12 millones y España de 46 a 36 millones. Se espera que Rusia disminuya de 143 a 124 millones.

Entre los países con crecimiento de población, se espera que Francia crezca de los 64 a los 74 millones, y el Reino Unido de los 66 a los 80 millones. Se calcula que Suecia crecerá de los 9 a los 13 millones, y Noruega de los 5 a los 8 millones. Se espera que la población de Bélgica, de 11 millones, crezca en dos millones. Esos cinco países europeos también están entre los que tienen una mayor proporción de musulmanes.

Además, un nuevo informe de Eurostar que apareció la semana pasada informaba de que el número de muertes en el «viejo continente» había crecido un 5,7% en un año a causa del envejecimiento de la población, pero que el crecimiento demográfico en áreas con mucha densidad islámica es tremendo:

Las tasas más altas de crecimiento natural de la población se registraron en las regiones de Hackney y Newham (14 por cada 1.000 habitantes) y Tower Hamlets (12 por cada 1.000 habitantes), al este de Londres, y en los suburbios de Seine-Saint-Denis (13 por cada 1.000 habitantes), al noroeste de París.

El economista francés Charles Gave predijo hace poco que Francia tendrá mayoría musulmana en 2057, y este cálculo ni siquiera incluía el número de nuevas llegadas estimadas.

La semana pasada, en Reino Unido, la Oficina Nacional de Estadística anunció que, entre los varones nacidos este año, Mohamed es uno de los nombres más populares, «y de lejos el más popular si se tienen en cuentas otras variantes del mismo nombre». Lo mismo ocurre en las cuatro principales ciudades de los Países Bajos. En la capital de Noruega, Oslo, Mohamed es el primer nombre no sólo entre los recién nacidos, sino en general entre los hombres de la ciudad. Habría que estar ciegos para no entender la tendencia: «Es la demografía, estúpido».

Sin duda, la desbordada población de África intentará alcanzar las costas de una rica y senil Europa, que ya está atravesando una revolución demográfica interna. Europa, para conservar su cultura, tendrá que tomar decisiones realistas, no sólo divertirse hasta la muerte. La pregunta es: ¿Protegerá Europa sus fronteras y su civilización antes de que queden sumergidas?

Traducción del texto original: ‘Muhammad’ is the Future of Europe
Traducido por El Medio

 
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