Antes que pueda deteriorarse la situación, antes de la eventualidad de un estallido bélico, antes que haya un enfrentamiento de envergadura-un escenario que esperamos no se concrete- nos parece oportuno recordar. El intercambio de amenazas entre Israel y la organización terrorista Jihad Islámico lo hace imperioso.
Este sábado, comunicados de fuentes en el Jihad Islámico, advertían que la organización no permitirá que cuerpos de sus “mártires” queden en manos del “enemigo sionista” y que sabrán cómo recuperarlos. Israel entendió la “indirecta” , el General Yoav Mordejai publicó un mensaje filmado en el que advierte a los jefes del Jihad Islámico que tienen su comandancia en Siria a no cometer errores, aclarándoles de antemano que serán los responsables de un eventual agravamiento de la situación. “Que no jueguen con fuego, a expensas de los habitantes de la Franja de Gaza y de los esfuerzos de reconciliación palestina”, dijo ante las cámaras.
El Jihad Islámico lo tomó como una amenaza israelí de eliminar a sus jefes y volvió a amenazar a Israel aclarando que tiene “derecho” a reaccionar.
Pues bien…rebobinemos.
El 30 de octubre Israel detonó, en su propio territorio, un túnel subterráneo que el Jihad Islámico había cavado desde la Franja de Gaza, cruzando la frontera y adentrándose ya en el lado israelí. Cabe suponer que no era para visitar de paseo los campos del kibutz Kisufim ubicado a dos kilómetros del lugar. No se puede explicar dicho túnel salvo en términos relacionados al plan de perpetrar un atentado en territorio israelí.
Claro está que a ojos del Jihad Islámico, si el plan era secuestrar israelíes para liberar presos en cárceles israelíes, ello es legítimo. Lo que olvida mencionar, es que los presos en cuestión están detrás de rejas por haber cometido atentados, no por pensar diferente.
Volvamos al túnel.
Israel lo destruyó con lo que se llamó una “explosión controlada”, llevada a cabo en su propio territorio, adonde ya había avanzado el túnel, hallado por medio de una nueva tecnología israelí. Claro que esa explosión desmoronó el túnel también en el tramo que se halla del lado palestino, debajo de la Franja de Gaza. Palestinos que se hallaban en el interior y otros que entraron para tratar de rescatarlos, quedaron atrapados dentro del túnel. Varios fueron sepultados ya días atrás en Gaza y los cuerpos de otros cinco, todos ellos terroristas del Jihad Islámico, fueron sacados por Israel del interior del túnel.
El Jihad Islámico quedó furioso y se sintió humillado. Advirtió y amenazó. También Hamas –que hace tan solo unos días comenzó a ceder parte de su autoridad en la Franja de Gaza compartiéndola con la Autoridad Palestina en el marco de su reconciliación interna, pero sin renunciar a sus fuerzas armadas- exigió que Israel devuelva los cuerpos. Israel respondió que no los devolverá hasta que no se avance en la negociación para recuperar los cuerpos de dos de sus soldados que hace cuatro años, en la guerra contra Hamas, fueron muertos por la organización y sus restos secuestrados por un túnel hacia un lugar desconocido en Gaza. Hamas respondió que no hay nada de qué hablar al respecto.
La retórica la calientan ambas partes…pero es clave recordar que todo esto comenzó a raíz del cavado del túnel terrorista hacia territorio israelí, sin duda que sin ninguna buena intención de por medio.
Ellos preparan el terreno para un atentado del lado israelí ¡¿Y se enojan porque Israel lo destruye?!
Y después tienen el tupé de advertir que “no cesaremos nuestra lucha hasta que el enemigo no abandone nuestra tierra”. Claro que la explicación de esta frase, no es que no se enteraron que el 12 de setiembre del 2005 Israel completó su retirada absoluta de la Franja de Gaza. La explicación es que para ellos y otros terroristas, eso de “nuestra tierra” se refiere al territorio de Israel propiamente dicho, a su propia existencia.
En los diez años transcurridos desde que Hamas tomó el poder en Gaza-que como decíamos por ahora entregó parcialmente a la ANP aunque sin renunciar a su arsenal ni su infraestructura armada- 400 palestinos murieron cavando túneles debajo de Gaza y hacia Israel. Entre ellos, 160 niños.
El 30 de octubre, en el túnel del Jihad Islámico, murieron varios más.
Estarían vivos en Gaza si no hubieran cavado ese túnel hacia territorio israelí.
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