¿Regresarán decepcionados o con una fuerte motivación religiosa radical los miles de combatientes que vuelven ahora a sus países de origen tras la guerra en Siria? Lo que es seguro es que la verdadera amenaza estratégica es el Irán de los ayatolás.
Desde casi una semana ha desaparecido el estado islámico, y lo ha hecho casi en silencio (de acuerdo a su nombre anterior: “El Estado Islámico de Irak y Siria” o ISIS). Fue establecido el 29 de junio de 2014, en la ciudad de Mosul en Irak, donde su líder, Abu Baker Al-Baghdadi, fue declarado como el reemplazo (Califa) de los fieles musulmanes donde quiera que estuvieran. El territorio de este país se extendió por vastas áreas del este de Siria y el noroeste de Iraq, eliminando de hecho la frontera internacional entre Siria e Iraq. Estos territorios se perdieron siendo que ISIS ya no tiene ningún control sobre la frontera sirio-iraquí. La extraordinaria brutalidad de sus acciones, con el ritual de la decapitación ante los ojos del mundo, hicieron que se convirtiesen en el enemigo número uno de Estados Unidos y la mayor parte del mundo atrayendo a miles de “tarados” de todo el mundo.
En la práctica, el estado islámico no era una amenaza para los EE.UU. y Occidente, ni una leve para Israel. Pero sirvió como cabeza de turco para todos. Establecido como una coalición global liderada por los Estados Unidos (Obama y por su sucesor Trump). Mientras miles de toneladas de bombas fueron lanzadas sobre objetivos del Estado Islámico, más de medio millón de personas murieron en Siria (y no en manos del estado islámico), la mitad de la población siria se convirtió en refugiados y la mayoría de sus pueblos y ciudades se convirtieron en ruinas.
A fin de cuentas, el Estado Islámico fue derrotado por tres factores principales: el hecho que luchó contra todos, ante todo contra las fuerzas aéreas de los Estados Unidos y Rusia, que renunciaron al “sin sentido” como ser las víctimas inocentes, siguiendo por las “botas sobre el terreno”, en la forma de la fuerza militar kurda en Siria y, tercero, contra un ejército iraquí (de hecho, uno chiíta) y con despiadadas milicias chiítas.
Y ahora… ¿Qué sigue?
Entonces… ¿Qué sigue? ¿Cuáles son las implicaciones? Primero, ya no hay un estado, pero hay una organización que sigue siendo radical. Ahora estamos entrando en la tercera etapa de su historia: en la primera etapa fue una organización guerrillera y terrorista, que creció en 2006 en Iraq y desde allí se extendió hacia Siria. En la segunda etapa, intentó establecer un estado (que se hizo cargo de sus habitantes y defendió su territorio) pero que fracasó. Ahora vuelve a ser una organización guerrillera y terrorista, con su espacio abierto en el desierto sirio, libre de preocupaciones por defender el territorio o proporcionar alimentos y educación a la población civil.
Segundo, sigue teniendo activos. El activo más importante es su capacidad operativa en varios lugares en Irak y Siria. Eso lo demuestra en el último mes en Irak, con ataques terroristas incesantes, y hace unos días lo demostró cuando atacó el aeropuerto de Deir A-Zor en Siria, con aviones destruidos y matando a 15 soldados sirios. ¿Y qué hay de su capacidad operativa para dirigir ataques contra Occidente? A primera vista, disminuirá, pero al mismo tiempo, miles de sus combatientes regresarán a Occidente, regresarán a sus países de origen. Este es un dolor de cabeza seguro para los servicios de inteligencia, pero… ¿Estos combatientes regresarán con una fuerte motivación religiosa radical o regresarán decepcionados y “saldrán con una pregunta o una duda?
En tercer lugar, la organización aún tiene pequeñas “islas” territoriales bajo su control en el sur del Golán sirio y en el campamento de refugiados de Yarmuk, cerca de Damasco. Y, por supuesto, tiene distritos territoriales en diferentes países, como en el Sinaí. Con todo, se trata de la comodidad de los pobres.
En cuarto lugar, en comparación con el espantapájaros amenazante de ISIS, ahora existe una verdadera amenaza estratégica creciente y fértil, con licencia de armas nucleares provista por Estados Unidos en menos de diez años, para la producción de misiles de largo alcance “de Ayer” y un espacio de influencia política y militar desde el Mar Caspio hasta el Mar Mediterráneo – Hablamos de los Ayatolás de Irán. ¿Es de extrañar que Riad esté temblando?
Traducido por Hatzad Hasheni
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