WASHINGTON – El presidente Trump planea reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar allí la embajada de Estados Unidos, suspendiendo casi siete décadas de política exterior estadounidense y posiblemente destruyendo sus esfuerzos por mediar en la paz entre Israel y los palestinos.
La decisión del Sr. Trump, una incursión de alto riesgo en el matorral de Medio Oriente, no fue impulsada por cálculos diplomáticos sino por una promesa de campaña. Hizo un llamamiento a los evangélicos y fervientes judíos estadounidenses pro-israelíes en 2016 prometiendo mover la embajada y los asesores dijeron el martes que estaba decidido a cumplir su palabra.
Pero el presidente, ante el plazo del lunes pasado para tomar esa decisión, todavía planea firmar una exención de seguridad nacional para mantener la embajada en Tel Aviv por seis meses adicionales, incluso cuando puso en marcha un plan para moverlo a Jerusalén. Las autoridades dijeron que el proceso tomaría varios años.
Más significativamente, el Sr. Trump anunciará su reconocimiento formal de Jerusalén como la capital israelí en un discurso formal en la Casa Blanca el miércoles, cuando se convertirá en el primer presidente estadounidense en dar ese paso desde la fundación de Israel en 1948.
El Sr. Trump pasó la mañana del martes explicando el cambio de política en las llamadas telefónicas con el primer ministro Benjamin Netanyahu de Israel; Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina; y a los líderes árabes que le advirtieron que interrumpiría el proceso de paz, tal vez fatalmente, y podría desencadenar una nueva ola de violencia en toda la región.
«Mover la embajada de Estados Unidos es un paso peligroso que provoca los sentimientos de los musulmanes de todo el mundo», dijo el rey Salman de Arabia Saudita a Trump en su llamada, según la televisión estatal saudita.
A última hora del martes, grupos nacionales e islámicos palestinos emitieron una declaración conjunta llamando a tres días de «enojo popular» para protestar la medida del Sr. Trump, comenzando el miércoles en todos los territorios palestinos y en manifestaciones en embajadas y consulados de Estados Unidos en todo el mundo.
Temiendo ataques, el consulado estadounidense en Jerusalén prohibió a empleados y familiares ir a la Ciudad Vieja o a Cisjordania, mientras que el Departamento de Estado instó a las embajadas de todo el mundo a reforzar su seguridad.
Jerusalén es una de las franjas inmobiliarias más ferozmente disputadas del mundo, y ambas partes se disputan mutuamente sus afirmaciones. Jerusalén Occidental es la sede del gobierno de Israel, pero los palestinos ven a Jerusalén Oriental como la capital de un futuro estado palestino y la mayoría del mundo lo considera territorio ocupado. La Ciudad Vieja de Jerusalén tiene la tercera mezquita más sagrada en el Islam y el sitio más sagrado en el judaísmo, por lo que el estado de la ciudad es un tema delicado para musulmanes y judíos en todo el mundo.
La decisión del Sr. Trump provocó el aplauso de algunos en Israel y los Estados Unidos, incluso el Sr. Netanyahu y el gobierno israelí se mantuvieron en silencio estudiosamente antes del discurso del presidente.
«Reconocer que Jerusalén es la capital de Israel es un paso positivo e importante, particularmente en medio de los esfuerzos palestinos para socavar los lazos históricos entre la nación judía y la ciudad de David», dijo Amos Yadlin, director ejecutivo del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv. .
Morton Klein, presidente de la Organización Sionista de América, dijo: «Ya es hora de trasladar la embajada a Jerusalén». Y agregó: «No trasladarla a Jerusalén durante 22 años no nos acercaron a la paz».
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Trump seguía comprometido con lo que llamó el «acuerdo definitivo» entre Israel y los palestinos. La decisión, dijeron, fue «reconocimiento de la realidad actual e histórica». Dijeron que podría acelerar, en lugar de impedir, las negociaciones de paz eliminando una fuente de ambigüedad de la posición estadounidense.
El Sr. Trump, dijeron los funcionarios, dejaría en claro que los Estados Unidos no están tomando una posición sobre si, o cómo, Jerusalén está dividida entre Israel y los palestinos. Tampoco tomará una posición en un área disputada de la Ciudad Vieja, conocida como el Monte del Templo para los judíos y el Haram al-Sharif para los musulmanes, que ha sido un punto de inflamación para las tensiones.
Pero incluso con esas advertencias, la decisión del Sr. Trump parece perturbar, si no disolver, el esfuerzo de paz. Los funcionarios de la administración dijeron que esperaban que los palestinos abandonaran el proceso, al menos por ahora. La Casa Blanca se prepara para una erupción de violencia, coordinando planes con varias agencias para proteger a los ciudadanos estadounidenses en el exterior.
«Puedes definir esto como quieras, pero Jerusalén no permite ninguna delicadeza», dijo Martin S. Indyk, un ex embajador estadounidense en Israel. «Pueden tratar de limitar el daño todo lo que quieran, pero no podrán, porque Jerusalén es un tema muy candente».
Hasta cierto punto, la disposición del Sr. Trump a asumir ese riesgo subraya el poco progreso que han logrado sus negociadores de paz, liderados por su yerno, Jared Kushner. Hace seis meses, cuando el presidente tuvo que decidir por última vez firmar una exención para mantener la embajada en Tel Aviv, el Sr. Kushner convenció al Sr. Trump para que lo hiciera, en interés del proceso de paz.
Desde entonces, sin embargo, los esfuerzos de la administración han mostrado poca evidencia de reducir las diferencias entre israelíes y palestinos. Kushner y Jason D. Greenblatt, el enviado especial del presidente, apoyaron la decisión del Sr. Trump, dijeron las autoridades.
La promesa del Sr. Trump fue extremadamente popular entre los evangélicos y partidarios de Israel, incluido el magnate de casinos Sheldon Adelson, quien donó $ 25 millones a un comité de acción política que apoya al Sr. Trump durante la campaña presidencial. El Sr. Adelson expresó su enojo cuando el Sr. Trump firmó la renuncia en junio para mantener la embajada en Tel Aviv.
La Casa Blanca, que ha hecho poco para sentar las bases de la movida, contactó el martes a los líderes pro-Israel de las comunidades judía y cristiana para invitarlos a una conferencia telefónica para la tarde del miércoles, según un invitado que habló sobre el tema. condición de anonimato porque no quería poner en peligro su relación con el equipo del Sr. Trump.
Klein fue uno de los partidarios que cuestionaron por qué la mudanza de la embajada llevaría varios años. Antiguos diplomáticos han dicho que Estados Unidos podría reubicar la embajada simplemente colgando un nuevo letrero fuera del consulado estadounidense en Jerusalén.
Los funcionarios de la Casa Blanca, sin embargo, dijeron que los abogados de la administración concluyeron que no cumpliría con una ley de 1995, según la cual el Congreso ordenó al presidente mover la embajada y exigió que firmara una exención cada seis meses para retrasarla. Legalmente, dijeron los funcionarios, Estados Unidos tendría que trasladar al personal de la embajada al edificio también.
La reacción al movimiento del Sr. Trump en el mundo árabe fue rápida y negativa, incluso de líderes normalmente amistosos.
El rey Abdullah II de Jordania advirtió enérgicamente contra la medida, «haciendo hincapié en que Jerusalén es la clave para lograr la paz y la estabilidad en la región y el mundo», según un comunicado del palacio real de Ammán. El Reino Hachemita de Jordania es el custodio de la mezquita Al Aqsa en Jerusalén.
«El rey Abdullah hizo hincapié en que la adopción de esta resolución tendrá graves implicaciones para la seguridad y la estabilidad en Medio Oriente y socavará los esfuerzos de la administración estadounidense para reanudar el proceso de paz y alimentar los sentimientos de musulmanes y cristianos», dijo el comunicado. .
Pocos detalles de la conversación entre el Sr. Trump y el Sr. Abbas fueron liberados, pero un portavoz de la Organización de Liberación de Palestina dijo que la llamada había dado forma a los peores temores de los palestinos.
«Es muy grave», dijo el portavoz de la OLP, Xavier Abu Eid. «Las cosas se ven muy mal». La agencia de noticias palestina, WAFA, citó al portavoz de Abbas, Nabil Abu Rudeineh, diciendo que Abbas continuará sus contactos con los líderes mundiales para evitar esa «acción inaceptable».
El rey Abdullah también habló con Abbas, asegurándole el apoyo de Jordania a los palestinos «para preservar sus derechos históricos en Jerusalén y la necesidad de trabajar juntos para enfrentar las consecuencias de esta decisión», dijo.
El Sr. Trump, dijeron los funcionarios, aseguró al Sr. Abbas que la administración protegería los intereses palestinos en cualquier negociación de paz con Israel. También invitó al líder palestino a visitarlo en Washington para consultas adicionales. El Sr. Abbas dijo que no podía ir por un tiempo.
Mark Landler informó desde Washington, y David M. Halbfinger desde Jerusalén. Julie Hirschfeld Davis contribuyó con los informes de Washington.
Una versión de este artículo aparece impresa el 6 de diciembre de 2017, el titular: Promesa de Trump sobre Jerusalén Rattles Mideast.
https://www.nytimes.com/2017/12/05/world/middleeast/american-embassy-israel-trump-move.html
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