Investigadores de la Universidad de Tel Aviv (UTA) desarrollan un sistema único para administrar la terapia en el lugar del linfoma de células de manto
Tel Aviv. Con una tasa de supervivencia promedio de apenas 5 a 7 años, el linfoma de células del manto (LCM) es considerado el cáncer de sangre más agresivo que se conoce, y se dispone de pocas terapias. Todos los años, 3000 estadounidenses son diagnosticados con LCM, y, a pesar de los avances en las terapias personalizadas para combatir las metástasis en cualquier lugar del cuerpo, la administración sistémica de agentes terapéuticos contra las células sanguíneas cancerosas es aún un desafío para el mundo de la investigación del cáncer.
Un nuevo estudio hecho por investigadores de la UTA ofrece la esperanza tangible de curar el cáncer de sangre, incurable hasta el momento, y otros como este. Se encontró que este sistema revolucionario detiene de manera exitosa la proliferación de proteínas relacionadas con el cáncer en los leucocitos, tanto en modelos animales como en muestras tomadas de pacientes con LCM.
La investigación fue dirigida por el profesor Dan Peer, del Departamento de Investigación Celular e Inmunología de la UTA, y ejecutada por los doctorandos Shiri Weinstein y Itai Toker de la UTA, en colaboración con la doctora Pia Raanani del Centro Médico «Rabin» y con el profesor Arnon Nagler del Centro Médico «Sheba». El estudio fue publicado en la edición temprana de Proceedings of the National Academy of Sciences USA (PNAS).
Un sistema «identificador de código postal» para la administración de drogas contra el cáncer
«El LCM tiene un distintivo genético», señala el doctor Peer. «En el 85 % de los casos, la característica que define este linfoma de células B agresivo y prototípico es la intensa actividad del gen CCND1, lo que conduce a una expresión excesiva y estrema —un incremento de 3000 a 15 000 veces— de la Ciclina D1, una proteína que controla la proliferación de células. La regulación decreciente de la Ciclina D1 con ayuda de ARNsi constituye un enfoque terapéutico potencial contra esta malignidad.»
La investigación valida una novedosa estrategia desarrollada hace dos años en el laboratorio del doctor Peer, que involucraba pequeñas interferencias de ARN (ARNsi). El nuevo y radical sistema de administración se vale de nanopartículas cubiertas de anticuerpos «GPS» que navegan hacia la ubicación de las células cancerosas, donde descargan los bloqueadores de la Ciclina D1 bajo la forma de ARNsi.
Para los fines de esta investigación, los científicos diseñaron nanopartículas basadas en lípidos (LNP) cubiertas con anticuerpos monoclonales anti-CD38 que fueron tomados por células humanas con LCM e introducidas en la médula espinal de ratones. Una vez cargadas con ARNsi contra la Ciclina D1, los LNP indujeron el silenciamiento de los genes en las células con LCM y prolongaron la supervivencia de los ratones que tenían un tumor sin que se observaran efectos adversos.
«En la LCM, la Ciclina D1 es la causa exclusiva de la producción en exceso de linfocitos B, las células responsables de la generación de anticuerpos», agrega Peer. «Esto hace que la proteína se vuelva el blanco perfecto para la terapia de ARN con ARNsi. Las células normales, sanas, no expresan el gen, por lo que las terapias que destruyen el gen se limitan a atacar las células cancerígenas. La interferencia del ARN que hemos desarrollado apunta a la Ciclina D1 defectuosa dentro de las células cancerígenas. Y, cuando se inhibe la proliferación de las células, estas advierten que son atacadas y empiezan a morir.»
La nueva investigación pone sobre el tapete el potencial terapéutico de la terapia con Ciclina D1 en LCM y presenta un nuevo sistema de administración de ARN que ofrece nuevas oportunidades terapéuticas para tratar el LCM y otras afecciones similares en las que se encuentran involucradas células B.
Personalizar el cáncer
«Esta investigación contribuye claramente con la revolución de la medicina personalizada, en la cual se diseñan los fármacos en función del perfil genético del paciente», postula Peer. «En este caso, el LCM es una enfermedad con una marca genética específica, por lo que se puede secuenciar al paciente para identificar la mutación, o las mutaciones, y diseñar bloqueadores de ARN que se colocan dentro de nanovehículos.
«Si bien se pueden emplear anticuerpos —el “GPS”— para combatir diferentes neoplasias de células B, se diseña el agente mismo para silenciar este mal determinado. Sin embargo, el sistema de administración puede adaptarse para su uso contra cualquier enfermedad con un perfil genético. Este podría ser el futuro. Lo estamos viendo con nuestros propios ojos.»
La investigación contó con el apoyo, en parte de los Institutos Nacionales de Salud, la Asociación contra el Cáncer de Israel, la Fundación Benéfica «Leona M. y Harry B. Helmsley», la Fundación «Lewis» y el Centro «Dotan» para la Investigación Hematológica de la UTA. Los investigadores se proponen profundizar el estudio y traducir estos hallazgos en pruebas clínicas, de contar con financiación adicional.
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