A un mes de haber sido desalojada las instalaciones de Radio Jai se la extraña.
Sus ondas mezcladas de programas y música hoy solo son música para llegar a los que no cambiaron de dial por su desaparición física. Las infinitas palabras dichas en programas, entrevistas, retrasmisiones de grandes eventos y todo lo que nos representaba e identificaba como judíos quedó silenciado, salvo la conexión escrita a través de su boletín. Pero las voces, sus decires, sus opiniones, sus comentarios quedaron congelados. Tanto a los oyentes como los que allí trabajamos nos falta esa conexión tan importante para informar e invitar a judíos y no judíos a hablar, difundir y defender nuestra pertenencia ante el antisemitismo y el sionismo.
Las miles de personas que desfilaron por sus estudios se sintieron orgullosas de hablar con libertad absoluta hasta en los momentos más cruciales políticos, económicos y sociales del país y del mundo, en periodos de guerra y de paz.
Desfilaron amigos y los no simpatizantes con nuestro ser judíos y desde sus micrófonos se debatían las posturas más diversas. Ni hablar de cómo se identificaba esta emisora por la música hebrea que encantaba a la colectividad y a todo el que la escuchaba.
Personalmente terminé mi programa de entrevistas “Una hora sin reloj” el día 18 de diciembre después de nueve meses consecutivos de dar y recibir respeto, cariño y agradecimiento de parte de la audiencia. El ritual de llegar unos minutos antes, saludar al operador del control, ajustar detalles y salir al aire eran mis plegarias de cultura y acercamiento de gente valiosa para difundir cultura judía e internacional.
Había cerrado otro año más de mis veinte de trabajo en esa casa que era mi casa.
Ese día último día lo dediqué a agradecer a los que pasaron por el programa nombrando a uno por uno; a relatar lo vivido en la fiesta del 25° Aniversario de la existencia de la radio y en la descripción de lo que allí sucedió; a exaltar la confianza que depositó siempre en sus columnistas o conductores el Director de la emisora Lic. Miguel Steuermann; a nombrar al operador que hace más mágica la transmisión y a todo aquel que es parte de lo que no se ve pero que hace posible la salida al aire del programa. Y después me despedí hasta el año que viene…
Dos días después todo cambió. Fue doloroso y angustiante ver irse todo lo que nos rodeó con una pregunta que me hacía a medida que se iban sucediendo los tristes acontecimientos: si no hubo un mediador para evitarlo o tal vez un Sanedrín para ejercer Justicia entre hermanos.
Siempre estaré, en mi imaginación, frente al micrófono… feliz de acompañar a la gente desde Radio Jai.
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