El presidente Donald Trump amenazó con cortar hasta $ 700 millones en ayuda anual de Estados Unidos a los palestinos si sus líderes no inician serias negociaciones de paz con Israel, pero los líderes palestinos se mantuvieron desafiantes.
El desafío puede hacer que los líderes palestinos se sientan bien momentáneamente, pero no tiene mucho sentido antagonizar deliberadamente a su donante más grande y el único árbitro del proceso de paz con Israel. Por lo que parece, los palestinos ahora están cavando para pelear con la administración Trump, y no parecen estar interesados en desviarse de su posición de línea dura en el corto plazo.
Las tensiones entre los Estados Unidos y los palestinos han ido en aumento desde la decisión del presidente Trump del 6 de diciembre de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y eventualmente trasladar allí la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv. La decisión no modificó técnicamente el estado de Jerusalén en las negociaciones bilaterales finales entre Israel y los palestinos, pero ciertamente dejó en claro que Estados Unidos ya no esperaría a que las negociaciones den a conocer sus posiciones.
En declaraciones a los periodistas en Davos, Suiza, junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justo antes que los dos se reunieran, el presidente Trump dijo de los palestinos: «Les damos cientos de millones de dólares en ayuda y apoyo … ese dinero está sobre la mesa y el dinero no va a ellos a menos que se sienten y negocien la paz «.
En respuesta, un portavoz del presidente palestino Mahmoud Abbas dijo: «Los derechos de los palestinos no están a la altura de ningún acuerdo y Jerusalén no está en venta. Estados Unidos no puede tener ningún rol (en la búsqueda de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos) a menos que retire su decisión de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel «.
El vicepresidente Mike Pence concluyó un viaje a la región el martes donde se reunió con los líderes de Egipto, Jordania e Israel. Los líderes palestinos boicotearon su viaje por el anuncio del presidente Trump que Estados Unidos ahora reconoce a Jerusalén como la capital de Israel.
La semana pasada, Abbas criticó también el reconocimiento por parte de la administración Trump de Jerusalén y la decisión del presidente Trump de retener $ 60 millones en ayuda estadounidense a la Agencia de Socorro y Obras de Naciones Unidas (UNRWA), el principal vehículo para administrar ayuda a palestinos en campos de refugiados la región.
La medida provocó alarma porque la Casa Blanca ató la asistencia continua a las reformas que tanto necesitaba la OOPS. La agencia tiene un presupuesto inflado, infla el número de refugiados y conoce lazos con elementos extremistas en Gaza.
Ahora a los palestinos les preocupa que Estados Unidos esté considerando una reducción total de la ayuda de 700 millones de dólares a menos que entren a la mesa de negociaciones con Israel. Abbas y compañía se han negado hasta ahora, lo que llevó a Nikki Haley, embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, a preguntar: «¿Dónde está el Sadat palestino?», Refiriéndose al líder egipcio que visitó Israel para hacer las paces en 1977.
Y ahora pueden surgir más problemas para los palestinos. Durante gran parte del año pasado, el Congreso debatió la Ley Taylor Force, un proyecto de ley que recortaría drásticamente la ayuda a la Autoridad Palestina sobre sus pagos a los terroristas condenados y sus familias. La ley tiene un abrumador apoyo bipartidista. Se ha movido a través de la Cámara y el Senado y parece preparado para una votación en el futuro cercano.
Con su espalda contra la pared, Abbas a principios de este mes arremetió contra la administración de Trump en un discurso ante la reunión del Consejo Central de la Organización para la Liberación de Palestina. El envejecido líder palestino maldijo repetidamente al presidente Trump. «Que tu casa caiga en la ruina», dijo.
¿Dónde deja esto a los palestinos? Después de una breve luna de miel en marzo, cuando Abbas visitó la Casa Blanca y apareció la bandera palestina junto a las barras y estrellas, ahora parece como si sus peores pesadillas sobre la administración Trump se hubieran hecho realidad. Cuando el presidente Trump fue elegido por primera vez, la dirección palestina desconfiaba de su discurso sobre el «acuerdo final», temiendo que intentara forzar una propuesta unilateralmente sobre ellos.
Corren rumores que la administración Trump no solo tiene el apoyo israelí para una iniciativa de paz más amplia, sino también el apoyo de los estados árabes. En otras palabras, las naciones árabes parecen dispuestas a ceder en asuntos palestinos para avanzar en sus lazos con la Casa Blanca e Israel.
Incluso peor para Abbas, los estados árabes incluso pueden estar de acuerdo con el presidente Trump en una serie de cuestiones «centrales», incluidos los refugiados palestinos y las fronteras. Y, si las noticias son ciertas, será el suburbio de Jerusalén, Abu Dis, el que el presidente Trump propondrá para una capital palestina. Esto sería visto como un insulto a Abbas, ya que sus negociadores palestinos lo han rechazado varias veces en el pasado.
Los funcionarios estadounidenses han insistido constantemente en que las versiones filtradas de su plan de paz no son indicativas del plan en sí. También han respondido que el furor palestino por los anuncios del presidente Trump se disipará con el tiempo, en particular una vez que los palestinos se den cuenta que hay otras concesiones que aún pueden tomar en la mesa de negociaciones.
Algunos estados árabes han instado a Abbas a volver a la mesa de negociaciones y trabajar con el presidente Trump en la búsqueda del «acuerdo definitivo». El rey de Jordania, Abdullah, describió esta semana el alboroto palestino como un «hipo».
Aún así, otros acciones son menos alentadores. Los informes sugirieron esta semana que el ex secretario de Estado John Kerry podría estar exhortando a Abbas a resistir la iniciativa de paz de la Casa Blanca.
Pero Abbas solo puede evitar lo inevitable por tanto tiempo. La administración de Trump todavía puede encontrar su equilibrio en una serie de cuestiones, pero Oriente Medio no parece ser uno de ellos. Un proceso ahora está en marcha. Es probable que Abbas tenga que subir a bordo o se quedará atrás.
***Jonathan Schanzer, un ex analista financiero de terrorismo del Departamento del Tesoro de los EE. UU., Es vicepresidente senior de la Fundación para la Defensa de las Democracias. .
***Grant Rumley es investigador de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
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