Los productos de ECOncrete aumentan la estabilidad y estética de estos a la vez que mejoran la vida marina.
La bióloga marina israelí Shimrit Perkol-Finkel ha buceado en todo el mundo, lo cual le ha permitido ver el daño ecológico causado por el hormigón que se usa en puertos, rompeolas y muelles.
“Esas estructuras destruyen los hábitats naturales y reemplazan los arrecifes naturales con concreto, dijo Perkol-Finkel a ISRAEL21c tras una gira por Estados Unidos donde presentó la compañía que dirige, ECOncrete, de la cual es directora ejecutiva y científica. “Si hay algo que pueda crecer el el hormigón, es una especie invasora y dañina”.
ECOncrete, fundada en 2012 y con sede en Tel Aviv, ha desarrollado varios productos de concreto sensibles ambientalmente y que mejoran la vida marina a la vez que aumentan la estabilidad estructural, la longevidad y la estética de muelles y puertos.
La técnica que usa la compañía tiene una “receta” de hormigón modificada, una textura rugosa que facilita la proliferación de vida marina y un diseño en 3D con pequeños agujeros para que los peces se escondan en ellos.
Perkol-Finkel y el director tecnológico de la firma, Ido Sella, tienen doctorados en zoología de la Universidad de Tel Aviv y una amplia experiencia en biología y ecología marina.
ECOncrete se forjó en la prestigiosa aceleradora 8200 del Programa de Apoyo al Emprendimiento y la Innovación (EISP) y ganó un premio a la mejor compañía nueva de 2014. Para entonces, ECOncrete ya había recaudado 1,7 millones de dólares para su financiación y tenía tres proyectos piloto en marcha, dos de los cuales en el Parque del Puente de Brooklyn, en Brooklyn, N.Y.
En 2016, ECOncrete recibió una subvención de la Fundación Binacional Israel-E.U. de Investigación y Desarrollo Industrial (BIRD) para trabajar con la compañía de hormigón Besser, con sede en el estado de Michigan, para diseñar, probar y fabricar productos de hormigón bio-adaptado.
ECOncrete ha llegado a tres acuerdos comerciales con fabricantes de prefabricados de hormigón en el Reino Unido, California y Austria.
Los productos de la compañía se utilizarán este año en varias obras de gran envergadura, entre ellos el proyecto Living Breakwaters, en Staten Island, N.Y., cuyo fin es proteger la costa con estructuras que fomenten el crecimiento de ostras.
Experimentos con varias mezclas
Los fundadores experimentaron inicialmente con casi 20 mezclas de hormigón en el Mediterráneo. Después de escoger los cinco que daban mejores resultados hicieron pruebas controladas durante dos años en el Mar Rojo y Estados Unidos. En este país las realizaron en Florida, Nueva York y los Grandes Lagos, donde tuvieron la colaboración de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, y en Savannah, Ga., donde tuvieron el apoyo de la Autoridad Portuaria de Georgia.
“Hemos verificado que ECOncrete es mucho mejor que otros hormigones que se producen hoy en día, y publicamos los resultados de nuestros estudios en revistas editadas por expertos en el campo”, dijo Perkol-Finkel.
La firma fue parte del grupo de siete compañías nuevas incubadas en el 8200 EISP escogidas para visitar recientemente Nueva York y Chicago, donde Perkol-Finke se reunió con empresas de arquitectura, ingeniería y de fondos de capital de riesgo. Está buscando una inversión de entre 2 y 3 millones de dólares para ampliar su proyección y competir en megaproyectos en varios países, entre ellos Estados Unidos, donde hay una gran demanda para reducir el daño ambiental en las costas.
ECOncrete cuenta con nueve empleados en Tel Aviv y dos en Nueva York, y planea abrir otra oficina en China. Tiene un pequeño laboratorio de hormigón en el que especialistas y geólogos prueban la durabilidad, resistencia y seguridad de los productos en condiciones simuladas específicas y según diferentes condiciones acuáticas. No fabrica el hormigón sino que encarga el trabajo a compañías locales.
Perkol-Finkel explica que los intentos anteriores para reducir los efectos nocivos de las estructuras de hormigón en las costas se centraron en la creación de arrecifes artificiales.
“Pero esa es otra huella artificial en el fondo del mar, aunque tenga algo de valor ecológico. Nuestro concepto era tomar toda la infraestructura ya construida y usarla para crear un arrecife, algo que nadie había hecho antes”, agregó.
Los productos de ECOncrete se pueden usar para mantener y mejorar estructuras existentes o construir otras nuevas.
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