El gobierno local de Berlín está siendo objeto de críticas después de que se haya reportado una habitual mala conducta, en ocasiones delictiva, por parte de los cadetes de la policía berlinesa. Según las informaciones, dicha mala conducta, especialmente por parte de aquellos de origen inmigrante, está muy extendida en la academia de policía de Berlín-Spandau.
El escándalo salió a la luz cuando se filtró a la opinión pública un mensaje de voz privado de WhatsApp. El autor, un paramédico que había dado clase en la academia, se quejaba:
- Hoy he tenido clase en la academia de policía. Nunca me había pasado algo así. La clase parecía una pocilga. La mitad de la clase [son] árabes y turcos, más brutos que el demonio. Tontos. No saben expresarse. Iba a expulsar a dos o tres porque estaban molestando a la clase, o durmiendo. Los compañeros alemanes contaban que algunos de ellos los habían amenazado. […] [Algunos estudiantes] no hablaban prácticamente alemán. Estoy impresionado, y les tengo miedo. Los profesores […] creen que si los expulsan destrozarán los coches de la calle. […] Estos no son nuestros compañeros, el enemigo está entre nosotros. Nunca había visto expresar tanto odio en las clases. […] Se dan puñetazos en clase… No os lo imagináis.
El paramédico mandó el mensaje de voz a varias personas, una de las cuales lo puso en conocimiento del jefe de la policía de Berlín, Klaus Kandt.
La primera reacción fue la del portavoz de la policía Thomas Neuendorf, que reconocía que había «problemas frecuentes» en la academia de policía. También admitió que algunos de los cadetes cometían delitos, pero que eran «inmediatamente expulsados». Neuendorf atacó después al paramédico diciendo que «el tono y la forma» de sus críticas habían sido «inapropiados». Además —dijo Neuendorf—, el paramédico debería haber comunicado estas cosas únicamente a su superior.
Al mismo tiempo, se supo que los comandantes de la policía en Berlín y el Senado conocían los problemas con los cadetes «de origen extranjero» mucho antes de que éstos salieran a la luz.
El periódico Die Welt citó algunos extractos que se habían filtrado de una reunión de altos cargos de la policía, según la cual, el personal de la academia de policía se quejaba de los problemas que «se producían en el proceso de contratar a agentes con orígenes inmigrantes (actualmente un 30%)». Algunos de ellos no sabían nadar, aunque este fuese un requisito para el puesto. Muchos candidatos a policía carecían de una «ética profesional». Algunos candidatos mostraban «una conducta condescendiente hacia las mujeres del personal, a las que trataban como señoras de la limpieza».
‘Sensación de miedo’ en la academia de policía
Según las investigaciones del periódico, hay una «sensación de miedo» en la academia de policía de Berlín. Un mando de la policía dijo a Die Welt: «Hay profesores que quisieron reunirse con representantes de los partidos políticos para tratar las quejas. Pero se les presionó [para que se abstuvieran de hacerlo]».
Marcel Luthe, portavoz del partido de la oposición Demócratas Libres (FDP) confirmó que «el sindicato de policía había organizado una conversación con nosotros y el personal docente. Se canceló». Luthe dijo que no conocía ningún caso en el que el jefe de la policía de Berlín hubiese hecho «otra cosa que negar el problema».
Poco después de la publicación del mensaje de voz y el informe interno, todas las quejas fueron corroboradas por un alto oficial de la Landeskriminalamt (LKA, Oficina del Estado para la Investigación Criminal) de Berlín. Envió una carta abierta al jefe de la policía. Los periódicos locales también recibieron una copia de la carta. Aunque el autor prefirió mantener el anonimato, fuentes internas de la LKA confirmaron la autenticidad de la carta, según el semanario Focus. Las fuentes también confirmaron que «al menos una persona involucrada en el crimen organizado está recibiendo actualmente instrucción de la policía».
El denunciante defendió su decisión de no revelar su identidad:
- Cuando los instructores se dirigen a la opinión pública de manera anónima, es sólo porque no ha habido un diálogo con los mandos superiores. Se resta importancia a los incidentes, se minimizan, se desestiman o se cubren con un manto de silencio.
También habló de conflictos entre diferentes grupos étnicos dentro de la policía. «Es sólo cuestión de tiempo que alguien pegue el primer tiro a un compañero», dijo.
Por último, el oficial de la LKA alertó del peligro de que clanes criminales se estuviesen infiltrando en la policía y la administración: «Esto ya ha empezado».
Esa admisión por su parte dio lugar a ataques de periodistas y políticos, que dijeron que las declaraciones del oficial no venían respaldadas por pruebas. Pero a la vez surgió un caso que dio credibilidad a esa afirmación: se supo que una árabe de 20 años, estudiante de la administración pública, que había trabajado como becaria en una comisaría de Berlín-Schöneberg, había utilizado su acceso a los ordenadores de la policía para copiar datos de las investigaciones sobre un clan del crimen organizado libanés. Había enviado los datos confidenciales mediante WhatsApp a destinatarios no identificados.
Blanqueo político
El 6 de diciembre —sólo unas pocas semanas después de que surgieran las denuncias—, el jefe de la policía de Berlín presentó un «informe especial» de 83 páginas que abordaba las críticas del paramédico. Sorprendentemente, el informe no incluye ningún testimonio de primera mano. En su lugar, ofrece un «resumen de descripciones y percepciones desde el punto de vista de los cadetes». Las declaraciones ni siquiera se atribuyen a personas, sino a grupos de cadetes:
- «Personas presentes en la clase admitieron que les resultaba difícil concentrarse porque había pocas pausas y falta de oxígeno en el aula».
- «Los cadetes afectados no pueden entender cómo el autor del mensaje de voz pudo pensar que la clase estaba sucia. Después de clase, los alumnos pusieron todas las mesas y sillas donde estaban. No les llamaron la atención sobre posibles defectos».
- «Las personas presentes en la clase se sintieron excluidas y tratadas de manera xenófoba, especialmente cuando el autor del mensaje de voz menciona a ciertas personas de origen migrante».
Los cadetes, según el informe, negaron que hubiese algún caso grave de mala conducta y pasaron a la ofensiva. Atacaron a los instructores por su supuesta falta de interés y su negativa a aceptar preguntas. El informe no cita a un solo instructor o miembro del resto de personal. Después hablaba de «casos aislados» de mala conducta:
- Un cadete de policía que había traficado con cámaras robadas había sido expulsado. Como recurrió la decisión, el veredicto está pendiente y en revisión por el tribunal administrativo.
- Dos cadetes de policía han vendido drogas en la academia de policía. Después de que el incidente fuese investigado por la LKA, se decidió que su conducta no era constitutiva de delito.
- Un cadete de policía ha actuado en una película pornográfica. «Considerando las circunstancias (una única aparición sin hacer ninguna referencia obvia al departamento de policía de Berlín), y los logros positivos y la capacidad de razonamiento demostrados por el candidato, el jefe de la autoridad accedió a concederle el estatus de agente en pruebas».
- Un cadete de policía está siendo juzgado por fraude económico grave. Un registro en su casa y su oficina corroboraron las acusaciones. «Se ha iniciado un proceso para expulsarlo».
El informe identifica «la tradición de la policía como un sistema extremadamente jerárquico» como uno de los problemas fundamentales. «Es perjudicial para una cultura de crítica constructiva». Los autores alaban después al mando de la policía por el enorme aparato burocrático para resolver problemas, que incluye, entre otros:
- El Comité de Conflictos («Su objetivo es encontrar soluciones sostenibles para conflictos existentes»)
- La Oficina de Diversidad («Su objetivo es crear un ambiente de apertura y facilitar la diversidad»)
- Personas de Contacto Social (para «conflictos laborales, maltratos, conflictos sexuales y problemas que surgen de un estilo de vida basado en un mismo género»)
- Personas de Contacto para Cuestiones Interculturales (ofrece «consejo en cuestiones interculturales y sirve de contacto para el Comité de Conflictos»)
¿Ayudó e incitó la policía de Berlín al terrorista yihadista Anis Amri?
Antes incluso de que se conocieran los nuevos escándalos, el departamento de policía de Berlín ya contaba con un año difícil. Fue criticado por no haber arrestado al tunecino yihadista, miembro del ISIS, Anis Amri, antes de atacar con un camión el mercadillo navideño de Berlín el 19 de diciembre de 2016. Doce personas fueron asesinadas y 55 resultaron heridas en la masacre. La policía de Berlín había permitido a Amri moverse libremente, a pesar de haber tenido numerosas ocasiones para detenerlo acusado de terrorismo o de otros varios delitos graves. Otros organismos del gobierno solicitaron que la policía de Berlín pusiese a Amri bajo vigilancia permanente e informara de su paradero, pero la solicitud no fue atendida.
En febrero de 2016 —diez meses antes de que Amri atacara— un grupo de investigadores de Berlín incluso alertaron a Amri de que estaba siendo vigilado. Unos meses después, cesó la vigilancia por motivos no revelados. Investigaciones posteriores descubrieron que «al menos» dos funcionarios de la LKA habían falsificado documentos tras el atentado para encubrir lo que se sabía de las actividades delictivas de Amri. La policía de Berlín sabía que Amri era «traficaba con drogas a escala comercial». Esta información formaba parte de un fichero datado el 1 de noviembre de 2016. Sin embargo, en enero de 2017, el fichero se había modificado: el documento afirmaba de repente que Amri «podría traficar con drogas a muy pequeña escala». Los agentes en cuestión están acusados ahora de obstrucción a la justicia.
El panorama general es más problemático. «Mires donde mires, sea el terrorismo, la crecida del 15% en los delitos desde 2011, el porcentaje de casos resueltos más bajo, las áreas donde se trafica abiertamente con drogas, o ahora la academia de policía, el director de la Policía está fracasando estrepitosamente», dijo el portavoz del FDP.
A la luz del escándalo de Anis Amri, a nadie debería sorprenderle que las revelaciones sobre las actividades ilícitas en la academia de policía de Berlín y los topos criminales que copian datos policiales secretos sean sólo la punta del iceberg. En el Parlamento regional de Berlín, el FDP y el partido antimigración Alternativa para Alemania han pedido una comisión de investigación, pero no han logrado superar el umbral del 25% de diputados requeridos para crearla. Los Demócrata-Cristianos (CDU) tienen dudas, mientras que la coalición gobernante de Berlín, los Socialdemócratas (SPD), los excomunistas (Linke) y el Partido Verde están en contra de nuevas investigaciones. Torsten Akmann (SPD), secretario de Interior de Berlín, dice: «Sería como matar moscas a cañonazos».
Un año después de la masacre en el mercado navideño de Berlín, los alemanes deben estar preocupados por el estado de sus fuerzas policiales, así como por los políticos que se supone que deberían estar velando por el cumplimiento de la ley.
Traducción del texto original: Germany: Berlin’s Police Problem
Traducido por El Medio
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