Hasta hace unos meses, una solución en Siria sin Rusia y una «Siria rusa» era la opción mejor vista para la región, nadie, o pocos deseaban una «Siria iraní». Durante algún tiempo, pareció que la «Siria rusa» era aceptada por los EEUU, Europa, y los países árabes.
Era evidente que esta aceptación dependía que Rusia concibiera una solución política que bloqueara la influencia de Irán en Siria. Muchos creían que cualquier solución basada en la redistribución de poder entre las fuerzas presentes en suelo sirio, inevitablemente disminuiría la posibilidad del surgimiento de una «Siria iraní».
Vladimir Putin siempre tranquilizó a las cancillerías europeas y a Washington, a los árabes e incluso a Jerusalén y a cualquiera con quien hablara con él dentro o fuera de su país. Con su habitual retórica cautelosa, Putin dio la garantía de Rusia para la transición y reconstrucción Siria. El miedo al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), su brutalidad y las preocupaciones de su expansión empujaron a todos a preferir la solución rusa a cualquier otra salida del conflicto, especialmente después que quedara en claro que Washington no estaba dispuesto a usar su fuerza militar para derrocar al régimen sirio o a forzarlo para que acepte «una transición política».
Sin embargo, después de contener al ISIS comenzaron a surgir dificultades para el establecimiento de una «Siria rusa». El reciente enfrentamiento israelí-iraní en Siria y la campaña de Turquía en Afrin ratifican tales dificultades que muestran claramente que la solución para establecer una «Siria rusa» está perdiendo terreno.
La capacidad de los aviones rusos para ejecutar fuertes ataques en Siria fue mucho más poderosa que la capacidad de Sergei Lavrov para preparar una solución política que debería unir al régimen y a la oposición siria, a los EEUU, Europa, Israel, Irán, Turquía y los países árabes.
«Si la Siria rusa hubiera tenido la primera y última palabra al desalojar a los terroristas de ISIS, entonces las partes involucradas no habrían actuado de la manera en que lo hicieron». «No habrían cruzado lo que se creía eran las líneas rojas trazadas por Rusia», publicó el diario saudita Al-Riyadh.
Las líneas rojas incluyen a Irán enviando un avión no tripulado a sobrevolar Israel y la represalia de este último que llevó a cabo ataques aéreos en lo profundo del territorio sirio junto con su anuncio -por primera vez- que había atacado posiciones iraníes allí. Lo mismo en cuanto a las fuerzas sirias, que utilizaron cohetes para derribar un avión israelí, un movimiento que previamente habían evitado.
El problema con la solución de Lavrov es que el Kremlin está tratando de lograr la coexistencia entre intereses distintos y políticas opuestas. Moscú quiere dar a entender que la solución se está diseñando y que en ella se tiene en cuenta a todos los actores afectados. Quiere satisfacer la demanda de Israel: que Irán y sus aliados se mantengan alejados de sus fronteras, al tiempo que toma en consideración los intereses de Teherán.
No hay duda que los iraníes esperan contar con tiempo para demostrar que la «Siria iraní» es mucho más profunda de lo que creen los defensores de la «Siria rusa». Teherán no está de ninguna manera dispuesta a aceptar una solución que debilitaría su base en territorio sirio. Teherán no mostrará flexibilidad sobre la presencia de sus milicias y fábricas de misiles cerca de Israel, ha perdido hombres y gasto mucho dinero en Siria como para ofrecer tal concesión.
No obstante, Irán no es el único socio difícil, el régimen sirio, que fue salvado del colapso por parte de Rusia, también puede ser un socio muy problemático. Si durante sus días de debilidad, el régimen se había negado a discutir la «transición política», ¿Cómo espera el Kremlin que modifique su actitud ahora, después de superar ese peligro? Además, aquellos que creen que las fuerzas sirias en última instancia preferirán confiar en la presencia de Rusia para reducir la hegemonía iraní pueden estar equivocados. Parecen haber olvidado que la presencia iraní en Siria no es reciente y que en realidad está mucho más familiarizada con la estructura y el régimen del país de lo que muchos piensan.
Por otra parte, Recep Tayyip Erdogan está preparando una cumbre para recibir a los presidentes ruso e iraní en Estambul, y no es un socio fácil para nadie. La presencia de su ejército en la Siria kurda le da el derecho de sentarse a la mesa de diálogo y quizás vincular su retirada militar de Siria con la retirada de otros también. Esta posibilidad podría ganar terreno si se logra una mejora en las relaciones entre Ankara y Washington.
La obsesión de romper el frente kurdo en la frontera siria no es la única preocupación de Turquía, sino que también comprende el significado del establecimiento de una «Siria iraní» que complementa el papel decisivo de Teherán en Irak.
Tampoco hay que subestimar la importancia que Putin le está dando a la preservación de los buenos vínculos con Israel. El problema no está estrictamente relacionado con los judíos rusos que emigraron a Israel, pero esos vínculos existen. Mientras tanto, EEUU presiona para que Rusia muestre los desafíos y problemas de lo que consideraba una victoria sin precedentes en Siria. Los estadounidenses están esperando al Este del Eufrates con su tecnología militar y sus soldados.
El secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson declaró a la prensa internacional que Washington espera que esta región prospere y que se pueda establecer como ejemplo, pero en la Casa Blanca se cree que Rusia no podrá lanzar el plan de transición y reconstrucción de Siria porque es incapaz de encontrar una solución convincente para todos los actores involucrados en el conflicto, y considera que, en última instancia, los socios de Moscú se convertirán en una carga para el Kremlin.
Una «Siria iraní» es inaceptable y una «Siria rusa» no es fácil de lograr. Una «Siria siria» no se está considerando en este momento en la comunidad internacional. Putin intentará detener el enfrentamiento de Irán e Israel en suelo sirio. Sin embargo, la solución no parece estar cerca y es probable que el sufrimiento del pueblo sirio continúe al verse involucrado en la guerra que Irán y Hezbollah pretenden lanzar contra Israel desde territorio sirio.
Siria debe ser independiente, fuera Iran, Rusia.