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| jueves diciembre 26, 2024

Capitanas de los drones israelíes


Cuatro militares de Israel observan uno de los drones que manejan en su base de Palmajim. SAL EMERGUI

Base de Palmajim (Israel)

Palmajim es el nombre de una conocida playa en el centro de Israel, pero también de una importante base aérea. Una mayor y tres capitanas, encargadas de enviar drones a cualquier punto de Oriente Próximo para filmar y recoger información, reciben a EL MUNDO. Es una mañana lluviosa aunque la principal tormenta es la desatada por las palabras de dos rabinos contra el reclutamiento femenino en unidades mixtas del ejército israelí, el más poderoso de la región.

«Nosotras hacemos nuestro trabajo, ya sea por ejemplo en misiones operativas o entrenamientos, sin dar importancia a que nuestros soldados sean mujeres u hombres. Aquí el trato es igualitario», explica la mayor Becky (29) cerca del hangar donde reposan algunos de los aparatos no tripulados que activan para espiar al enemigo.

 

Las sofisticadas cámaras en estos aviones contrastan con el mensaje anclado en el pasado de varios religiosos. La polémica en torno al papel de las soldados y en especial en las unidades de combate mixtas ha sido reactivada por el rabino Shlomo Aviner. Cuando un estudiante de una academia religiosa le preguntó en una web si debía alistarse ante la generalizada mezcla de sexos, Aviner le respondió: «Es un gran honor ir al ejército pero las mujeres y hombres deben hacerlo por separado. Debes pedir una unidad sin mujeres o ir directamente a la de los jaredim (ultraortodoxos)».

Cuando el estudiante replicó que no todos tienen el perfil para una unidad de combate y que, al pertenecer al sionismo religioso, no puede ir a la de jaredim, Aviner contestó: «Entonces, desgraciadamente no hay que ir al ejército. Una unidad separada o no alistarse de momento». Importantes rabinos del sionismo religioso criticaron sus palabras. No así Shmuel Eliahu. Más conocido por sus posiciones radicales que por ser el rabino de Safed, denuncia el reciente nombramiento de la teniente coronel Tuli como comandante de escuadrón por primera vez en la historia de la Fuerza Aérea israelí, se opone al servicio mixto en torres de observación o en el interior de un tanque y cree que la presencia femenina en unidades de combate «debilita» al ejército.

Shmuel Elihau exige incluso la destitución del jefe del Estado Mayor, Gadi Eizencot, por «la difícil situación de los soldados religiosos» y abrazar «una agenda de grupos de izquierda radical». Sus palabras también nacen del temor ante el hecho de que cada vez más religiosas efectúan el servicio militar obligatorio en lugar del comunitario alternativo.

«Pueden decir lo que quieran pero los hechos hablan por sí solos. No veo opción alguna que les hagan caso y limiten nuestra presencia en el ejército», asegura Becky tras una década en un organismo que promueve dos fenómenos que avanzan en línea paralela: integración de mujeres y ultraortodoxos. Este sector, al igual que el árabe, está exento del servicio militar obligatorio que para los varones es de dos años y ocho meses. Para las mujeres, dos años.

Gili (27) revela que en su departamento «hay soldados religiosos que no tienen problemas en servir de forma mixta». Según esta oficial al cargo de drones Hermes 900 y Hermes 450, «ha aumentado la motivación para que las chicas sirvamos exactamente como lo hacen los chicos«.

La mujer en uniforme del Tsáhal se remonta a los inicios del país. Dada la inferioridad numérica ante los ejércitos árabes que atacaron a Israel tras la proclamación de independencia en 1948, muchas fueron llamadas a filas para servir en la retaguardia o en el frente. 70 años después, integran unidades de combate, llevan tanques y pilotan aviones. Debido a la creación de más unidades mixtas destinadas a patrullar las fronteras, el número de chicas en combate ha pasado de 500 a 2700 en los últimos seis años.

Mika (27) no descata una mujer al frente del ejército. «Estadísticamente hay menos posibilidades pero si alguien lo desea, tiene las cualidades necesarias y se lo merece ¿Por qué no?», señala esta capitana responsable de decenas de soldados y drones Heron para asistencia a las tropas en tierra e Inteligencia.

En la base, nadie olvida a Alice Miller. En los 90, recurrió al Tribunal Supremo (TS) para entrar en el exigente curso de pilotos. Hasta entonces, un club exclusivo de varones.

Una sentencia histórica dio la razon a Miller que sin embargo no logró completar los tres años de curso. Desde entonces, 49 chicas lo superaron. Hoy, cinco son pilotos de cazas y 11 de helicópteros. El nombramiento ahora de una jefa de escuadrón es un paso más en el vuelo iniciado por Miller. Otro nombre recordado en Palmajim es Keren Tendler, que murió en su helicóptero alcanzado por un misil del grupo libanés Hizbulá en la guerra del 2006.

«La Fuerza Aérea tiene excelentes puestos para las chicas con posibilidades de promoción y participar en acciones operativas», nos dice la capitana Reut (26). «Las exigencias son iguales para los dos sexos. Quien no cumple las demandas en el curso se va a casa, sea hombre o mujer», aclara.

¿En qué zonas activan sus drones? preguntamos mientras entramos en el hangar donde descansan estos pájaros. «Misiones para obtener información en todos aquellos lugares que nos quieren hacer daño«, responde Mika mientras Reut apunta que también han intervenido en medio de grandes incendios para localizar a los pirómanos en acción.

 
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