Vista de granja, construida en 2017. Cortesía de Ronen Feigenbaum.
El último proyecto del argentino-israelí es una granja lechera en esa isla. Ha construido otras en México, Vietnam, Filipinas, Rumanía, Nigeria y China
Pueden llamarlo “lechero del mundo”. Desde 1990, el ingeniero civil Ronen Feigenbaum ha usado la tecnología, el conocimiento y la experiencia que tiene Israel en producción lechera para establecer granjas de ese tipo en México, China, Inglaterra, India, Namibia, Nigeria, Filipinas, Rumania, Sudáfrica y Vietnam. La más reciente es en Papúa Nueva Guinea.
Las lecherías israelíes son las mejores del mundo. Nuestras vacas son campeonas en producción”, dijo Feigenbaum.
Nacido en Argentina, donde nunca había visto una vaca, excepto la carne de res que comía, emigró a Israel en 1973, donde terminó dirigiendo la granja lechera de un kibbutz antes de obtener un título de ingeniería civil en el prestigioso Instituto Tecnológico Technion-Israel en 1978.
Feigenbaum se convirtió en diseñador de granjas lecheras, primero en el Kibbutz Movement y ahora en Alefbet Planners, firma con sede en Tel Aviv, donde está al frente de la planificación de ganaderías e instalaciones agrícolas.
De 1980 a 1990 trabajó en varias partes de Israel, pero en la actualidad viaja más al exterior, donde comparte los avances de Israel en todos los aspectos de producción lechera, desde manejo de rebaños hasta ordeño y ensilado.
Es de sobra conocido que la raza Holstein israelí es la que más rinde en producción de leche. “El promedio de cada ejemplar es de más de 40 litros por día y, en algunos casos, hasta 60”, dijo Feigenbaum a ISRAEL21c. El promedio en Estados Unidos es de 30 L por día y en Gran Bretaña, 21 L.
Los clientes de Alefbet Planners en el proyecto de Papúa, que está en construcción, son la empresa israelí de desarrollo internacional LR Group e Innovative Agro Industry, esta última de propiedad de israelíes que viven en Papúa Nueva Guinea.
Hasta ahora, los residentes de esa isla, en el suroriente del Pacífico, no tenían granjas lecheras y tenían que importar productos lácteos.
Feigenbaum usó tecnología desarrollada en Israel para construir establos que fueran suficientemente acogedores para el clima tropical de Papúa. “Incluso cuando hace calor y es húmedo las vacas se mantienen a una temperatura adecuada. Cada una tiene suficiente espacio para descansar, y ventilación activa y pasiva cuando no hay viento”.
El equipo para la sala de ordeño es fabricado por la compañía israelí Afimilk y la tecnología que se usa en los campos de la granja, donde se cultiva pasto y maíz para el ensilado, es desarrollada en Israel. La obtención y tratamiento de agua de río, regar los campos y abastecer a las vacas son también de tecnología israelí.
Muchos componentes para la granja se importaron a la remota isla desde otros países. Los equipos se trajeron de Italia y Turquía, el acero, de China, y las novillas, 515, de Nueva Zelanda. La granja puede ampliarse en el futuro para dar cabida a 800 vacas.
“La construcción comenzó en diciembre de 2016. En junio de 2017, las 515 novillas, algunas ya preñadas, llegaron y fueron puestas en cuarentena en un establo”, explicó Feigenbaum. “A principios de noviembre, comenzaron a ordeñarse las que dieron a luz, produciendo la primera leche fresca que se consumió en Papúa”.
Las vacas se ordeñan en grupos de 14 en cada lado del establo, sin que las ubres sean tocadas por humanos. A continuación, la leche se pone en un tanque de enfriamiento y se transfiere a la planta de procesamiento, donde se hacen yogur, quesos y otros productos.
Según Feigenbaum, el primer ciclo de lactancia para estas vacas está rindiendo entre 25 y 30 L diarios por ejemplar. La cantidad aumentará con la segunda lactancia y en las próximas generaciones a medida que mejore la genética, agregó.
“Las hijas producirán más que las madres”, dijo.
“Cada vaca tiene una etiqueta de identificación electrónica con sensores que miden su comportamiento, actividad y producción, información que es almacenada en una computadora para ayudar al director de la granja a ver si hay cambios en ella. Si una vaca muestra de repente un comportamiento diferente, eso podría significar que está en celo, herida o enferma”, explicó.
En 2016, la Asociación de Cooperativas Argentinas, una prestigiosa organización, lo invitó a su país natal para dar una conferencia sobre cómo mejorar la producción lechera.
Recuerdo que cuando estuve en Israel en 1969 como midnadev, y trabajaba en el refet en el kibbutz Tzora (mucha gente de Sudafrica) ya se hacian 3 ordeñes diarios a diferencia de Argentina que eran 2, pero la diferencia era que al ser ordeñes de caracteristicas intensivas, las vacas vivian menos que en Argentina……..esto sigue siendo cierto ?