Peligros

No es secreto que Israel está dividido entre quienes están a favor de la anexión de los asentamientos en Judea y Samaria al territorio soberano del Estado, y quienes consideran que eso sería una tragedia nacional. Hay, claro,algunos  matices intermedios.

El partido Likud de gobierno aprobó en su central la anexión y la intención es convertirla en ley., que es precisamente lo que intentan promover tanto diputados del partido de gobierno como su socio “El Hogar Judío”, por iniciativa de su jefe, el Ministro de Educación Naftali Bennet.

Lo que cuesta entender es si nadie allí se pone a pensar por qué hasta ahora, a ya más de 50 años de la conquista de Judea y Samaria (Cisjordania), ningún gobierno israelí resolvió anexar dichos territorios, que  tienen  hasta ahora en un estatuto singular. No se han abstenido de hacerlo solamente por la problemática de la imagen y de las complicaciones internacionales que ello traería. Nosotros consideramos que no se los ha anexado hasta ahora, porque se entendía que eso equivale a un serio peligro para el Estado de Israel.

Lo que está en discusión no es si Judea y Samaria, por usar nuevamente los términos bíblicos con los que se hace referencia a esos territorios en disputa, son parte de la tierra de Israel incluida en la promesa bíblica. No hay que ser religioso para ser consciente de ese elemento en la historia judía. Y claro está que la nación hebrea no nació en Tel Aviv sino allí, al menos según las Sagradas Escrituras.

El tema es que el pueblo judío no está solo. En ese territorio hay por lo menos 2 millones de palestinos-y hay quienes, como el geógrafo Profesor Amnon Sofer de la Universidad de Haifa , consideran que son ya  3 millones- y no se puede anexar ese territorio preservando el carácter judío y democrático de Israel. Dirán del otro lado, que la propuesta es anexar solamente los asentamientos, no todo el territorio. Es un truco que no ayudaría a salvaguardar al Estado judío y lo pondría en más complicaciones jurídica y moralmente. Por algo el propio Menajem Beguin, padre del Likud, gran demócrata que fue Primer Ministro de Israel, se oponía a un paso de ese tipo, señalando ante la Kneset, Parlamento, que si se anexa, hay que dar derecho a voto a toda la población árabe de dicho territorio.

El problema es que los principios de Beguin, ya no son la guía central en la versión actual de su partido.

Peligros, titulábamos esta nota…y por cierto no los vemos solamente en determinada postura política en Israel sino, ante todo, en el aliento al terrorismo del lado palestino. No sólo si se llama explícitamente a asesinar se está pecando al respecto. Las alabanzas a la “shahada” (el martirologio) en los medios palestinos, en las páginas oficiales de las autoridades en la web y en las redes sociales en general , educan en ese sentido y con ello allanan el camino a la violencia. Seguir pagando a las familias de terroristas asesinos, es alentar la violencia. Entregar un departamento a la familia del terrorista que mató al rabino Raziel Shevaj cuando viajaba en su coche cerca del asentamiento en el que vivía, presentándolo como “un deber a las familias de los mártires”, es alentar la violencia y recompensarla.

Y una nueva y terrible prueba de todo ello fue la muerte de Haitham Abu Na’im de 16 años, que buscó la muerte  atacando a soldados israelíes de modo que garantice que le disparen, porque-tal cual explicó el órgano de prensa oficial de la Autoridad Palestina- “estaba celoso de las bodas de los mártires y quería una grandiosa también para sí”. De fondo está la “enseñanza” islámica de que quienes mueren en ataques a blancos israelíes, no reciben “sepultura” sino “una boda” ya que eso es la antesala de su encuentro con “72 vírgenes de ojos oscuros” que los esperan en el paraíso.

Según Al Hayat Al Jadida del 1 de febrero, cuando el joven palestino murió “recibió la boda que tanto ansiaba”.

Mientras todo eso no cambie, voten lo que voten los israelíes, será imposible llegar a la paz.