Nakba es un término árabe que significa “catástrofe, desastre, cataclismo” y es empleado en el mundo musulmán en general, y en el árabe-palestino en particular, para referirse a la salida temporal de los árabes de Israel –más tarde denominados de “palestinos”- tras la llamada a ello por parte de los líderes de la Liga Árabe y de los ejércitos árabes vecinos con el fin explicito de dejar la tierra vacía de árabes para que los ejércitos árabes pudieran invadir y exterminar a la población judía sin temor a matar árabes.
El término “nakba” también se refiere al período de la guerra perpetrada por los la Liga Árabe y los cinco países vecinos árabes que trataron, infructuosamente, de invadirlo. Israel salió victorioso.
No hubo ningún intento por parte de la ONU de evitar la intervención armada que había proclamado la Liga Árabe meses atrás y, al día siguiente de la declaración de independencia, los cinco países árabes vecinos declararon la guerra al naciente Estado de Israel y trataron de invadirlo. En la guerra intermitente que tuvo lugar durante los siguientes 15 meses (con varias treguas promovidas por la ONU), Israel recuperó un 26 % de terreno adicional al del antiguo Mandato, mientras que Transjordania ocupó las áreas de Judea y Samaria (Cisjordania), y Egipto ocupó el territorio correspondiente a la actual Franja de Gaza. Los árabe-“palestinos” no pudieron volver a Israel al haber colaborado con los ejércitos invasores para permitir la “culminación de la obra de Hitler” en palabras de los dirigentes árabes.
La Nakba es el inicio del fin del totalitarismo islámico, así como lo fue la Batalla de Stalingrado (entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943) que significó el declive del avance de los ejércitos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y la Batalla de Normandia (6 de junio de 1944) culminó con la liberación de los territorios de la Europa occidental ocupados por la Alemania nazi. Tanto Stalingrado como Normandía fueron el inicio del fin del totalitarismo nazi en Europa. [1]
Estas dos batallas (Stalingrado y Normandía) son la Nakba del nazismo -en terminología islámica- y hasta el final de la guerra los nazis tuvieron tiempo de perpetrar mucha mortandad y destrucción.
El 14 de mayo de 1948, horas antes de que expirase el Mandato británico sobre Palestina, el Estado de Israel fue proclamado en el territorio otorgado por el plan de las Naciones Unidas, aboliendo como primera medida las leyes antiinmigratorias británicas que impedían desde hacía años la entrada legal de nuevos judíos a Palestina.
El nombre de “Palestina” fue impuesto a la tierra de Israel por el emperador Adriano como forma de borrar toda memoria judía de la región después de derrotar en el año 135 E.C. la insurrección judía de Bar Kojba, iniciada tras años antes, contra la ocupación romana. [2] En esta Tercera Guerra Judeo-Romana fueron asesinados por los romanos cerca de 580.000 judíos. Asimismo, 50 ciudades fortificadas y 985 aldeas fueron arrasadas. Adriano intentó destruir de raíz la identidad judía, que había sido la causa de las continuas rebeliones, prohibió la Torá, el calendario judío y mandó ejecutar a numerosos rabinos estudiosos y eruditos. Los rollos sagrados fueron quemados en una ceremonia en el Monte del Templo. En la zona del antiguo Templo, Adriano instaló dos estatuas, una del dios romano Júpiter y otra de él mismo. Administrativamente eliminó la provincia romana de Judea fusionándola con otras regiones en la provincia de Siria-Palestina (Syria Palæstina) tomando el nombre de los filisteos, antiguos enemigos de los judíos, y cambió el nombre de Jerusalem por Aelia Capitolina, prohibiendo a los judíos que entraran en ella. Para humillarlos aún más, sobre la puerta principal de la ciudad se colocó la estatua de un cerdo. Actualmente existen restos del cardo de la fase romana en la Ciudad Vieja de Jerusalem.
El totalitarismo islámico considera que la emancipación del pueblo judío en su tierra, Eretz Israel, contradice al Corán. El texto sagrado del Islam afirma que tanto judíos y cristianos han tergiversado la palabra divina dando dos textos con falsedades: el Tanaj [Antiguo Testamento] y los Evangelios y que toda la tierra será musulmana. La Biblia profetiza constantemente que el pueblo judío retornará a Eretz Israel [3], lo que está sucediendo actualmente.
El Corán y los hadices –textos sagrados del Islam- afirman categóricamente que el profeta Isa ibn Mariam (Jesús de Nazaret, Isa hijo de María), así denominado en el Corán, será un excelso guerrero que dirigirá la Yihad –la Guerra por Alá- contra los no-musulmanes para convertirlos al Islam, y esta Guerra por Alá durará hasta que el mundo sea musulmán. Las órdenes y mandatos “divinos” (de Alá) de hacer Yihad no se circunscriben en un período de tiempo o espacio, son dadas para todas las generaciones de musulmanes y en todos los lugares de la tierra y finalizarán al final de los tiempos, en los que Abu Hurayrah narra que el Mensajero de Alá (Muhammad) dijo: “¡Por Él en cuyas manos descansa mi alma! Definitivamente está cerca en ese tiempo que Isa ibn Marian, el hijo de María, (Jesús, Hijo de María, Segunda Persona de la Trinidad del Cristianismo) descenderá entre vosotros como un gobernante justo. Él romperá la cruz, matará a los cerdos (cristianos) y abolir la yizzia (el impuesto a los no-musulmanes para poder vivir en tierras del Islam y no ser exterminados). Y el dinero abundará en tal exceso que nadie lo aceptará.” [Ahmad bin Hambal, al-Musnad, vol 2, p. 240]
Los hadices (relatos de los dichos y hechos de Muhammad) hacen referencia tanto al Mahdi (el Mesías del Islam, descendiente de la familia de Muhammad y cuyo nombre será también Muhammad) [2] como a Isa ibn Marian (Jesús de Nazaret) simultáneamente y el regreso del Mahdi coincidirá con el regreso de Isa ibn Marian (Jesús), que descenderá de los Cielos en Al-Quds (Jerusalem) al amanecer. Los dos se encontrarán, y el Mahdi dirigirá a la gente en la oración de Fayr. Después de la oración, abrirán una puerta hacia el occidente y se encontrarán con Masih ad-Dajjal. Después de la derrota del Masih ad-Dajjal, Isa ibn Marian (Jesús) llevará un reinado pacífico de cuarenta años hasta su muerte. Será enterrado en una tumba junto a Muhammad en Medina. Aunque los dos ciertamente difieren con respecto a su papel y su persona en la escatología islámica, las figuras de Mahdi e Isa ibn Marian (Jesús) son en última instancia inseparables, según el Muhammad. [Sahih Muslim, bab nuzul ‘isa, Vol. 2; Sahih Bukhari, kitab malo’ al-khalq wa nuzul ‘isa, Vol. 4]
Cuando Isa ibn Marian (Jesús) descienda nuevamente sobre el mundo, el Mahdi –de un estatus espiritual y humano superior a Jesús- ya estará presente montando un corcel blanco y sus ejércitos musulmanes –procedentes de Khorashán (Irán)- ondearán banderas negras y estandartes de guerra y Jesús (Isa ibn Marian), los comandará y junto al Mahdi dirigirán los ejércitos musulmanes contra Israel para reconquistarla para el Islam. Después Jesús, hijo de María, -Isa ibn Marian, dirigirá sus tropas hacia Dabiq para enfrentarse con la Confederación de los Ejércitos Cristianos comandados por el Papa, y tras vencerlos, el mismo Isa ibn Marian (Jesús) decapitará a los cristianos que se nieguen a convertirse al Islam, y destruirá la Cruz y todas las iglesias de la tierra. Isa (Jesús) confirmará que está vivo y no ha muerto y que no es Dios ni hijo de Dios, sino simplemente su esclavo y mensajero de Alá. Isa ibn Marian (Jesús) testificará contra aquellos que lo habían llamado Hijo de Dios (los cristianos), y aquellos que lo habían desmentido, los judíos. Isa (Jesús) romperá las cruces, matará a los “cerdos cristianos” (así son calificados los creyentes de la Trinidad en los hadices), y exterminará a los judíos y abolirá la yizzia (el impuesto a los no-musulmanes), pues en la tierra sólo quedarán musulmanes.
Isa ibn Marian (Jesús) hará desaparecer de la faz de la tierra toda la tradición judeo-cristiana, que es calificada en el Islam como “isra´iliyyat”. Jesús impondrá el Islam y la Sharía en todo el mundo. Entonces el Mahdi dirigirá a los musulmanes en el rezo y Jesús les dirigirá de acuerdo a la ley de Alá, la Sharía. Posteriormente Jesús se casará y morirá al cabo de 19 años, en este periodo tendrá y tendrá hijos, y será enterrado al lado de Muhammad. Después de esos tiempos, ya no hará falta más yihad pues toda la tierra será musulmana y habrá paz. [4]
Es por eso que la Nakba es el inicio del fin del totalitarismo islámico, final que todavía está lejano, mientras la Yihad se llevará muchas vidas humanas, tanto judías, cristianas como musulmanas que no llevan la vida como “Alá manda”.
Para el totalitarismo nazi la Batalla de Stalingrado y la de Normandía son una Nakba, pero esta Nakba fue una alegría para la vida y para los que querían la libertad.
La Independencia de Israel en 1948 es una nakba para el totalitarismo islámico y sus colaboracionistas, y una alegría para la vida y para los que aman la libertad.
Y así como el totalitarismo nazi recibió la ayuda y simpatías de los colaboracionistas de la extrema derecha europea y americana que lloraron por la nakba del nazismo, también el totalitarismo islámico tiene sus colaboracionistas –en la extrema izquierda y en los nostálgicos del nazismo- que lloran por la nakba islamista de 1948. [5]
NOTAS
[1] La Batalla de Stalingrado, entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943, significó el declive del avance de los ejércitos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En una de las batallas más sangrientas de la historia, las tropas nazis trataron de conquistar la ciudad de Stalingrado, al sur de Rusia y en la región del Cáucaso, pero se encontraron con la tenaz resistencia de las tropas soviéticas (el Ejército Rojo), y finalmente se vieron obligadas a retirarse en 1943.
Los alemanes tuvieron 841.000 bajas, los rusos 1.150.000 bajas, entre ellas 40.000 civiles asesinados por los nazis alemanes.
La Batalla de Normandía, llamada en clave Operación Overlord, fue la operación militar efectuada por los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial que culminó con la liberación de los territorios de la Europa occidental ocupados por la Alemania nazi. La operación dio comienzo el 6 de junio de 1944, más conocido como el Día D, con el desembarco de Normandía; el conjunto de las operaciones navales recibió el nombre clave de Operación Neptuno. Un asalto aerotransportado llevado a cabo por mil doscientas aeronaves precedió al desembarco anfibio, que involucró a cinco mil barcos. El 6 de junio, ciento sesenta mil soldados cruzaron el canal de la Mancha de Inglaterra a Francia y hacia finales de agosto las tropas aliadas en suelo francés eran más de tres millones. Bajas americanas, de 225.606 a 226.386. Bajas alemanas de 400.000 a 450.000. Bajas civiles francesas por los bombardeos norteamericanos previos al desembarco: de 11.000 a19.000. Y civiles franceses muertos durante la invasión de 13.632 a 19.890 muertos. Total de civiles franceses muertos de 25.000 a 39.000.
[2] Judea, o Iudæa en latín (en inscripciones, IVDÆA), fue una provincia romana en la región romana de Oriens, es decir Oriente (hoy día parte del Medio Oriente), en la orilla oriental del mar Mediterráneo. El Imperio romano cambió el nombre de Judea a Palestina o Provincia Syria-Palæstina en el año 135, como forma de borrar toda memoria judía de la región, tras aplastar la rebelión de Bar Kojba. Los geógrafos Estrabón y Ptolomeo describen la Provincia de Judea como abarcando la Galilea, la Samaria, las alturas de Golán (Gaulanitis), la orilla oriental del río Jordán, además del territorio del antiguo reino de Judá, etc. El Nuevo Testamento usa el nombre Judea en dos sentidos: primero, solamente el territorio del antiguo reino de Judá; y segundo, el territorio entero de la provincia romana de Judea. La noción de Judea en su sentido más amplio coincide grosso modo con la noción judía de Tierra de Israel (Eretz Israel).
[3] Am Israel (el Pueblo Judío) es el único pueblo de la tierra que a pesar de haber sufrido destierros, cautiverios, persecuciones, y disperso entre todas las naciones del orbe, hablar las lenguas de los países de su Diáspora y haber servido de gran provecho para todas las naciones, de aquellas que le han permitido vivir en relativa tolerancia, relegando su lengua original en el recuerdo litúrgico, ha recuperado parte de su tierra al cabo de dos milenios, y ha resucitado su lengua ancestral, el hebreo, y cohesionado todas las gentes de diversas culturas y procedencias.
El proceso de recuperación de Eretz (la Tierra de Israel bíblica) y del hebreo, único en la historia de la humanidad y que contradice la ley de la historia natural de las naciones -la ley de la asimilación y desaparición de los pueblos- estaba profetizado miles de años antes. Hace 2.700 años profetizaba Yeshayahu (Isaías) 49:13-17 que a pesar que Am Israel quedaría –en un futuro cercano- exiliado de su tierra, Eretz, el Eterno nunca se olvidaría de él y le haría retornar a su tierra. Hace 3.400 años está profetizado en Vayikrá (Levítico) 26:32-33 que la tierra de Israel sería devastada, Am Israel sería esparcido entre las naciones y la espada nos perseguiría, Eretz asolada y sus ciudades en ruinas, pero también en Vayikrá (Levítico) 26:44, -hace 3.400 años-, se profetiza que el Eterno nunca permitirá que Am Israel sea completamente destruido. Hace más de 2.600 años Yirmiyahu (Jerermías) 32:36-37 advirtió que Am Israel sería exiliado por los babilonios y que el Eterno recogería de todas las tierras a Am Israel adonde lo echó, que posteriormente lo haría volver a su hogar, Eretz, donde vivirá en seguridad. Yejezkel (Ezequiel) 34:13 hace 2.600 años profetizó que el Eterno reunirá a los exiliados de las diversas naciones a las que habían sido esparcidos y que iba a restaurarlos a “su propia tierra”, Eretz.
Son innumerables las profecías en el Tanaj (Antiguo Testamento) que aseguran que Am Israel será perseguido en los países a los que seríamos desterrados durante nuestro exilio, y que la tierra de Israel (Eretz) quedaría en ruinas, nuestros santuarios una desolación, y que los enemigos de Israel residirían en la tierra de Israel durante y después de la época del exilio (Vayikrá –Levítico-) 26:31-32. Nejemiah (Nehemías) hace 2.500 años profetizó que los judíos que regresarían en el futuro a Eretz serán recibidos con hostilidad por parte de los extranjeros residentes en Yerushalayim (Jerusalén) y sus alrededores. Estos extranjeros se burlan de los judíos por procurar reconstruir Yerushalayim y Nejemiah se enfrenta a estos diciéndoles: “El D-s del cielo nos hará salir adelante. Por tanto nosotros Sus siervos nos levantaremos y construiremos. Pero vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni recuerdo en Yerushalayim” [Nejemiah 2:20].
El capítulo 60 del libro del profeta Yeshayahu (Isaías) describe el retorno de Am Israel a Eretz, desde la lejanía y de todos los confines del planeta, por tierra, por barcos y en el pasuk (versículo) 8 se describe también volando; al tener su visión el profeta (Yeshayahu) se sorprendió y exclamó: ¿Quiénes son esos que vuelan como nubes, que van como palomas a sus palomares? en los modernos aviones de nuestra época, exactamente como Yeshayahu los vio.
Tan pronto como se proclamó la refundación –aunque parcial- del Estado de Israel en 1948, los judíos comenzaron a llegar desde los cuatro puntos cardinales de la tierra: norte, sur, este y oeste. Tal como dijo el profeta en Yeshayahu 43:5-6: “No temas, porque Yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos Mis hijos, y Mis hijas de los confines de la tierra”. Hay multitud de pasajes en el Tanaj que anticipan el retorno de Am Israel a Eretz Yisrael.
No existen profecías de exilio y retorno en ninguna otra nación. Am Israel es singular y único por su origen, su vida errante entre las naciones, la conservación de su identidad a pesar de todos los pesares, su anhelado deseo de retornar a Eretz, su vuelta a su tierra de promisión, Eretz Yisrael, y las profecías que hay sobre todo ello. Vivimos en una época en que podemos ver como muchas de estas profecías se han cumplido y se están cumpliendo. Yirmiahu (Jeremías) 16:14-15: He aquí pues que vendrán días, dice el Eterno, en que no se dirá más: “Vive el Eterno, que trajo a los hijos de Israel de la tierra de Egipto”, sino: “Vive el Eterno, que trajo a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todos los países adonde Él los llevó”, y los traeré de vuelta a la tierra que les di a sus padres.
En cada generación los judíos hemos revivido y recordado la liberación de nuestro pueblo del cautiverio en Egipto durante Pesaj y recitado diariamente en el Shemá de la mañana y de la noche, y llegará el día en que esto será desplazado por el evento más reciente, el retorno de los cautivos a Eretz, lo que confirma que los judíos serían cautivos y más tarde liberados. Este actual retorno eclipsará entre las naciones la liberación de Egipto. A través de su historia entera de más de tres mil trescientos años, la tierra de Israel nunca había sido dividida por potencias extranjeras. Ha sido conquistada por varias naciones, pero ninguna de ellas llegó a dividir la tierra. La temporal división perpetrada por los mismos israelitas de Eretz en el Reino de Yehudá (sur) y el Reino de Israel (norte), se producirá después de la muerte del rey Salomón en 928 antes EC (hace 2943 años). El rey Josías, de Yehudá (640-609 antes EC) [Divrei Hayamim II -Crónicas II-, capítulos 34 y 35] conseguirá la total independencia de Yehudá en el 12 año de su reinado (628/629) al estar Asiria corroída por disturbios internos.
Assurbanapal, rey de Asiria, asoció su trono a su hijo Sin-Shar-Ishkun en calidad de corregente, perdió el control efectivo del oeste y no estaba en situación de poder intervenir, por lo que Josías se movilizó para apoderarse de las provincias del Norte (Reino de Israel), vasallas de Asiria. Pero dado que estas provincias habían sido abandonadas por Asiria, no podían ofrecer gran resistencia. La reforma de Josías y vuelta a la Torá es la más completa de ambos reinos. En el pensamiento de los escritores bíblicos esto eclipsó tanto todos los demás hechos reales de Josías que prácticamente no cuentan ninguna otra cosa de él. [Melajim II –Reyes II-: capítulos 22 y 23]. Cuando Josías obtuvo el control del norte (Reino de Israel) llevó el cambio y vuelta a la Torá e hizo destruir el templo rival e idolátrico de Betel en Samaria y condenó a muerte a sus sacerdotes, cerró los santuarios dispersos por todo el Reino de Israel y centralizó todo el culto público en Yerushalayim. Josías culminó la anexión del Reino de Israel (el Norte) y dio expresión política al ideal de un Eretz libre y unido una vez más bajo el cetro de David.
Hace unos 2.700 años profetizó Yoel 4:1-2: Por cuanto he aquí que en aquellos días y en aquel tiempo, cuando hiciere retornar a los cautivos de Yehudá y Yerushalayim, reuniré a todas las naciones y las traeré al valle de Yehoshafat, y las he de juzgar allí, por Mi pueblo y por Mi herencia Israel, a quien esparcieron entre las naciones, y dividieron Mi tierra.
Todas las diversas potencias imperiales y coloniales que ocuparon Eretz les interesó mantenerla intacta, siempre integra. Esta división de Israel –que profetiza Yoel- no ocurrió ni bajo la ocupación árabe ni la otomana, pero se ha dado solamente en nuestros días. El Reino Unido había sido puesto a cargo de “Palestina” por las fuerzas aliadas que habían sido victoriosas en la Primera Guerra Mundial y que le dieron el Mandato por intermedio de La Liga de las Naciones para que esta tierra quedase como refugio para los judíos, quienes habían sido dispersados por todo el mundo, pero el Reino Unido la dividió, contraviniendo toda lógica y tradición.
Hace 2.500 años Zejariá -Zacarías- 12:2-3 profetizó: He aquí que haré que Yerushalayim sea una copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor, y sobre Yehudá también estará la batalla, en el sitio contra Yerushalayim. Y acontecerá en aquel día que haré de Yerushalayim una piedra de carga para todos los pueblos, todos los que la levanten de hecho quedarán lacerados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.”
El profeta Zejariá hace distinción de dos grupos: “todos los pueblos de alrededor contra Judá” y “todas las naciones de la tierra”. Estos grupos son identificados por dos profecías diferentes. Para el primer grupo Yerushalayim será “una copa de vértigo, que hará temblar” y para el segundo grupo Yerushalayim será “una piedra pesada”. El primer grupo son las naciones vecinas de Eretz, el segundo grupo es identificado como todas las naciones de la tierra que “se juntarán contra ella”.
[4] https://www.religionenlibertad.com/dhimmitud-noruega-60541.htm
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Muy buen informe.Excelente