El profesor Uri Nirm, cuarto de der. a izq., y el equipo de investigadores. Cortesía de la Universidad Bar-Ilan.
Una enzima constituye la base para tratamiento desarrollado en Israel.
Una enzima que generalmente se encuentra sólo en los espermatozoides es la misma que permite que las células cancerosas produzcan metástasis en todo el cuerpo, según un investigador que creó un compuesto sintético para desactivarla.
Cuando se produce la metástasis, o sea, las células cancerosas abandonan el tumor primario y extienden por otros órganos, éstas deben improvisar para sobrevivir y crecer en condiciones difíciles como, por ejemplo, la escasez de nutrientes básicos como glucosa. Una forma de lograrlo es reprogramando su sistema de generación de energía, dijo el profesor Uri Nir de la Universidad Bar-Ilan, en Ramat Gan, en el casco urbano de Tel Aviv.
Nir y su equipo identificaron una enzima llamada FerT en las mitocondrias generadoras de energía de las células cancerosas metastásicas. Cuando se propusieron desactivarlas en ratones de laboratorio, éstas se quedaron sin energía y murieron pronto. Cuando buscaron una enzima similar en las mitocondrias de otras células del cuerpo la encontraron sólo en las células espermáticas.
Nir especula que eso puede deberse a que los espermatozoides son las únicas células que deben sobrevivir y funcionar fuera del cuerpo del que provienen, así que en este sentido son similares a las metastásicas: ambas tienen la necesidad de generar energía en condiciones adversas.
“Una vez entran al útero femenino, donde carecen de suministro de sangre, producen y consumen enormes cantidades de energía en condiciones muy extremas o anormales”, dijo el profesor. “Hemos descubierto que las células cancerosas metastásicas buscan e identifican esta proteína, que se encuentra sólo en el esperma, aprenden cómo producirla y la aprovechaban para potenciar sus mitocondrias y producir energía en condiciones muy difíciles”.
Colapso total
Usando avanzadas técnicas químicas y robóticas, el equipo desarrolló un compuesto sintético, el E260, que puede administrarse por vía oral o por inyección.
Cuando se introduce en células metastásicas en cultivos de laboratorio o en ratones con tumor metastásico, el E260 entra a las mitocondrias y se junta a las enzimas FerT e inhibe su actividad, y causa un colapso completo de toda la “central eléctrica” mitocondrial.
Las células cancerosas metastásicas tratan, en realidad, de descomponerse y reconstruir luego las mitocondrias dañadas, pero consumen una enorme cantidad de energía en el proceso, según Nir.
“Hemos tratado a ratones con cáncer metastásico y el compuesto los curó completamente, sin ningún efecto adverso o tóxico que sepamos. También hemos podido examinar varias células normales y no están afectadas”, explicó. “Por lo tanto, el E260 es un nuevo agente contra el cáncer que fuerza el estrés metabólico y la consecuente muerte celular en las células cancerosas”.
Nir y el equipo planean realizar ensayos clínicos de Fase 1 en los próximos 18 meses.
La investigación fue publicada recientemente en la revista Nature Communications. Los autores son Nir y los biólogos Yoav Elkis, Moshe Cohen, Etai Yaffe, Shirly Satmary-Tusk, Tal Feldman, Elad Hikri, Ariel Feiglin, Yanay Ofran y Sally Shpungin, de la Universidad Bar-Ilan, y Abraham Nyska, de la Universidad de Tel Aviv.
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